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Una campaña por la ciudad que vivo

A punto de cumplir 505 años de fundada; a punto de exhibir sus mejores galas como una de las primeras siete villas creada por los españoles, Camagüey cambia, se transforma: retoca instalaciones, construye nuevos espacios culturales y recreativos, remoza otros.

Apelar al uso de carteles para generar conciencia es una de las alternativas de la campaña. Foto: Gretel Díaz Montalvo

La ciudad se embellece y rejuvenece, sin olvidar sus tradiciones. Pero a pesar de los esfuerzos de muchos, una ola de indisciplinas sociales, de comportamientos inadecuados anunciaban la necesidad de hacer algo, de “recodar” el valor de estas tierras, de su historia para que no hubiese ninguna posibilidad de perderlas.

La Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) había detectado esos puntos grises. Fue por ello, que junto a las máximas autoridades del territorio, se “cocinó” una campaña comunicativa que contribuyera a elevar el nivel de educación, que mitigara las indisciplinas sociales y que incrementara la civilidad.

Una campaña, miles de ideas

Ciudad que vivo ciudad que soy, fue el nombre con el que se lanzó esta campaña el 11 de mayo del 2018; justo el día en el que se cumplían 145 años de la muerte de Ignacio Agramonte, El Mayor.

Jessica Castillo Nápoles, especialista de comunicación de la OHCC, es una de las tantas personas que diseñaron la campaña. “Durante el año de duración intentaremos mitigar los malos comportamientos a partir del incremento de la civilidad y urbanidad de la ciudad. Lo dirigimos a toda la población, a los organismos estatales o no, a todo el que vive en Camagüey y está convocado a cuidar la ciudad y debe tener maneras adecuadas, no solo en el orden práctico, sino en la forma de ser y convivir.

“Ya las personas transitaban con vehículos por calles peatonales, se conocían historias de vandalismo, se sentía mucho ruido. Es cierto que esas problemáticas no se resuelven en tan poco tiempo, pero al menos estamos dando los primeros pasos, para, desde la educación, transformar”.

Para cumplir con su objetivo dividieron la campaña en varias etapas, con una inicial que informaba de qué iba desde los medios de comunicación. Ahora, casi a punto de concluir, busca rediseñar la imagen de su mensaje para que la celebración del 505 aniversario de la ciudad sea con una conciencia de protección.

“El cambio visual busca, entre otras cosas, no saturar a las personas y atraer a otros públicos —continúa explicando Castillo Nápoles—. Entre las novedades sobresale el trabajo con estudiantes de la Universidad de Camagüey y la Unión de Informáticos en la creación de aplicaciones para móviles con contenidos generales de la campaña que sean útiles y de interés. Los que accedan podrán jugar, realizar visitas virtuales a edificaciones del centro histórico, así como descargar información sobre temas históricos, muy útiles para los trabajos de escuelas. Y se incluirá también un resumen del reglamento para construir en el área patrimonial.

“Otra de las ideas que se ‘cocina’ es para los más pequeños, quienes disfrutarán de un juego para móvil sobre la ciudad a partir de uno de los textos del sello Editorial Lugareño”.

La campaña se ve en vallas, en vitrinas, en ropas, se escucha en la radio y hasta en un espectáculo artístico del conjunto Arlequín, que, desde la analogía de la ciudad como una abuela, invita a cuidarla. Aun cuando la campaña concluya, sus contenidos se deben seguir divulgando. Muchas personas ya lo han ido interiorizando, pero les toca a todos, no solo a los comunicadores y especialistas, generar esa conciencia, enaltecer ese orgullo por el legado cultural. Camagüey cumple sus 505, y se embellece y cambia a pasos agigantados, pero que no sea cada 5 años que se acuerden de la villa; y eso es lo que quiere la campaña, que hagamos hoy por la ciudad que queremos vivir siempre.

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