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Las lágrimas de las últimas horas

Loyda Pérez López, como una de los tantos médicos cubanos que aún se encuentra en territorio brasileño, vive días de sentimientos encontrados, cargados de lágrimas. Siente alegría porque pronto verá a los suyos en el municipio de Vertientes en Camagüey, a su niña, pero la preocupación por sus pacientes no se le sale del pecho. Y es que lleva alrededor de un año y cinco meses en el municipio de Ortigueira en el estado de Paraná; ese pueblo es como su familia.

“Muchos llegan, a todas horas, a verme y a preguntarme que qué será de ellos sin los médicos cubanos. Y yo sin respuestas, sin poder garantizarle nada y completamente segura de que la situación de salud para ellos se tornará difícil”, alega Loyda, especialista en medicina general integral.

“Son días convulsos, de toma de decisiones rápidas – continúa explicando –, pero la población me está dando muchas muestras de cariño y agradece lo que hacemos.

“Desde que llegamos fuimos muy bien acogidos por el secretario de salud, las autoridades y la población que ya estaba acostumbrada a los médicos cubanos. Los pacientes son  mayoritariamente analfabetos o con muy bajo nivel escolar, pero personas maravillosas, humildes y con necesidad de atención porque no son de los que pueden pagar un médico particular o tener un plan de salud.

“Y por eso, porque sabemos que somos útiles aquí, la noticia fue un impacto enorme. La situación política del país, la elección del nuevo presidente que no aprueba la participación de nosotros los médicos cubanos en el programa Mais Médicos ya nos había anunciado que podría suceder cualquier cosa. Son días de mucha firmeza y si la decisión fue la de regresar, pues yo vuelvo a Cuba.

“Fuimos humillados y si nuestra medicina es reconocida y necesitada en todo el mundo, ¿por qué aceptar esa sarta de mentiras?”

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