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Lázaro Peña: su obra vive y perdura

Al movimiento sindical cubano consagró toda su acción y pensamiento. Talento político, hombradía y un liderazgo por naturaleza fueron una sólida cohesión en la ejemplar vida de Lázaro Peña González,  cuya desaparición  física, hace 45 años, fue recordada en la mañana de este lunes  con  una peregrinación hasta su tumba en la Necrópolis de Colón,  en La Habana.

Aila y Lázaro, hijos del Capitán de la clase obrera cubana, encabezaron el homenaje. Foto: Agustín Borrego Torres

 

Carmen Rosa López Rodríguez, segunda secretaria de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y los hijos del inolvidable Capitán de la clase obrera,  Aila y Lázaro, encabezaron la peregrinación ante el panteón las Fuerzas Armadas  Revolucionarias, donde fue depositada una ofrenda floral.

“No hay que decir tu nombre para nombrarte siempre”, expresa una estrofa del poema Lázaro de los pobres, del poeta cubano Jesús Orta Ruíz (El Indio Naborí) declamado por Liurba Calzada Linares, funcionaria del departamento de capacitación de la CTC, tras el pase de lista a los mártires del movimiento sindical cubano.

Con flores en sus manos y en solemne homenaje, miembros del secretariado de esa organización, dirigentes de Sindicatos Nacionales y una numerosa representación de trabajadores habaneros rindieron tributo al destacado líder proletario fallecido el 11 de marzo de 1974.

A Lázaro hay que recordarlo vivo, con su pensamiento hondo, iluminado de ideas exactas y desde la altura de la gran obra unitaria que impulsó y fundó nuestra central sindical, expresó Consuelo Baeza Martín, integrante del secretariado de la CTC, en las palabras centrales del acto.

Miembros del secretariado de la CTC, dirigentes de los Sindicatos Nacionales y una numerosa representación de trabajadores habaneros rindieron tributo al destacado líder proletario fallecido el 11 de marzo de 1974. Foto: Agustín Borrego Torres

 

“Hombre real y útil, comprometido con su tiempo, un gran cubano de inteligencia natural en la que sustentó siempre su acción, quien en muchas ocasiones puso en peligro su integridad personal por defender la causa de los trabajadores”, recordó.

Su intenso batallar -agregó- por las reivindicaciones de sus hermanos de clase comenzó desde muy joven como líder sindical. Nació el 29 de mayo de 1911, hijo de un humilde zapatero y una despalilladora, negro, pobre que por sus méritos se convirtió en un dirigente maduro y respetado de la Federación Sindical Mundial

Siempre estuvo orgulloso de ser tabaquero y fue en las filas de ese sector en que se inició como sindicalista; con 28 años de edad era el líder indiscutible de la entonces Confederación de Trabajadores de Cuba, devenida años después en nuestra Central de Trabajadores de Cuba.

Sensibilidad humana e incansable defensor de los valores nacionales, fue el XIII Congreso de la CTC su última gran obra; a pesar del deterioro progresivo de su salud no dejó de consagrarse a las tareas inherentes a sus responsabilidades, lo cual hizo hasta el último aliento de su vida, subrayó Baeza Martín.

A Lázaro hay que recordarlo vivo, con su pensamiento hondo, iluminado de ideas exactas y desde la altura de la gran obra unitaria que impulsó y fundó nuestra central sindical, expresó Consuelo Baeza Martín, integrante del secretariado de la CTC, en las palabras centrales del acto. Foto: Foto: Agustín Borrego Torres

 

El Capitán de la clase obrera cubana ha sido recordado con fervor durante el proceso orgánico al XXI Congreso de la CTC; hemos destacado su pensamiento político, económico y sindical, ese que promovió en las tesis del XIII Congreso y que hoy se retoman acorde con estos tiempos que vive el país, precisó.

“El homenaje a Lázaro Peña González es perenne, porque su obra vive y perdura. Su legado es ímpetu para la continuidad de desde la unidad conquistada, es compromiso irrenunciable”, subrayó.

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