Hacer una Clínica de Béisbol parece un acto sencillo y mínimo, pero entroniza valores, conocimientos y esperanza que solo quienes lo viven y el tiempo se encargan de demostrar cuánto significó ese momento. Este 4 de abril del 2019, los campeones del 2025 en adelante pisaron, jugaron y entrenaron por vez primera en el estadio Latinoamericano. Y no fue un sueño.
Las categorías 9-10 y 11-12 años de todos los municipios de la capital se repartieron el terreno en más de 15 pedazos. Sus entrenadores, mentores o guías dejaron de ser por dos horas sus abnegados profesores de todos los días para darle espacio a Pedro Medina, Rodolfo Puentes, Luis Ignacio González, Pedro Luis Lazo, Javier Gálvez, Juan de Dios Peña, Andrés Ayón, Abdel Quintana, Irait Chirino, el Yayo Linares y Rey Vicente Anglada.
Y como se trataba de una Clínica para aprender, compartir y enseñar a amar el béisbol se sumaron cinco de los integrantes de la actual selección nacional que partirá hacia la altura mexicana este domingo. Frank Camilo Morejón se encargó de la receptoría, Yoelkis Céspedes de los jardineros, Yousimar Cousín de los lanzadores, y César Prieto y Jorge Enrique Alomá de los torpederos.
Una y otra vez vimos a los niños realizar los movimientos básicos en cada posición, mejorar el swing con la explicación precisa, agarrar correctamente la bola para cada envío, tirar con exactitud a la base correcta y fildear con las dos manos sin apresurarse. Diversión y conocimientos, juego y pasión, respeto y admiración. Preguntas y repeticiones. Béisbol y más béisbol.
Desde las gradas cientos de padres grababan el espectáculo cual juego de una final soñada. Muchos de sus hijos, con trajes, spike y guantes jamás habían corrido sobre el verde del Latino. Y muchos menos subirse en el box, agacharse en el home o dar una conexión con su bate de aluminio. Fotos, grabaciones y una emoción total parecía embriagarlos a ellos, tanto o más que a sus pequeños.
Ni la persistente llovizna que duró el tiempo de la Clínica (una hora) frenó el ambiente festivo. Cuando parecía que todo había terminado, una competencia de habilidades devolvió más alma, gritos, deseos y manos levantadas para ser escogido. Las carreras de home a primera y la vuelta al cuadro se robaron el show, a lo cual le siguió una rifa, cientos de autógrafos y un aplauso gigante para el proyecto Béisbol de Siempre, coauspiciador de esta idea, agradecida desde su concepción, más allá de la oportuna fecha del 4 de abril, el día más joven del almanaque para niños, adolescentes y jóvenes cubanos.
De regreso a las gradas, de vuelta a las casas, varios campeones del 2025 enseñaban como trofeo el consejo dado por Frank Camilo, Alomá o Cousín. “Papá, yo voy a ser mejor que ellos”, le dijo Yunier en la puerta del estadio con la confianza ingenua que todo niño tiene hacia el futuro y sin ningún vestigio de petulancia. Sonrisas, abrazos, una mochila al hombro para guardar guante, pelota y bate. Fue un día feliz para el béisbol capitalino. Multiplicar estas Clínicas en el país despeja el camino hacia la pregunta más importante que Yunier le hizo a su padre: “¿Y cuándo venimos de nuevo al estadio?
