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Trump, el elefante sobre un techo de cristal

A diferencia de Midas, rey de Frigia, personaje de la mitología griega que poseía la habilidad de convertir en oro todo lo que tocara, el prepotente, soberbio e impredecible presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene la de transformar en una llama incandescente los asuntos de Estado en los que pone sus manos.

Foto: ABC News

Ningún otro de los mandatarios que le antecedieron en la Casa Blanca acumuló en tan breve espacio de tiempo tantos conflictos, tensiones y desavenencias, como los que han enajenado las relaciones bilaterales con Rusia, China, Irán, Turquía, México, o con sus propios aliados de la Unión Europea, objetos de severas sanciones económicas y políticas por parte de su Administración y el equipo de halcones y ultraderechistas que la integran.

Por obra y gracia la amoral política exterior del actual Gobierno norteamericano, sustentada en la impúdica doctrina Monroe, Cuba, Venezuela y Nicaragua, fueron convertidas, sin otro fundamento, en una “problema para la seguridad de Estados Unidos” y en favorecedoras de la subversión y el terrorismo en el Continente.

Contra ellas se ensañan las ilegales y extraterritoriales tentáculos de las sanciones económicas de la Ley Helms-Burton, haciendo más severo el bloqueo económico, financiero y comercial a la Mayor de las Antillas, las amenazas de intervención militar yanqui en Venezuela o el derrocamiento del Gobierno Sandinista.

Sin embargo ha fortalecido su alianza con los Gobiernos de corte neoliberal y derechistas de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Colombia, país este último donde tienen asientos 7 bases militares estadounidenses.

Desde su arribo al poder, un largo número de dislates  desaguisados y errores políticos han presidido las torpes acciones del 45 presidente de EE.UU. que van desde su obsesiva persecución a miles de inmigrantes indocumentados centroamericanos, su expulsión e inhumana separación familiar, la reducción de los programas nacionales de seguridad social, hasta resucitar los lúgubres tiempos de la Guerra Fría.

Su unilateral salida del Acuerdo de París sobre el cambio climático, la renuncia a la membresía de la UNESCO, el abandono del Pacto Nuclear con Irán, Rusia, China, el Reino Unido y Alemania y la retirada del EE.UU. del  Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio hacen previsible una nueva y desenfrenada carrera armamentista.

La guerra económica y de aranceles desatada contra China, Rusia, Irán, incluidas Canadá y demás potencias occidentales, han acelerado la espiral de las confrontaciones y amenazas a la seguridad y estabilidad internacionales.

Todo ello en medio del mayor involucramiento de las tropas norteamericanas en la guerra de Afganistán y en las agresiones a Siria, Irak y Yemen.

En tan candentes y hostiles circunstancias para la preservación de la paz mundial, Donald Trump arremete ahora peligrosamente contra la economía iraní, al eliminar las excepciones que Washington mantenía sobre 8 de los principales consumidores del petróleo persa: China, Corea del Sur, Grecia, India, Italia, Japón, Taiwán y Turquía, prometiendo que serán sustituido con las ventas del petróleo de Arabia Saudita.

Medida arbitraria y violatoria de las normas del libre comercio, que arrecia el bloqueo contra Teherán, causándole mayores dificultades financieras.

Previo a esta nueva y grave provocación al Gobierno de Teherán, Estados Unidos impuso sanciones a 700 empresas persas, incluyendo los principales bancos, exportadores del crudo y empresas navieras, para lograr que ningún país del adquiera el petróleo de la República Islámica de Irán.

La pronta y enérgica respuesta de los líderes iraníes ha dejado bien claro que no permanecerá impasible ante la agresión  norteamericana a su economía dependiente mayoritariamente  de los ingresos por la venta de hidrocarburo.

En recientes declaraciones del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Mohamed Hosein Baqueri, advirtió que podrían cerrar el paso a los buques extranjeros que transportan petróleo a través del Estrecho de Ormuz, si no se le permite a Teherán exportar el de la República Islámica.

Así las  cosas, quedan como expectativa poco esperanzadora los próximos pasos que dará Donal Trump en el camino de su pretendida reelección para aliviar las tensiones que mantienen en vilo a la comunidad internacional, por los desafueros de las decisiones de un presidente, que como señala el politólogo norteamericano, Noam Chomsky es el resultado del miedo y de una sociedad quebrada por el neoliberalismo.

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