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En la galería Servando Cabrera: Iluminados diamantes de Bejarano

Agustín Bejarano volvió a irrumpir en la Bienal de La Habana1 con una de las mejores muestras colaterales entre las más de 200 exhibidas en esta edición del más importante encuentro de las artes visuales en Cuba, esta vez con Diamantes en la noche, aún abierta al público en la galería Servando Cabrera, de Playa (42 y 1ra, Miramar), a través de cuyas obras puede distinguirse el interés personal del artista por armonizar el presente con el pasado, por descubrir el tiempo actual a partir de remembranzas personales y familiares, amén de la historia, la cultura, y la filosofía, suerte de seducción que hace alrededor de un año igualmente distinguimos en su antológica exposición La Cámara del Eco, en el Centro de Artes Plásticas y Diseños, de Luz y Oficios, en La Habana Vieja.

Beja Inspiración 2018 técnica mixta sobre lienzo 126 x 166 cm.

El propio artista ha dicho que la génesis de la presente exhibición “está recogida en aproximadamente mil dibujos realizados en Estados Unidos entre los años 2012 y 2015. Diría que es una memoria condensada de tres años de experiencia a lo que he denominado La Beca, donde hallé la fuerza y la luz para con solo lápiz y papel, iluminar el camino de mi creación como si fueran diamantes en la noche. La misma contribuyó a mi superación como artista, padre y hombre. Lo que muestro ahora es una síntesis, un estudio pormenorizado  de esos apuntes”.

Con la sinceridad y astucia que le caracterizan, este maestro pintor y grabador, vuelve a dar fe de un arte eminentemente comprometido con su tiempo y, sobre todo, representativo —e igualmente extraído de esa inagotable fuente de inspiración— de valores de la sociedad cubana contemporánea, para en última instancia devenir “espacios por donde ve pasar —como en un filme— disímiles fragmentos de su vida objetiva y simbólica, reciente y pasada; en los que resulta optativa la determinación de colegir; en los que no le queda otra opción que ser él mismo, ajustado a los moldes de la trivialidad y la ilustración”, tal expresa el reconocido crítico David Mateo en las palabras del catálogo.

Diamantes… implica al espectador en una atrayente y mística atmósfera filosófico-metafísica recurrente en el peculiar estilo de este artífice, para clamar, con sutiles expresividades emocionales, que el gran pintor que deslumbró en la década de los años 90 del pasado siglo de nuevo está entre los primeros.

Mientras pasa el huracán 2018 técnica mixta sobre lienzo 126 x 166 cm

Los cuadros incluidos en esta selección son, según el artista, como tapices en blanco y negro. Introspección antropológica y crítica que alude a los decorados domésticos que proliferaron entre las clases media y la burguesía a partir de los primeros años del pasado siglo mediante el uso de determinados artículos traídos desde China, los cuales aún suelen encontrarse en los mercados de cualquier parte del mundo, aunque en muchos países —como el nuestro— nada o muy poco tuvieran que ver con la cultura local, pero quedan indelebles en las memorias colectivas e individuales.

Por supuesto, al concebir estas obras, Bejarano no pretende criticar el milenario legado asiático, sino por el contrario, reconoce la herencia que China, defensora a ultranza  de su identidad cultural, le ha dejado a la humanidad. Su intención es otra: “hacer evidente el stress que provoca el bombardeo de mundos confortables, vidas disipadas y futuros de un rosado dudoso en el que los medios de todo tipo convidan a vivir al hombre contemporáneo. Resulta apabullante el océano de fantasía de que se valen los medios para vender una vida artificial, bien lejos de la realidad, precariedades y abusiva intervención en los medios informativos sobre la vida humana en todos sus órdenes”.

En Diamantes… el espectador vuelve a encontrarse con ese diminuto personajillo que se ha hecho casi imprescindible en el quehacer pictórico de Bejarano. Se trata de una figura enigmática y serena que, desde diferentes posiciones, se erige como la conciencia que late desde el interior del cuadro para incitar a la meditación  en torno a determinadas ambientaciones hogareñas —platos, jarrones, impresiones, tapices…— en las que se utilizan diferentes tipos de especies animales, muchas veces acechantes y otras apacibles. Reflejo de un “mundo donde el hombre es el lobo del hombre, donde la tranquilidad y la seguridad son negociadas por fuerzas oscuras…”,  tal ha dicho este creador.

Pasión salvaje 2018 técnica mixta sobre lienzo 126 x 166 cm

Complementan la exposición otros trabajos que de cierta manera se mantienen en la misma cuerda icono-reflexiva, como los recreados en las bailarinas “clásicas” del célebre cabaret Tropicana, cuyos cuerpos aluden a las columnas y capiteles de la arquitectura exterior del edificio donde hoy radica el Centro Hispanoamericano de Cultura, en Malecón y Prado; las piezas en homenaje a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, con aguda carga expresiva; mientras que en otros se vale de la manipulación de determinados emblemas grecolatinos, como Venus y Poseidón, “en un último  ademán por salvar o rescatar el amor ante la encrucijada que depara el caos”.

Estas pinturas no enfrentan al observador a una travesía  de confusión y desorden, más bien en todas subyace “la alternativa del tiempo como terapia esperanzadora”, como si invocaran el cubanísimo refrán “al mal tiempo buena cara”, el cual se acentúa a través de  la sutileza de los colores (acrílicos sobre lienzo), sobrios y monocromáticos, enriquecidos por la acostumbrada laboriosidad de los trabajos y la narrativa implícita en los fondos, para devenir composiciones que abogan, según Bejarano, por la inteligencia humana.

1 En la 12ª Bienal de La Habana Bejarano exhibió la muestra Viaje al Paraíso, en el Parque Histórico Militar Morro Cabaña (bóveda K-7), como parte del suntuoso proyecto Zona Franca, concebido para ese espacio.

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