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Recuerdos que encienden razones justas

Por estos días la familia de la camagüeyana Rebeca Andújar Rojas la encuentran registrando sus archivos y revolviendo en sus memorias. No ha perdido nada, mas quiere encontrar aquella resolución del Ministerio del Comercio Interior que en 1961 le dio el poder de ser la administradora de un centro comercial en una de las principales arterias agramontinas que sería nacionalizado.

 

Rebeca hojea la resolución del Ministerio del Comercio Interior que le otorgó el poder de ser la administradora del Potro Cubano, entidad que se nacionalizó.

 

Tampoco es que dude de su pasado, solo quiere apoyar sus recuerdos con el papel que le sirve de testigo de la honestidad de un proceso que se intenta desprestigiar con la activación del Título III, de la Ley Helms-Burton.

“Cuando triunfa la Revolución tenía 14 años – cuenta Rebeca – pero eso no me impidió incorporarme a las actividades que se hacían en los CDR, en la FMC y hasta participé en la Campaña de Alfabetización. Luego convocaron a las mujeres que aún no trabajábamos, como yo que estudiaba en la escuela profesional de comercio, para constituir los grupos que participaríamos en las intervenciones de los centros de comercio.

“Y así fue como acudí a la tienda el Potro Cubano, dedicada a la distribución de artículos de piel. Estaba nerviosa, pero tuvimos el apoyo de los trabajadores del centro, del joven miliciano que estaba en la puerta, de los miembros del sindicato que nos acompañaban. Nos entregaron la llave e inventariamos todo y se les pagó hasta el último centavo de lo que había al dueño. A partir de ese momento sería una tienda para el pueblo”.

Rebeca no tenía mucha experiencia, pero aprendió y se convirtió en la administradora de la entidad; y luego de otra; y de otra. Hasta que llegó a La Gran Antilla, local en el cual aún es la administradora.

El sector del comercio ha sido siempre su otro hogar, nunca se ha ido de allí, por eso quizás le molesta tanto lo que indica la Ley Helms- Burton. “Eso es de personas irracionales. Como vamos a permitir que cosas que pertenecieron a antiguos dueños vuelva a manos de esas personas; los dueños somos nosotros que hemos reparados las tiendas que son del pueblo, que hemos construido nuestra historia encima de esos espacios.

A sus 74 años quiere seguir trabajando, el comercio es su casa.

“Para mi esto es para mantenernos en jaque, lo que ellos no saben es que eso aumenta nuestra conciencia revolucionaria, nuestra actitud y nos guía a mejorar cada día más nuestro trabajo. El pueblo está con la Revolución”.

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