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¡Que el sindicato funcione bien!

“A veces uno oye decir en los pasillos, ¿y pa´ qué sirve el sindicato?”, con esa expresión, los trabajadores de la UEB Industria y Comercialización del Arroz Camagüeycito, en Las Tunas, rompieron el hielo e iniciaron el análisis del documento Bases para el Fortalecimiento de la Misión del Movimiento Sindical Cubano, integrado al proceso orgánico del XXI Congreso de la CTC.

Foto: Ángel Chimeno Pérez

La inmensa mayoría de sus 49 integrantes son de procedencia campesina, gente humilde y entregada al trabajo, pero cerca de cuatro años estuvieron dispersos porque el secadero dejó de funcionar por el deterioro de su tecnología y a todas luces la organización perdió ímpetu.

Sin embargo, y para alegría de todos, después de una reparación capital el secadero reinició hace unos días las operaciones industriales y esta reunión les vino como “anillo al dedo”.

Ellos saben que el 80 por ciento del arroz que produce la provincia de Las Tunas es cultivado en esta zona y su responsabilidad en la tarea, cuyo cumplimiento exitoso depende de la unidad del colectivo, de su conducción inteligente y motivadora, y conocen, también, cuánto puede aportar la organización sindical a esos retos.

Entre los asistentes es consenso de que si el sindicato anda mal es difícil, cuando no imposible, edificar un entorno laboral acogedor y alcanzar las metas productivas, que en su caso son decisivas para contribuir a la sustitución de importaciones de un alimento tradicional para los cubanos, cuyos precios crecen en el mercado internacional.

Expresaron la convicción de que hacen falta dirigentes sindicales capaces de organizar, motivar y representar bien a los afiliados, que defienda sus derechos y demande el cumplimiento de sus deberes,  y sea exigente con la administración en el respeto y apoyo a las actividades de la organización.

“Pero eso, apostillaron, se gana con liderazgo, y esos líderes están en el colectivo; sin embargo, en ocasiones rehúyen ocupar cargos y no siempre son los más idóneos quienes asumen el rol.”

Abogaron por una mayor presencia y actuación del sindicato en la confección de los planes y presupuestos, y en acciones como acercarles la venta de productos (detergente, champú y otros de aseo personal) que habitualmente expende la tienda de estímulos ubicada en la empresa, distante a más de 70 kilómetros de su instalación.

De igual forma reclamaron un diagnóstico de cada área  para que los medios de protección individual se ajusten a los requerimientos de las labores específicas; y, que la ropa y los zapatos se expendan en su unidad, como hacían hasta el 2015, y no por encargo que provoca desajustes en las tallas y no resuelve problema alguno.

En la UEB Industria y Comercialización del Arroz Camagüeycito, perteneciente a la Empresa Agroindustrial de Granos Las Tunas, hay convencimiento de lo imprescindible que resulta el sindicato, pero eso sí, “¡un sindicato que funciones bien!”

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