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SECCIÓN UNA CHARLA: Leyanet en la silla de jueza

Barranquilla.— Dentro de los 73 árbitros o jueces cubanos que trabajan por estos días en la cita regional, pocos archivan el antecedente de haber sido campeona y ahora estar impartiendo justicia. Con uno de ellos, Leyanet González, conversamos en el Centro de Convenciones Puerta de Oro, donde la gimnasia artística va escribiendo páginas de triunfo e historia.

Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

La múltiple ganadora de preseas en citas regionales (tres oros seis platas y un bronce) ha sido invitada como jueza para calificar el evento de manos libres en el concurso por equipos, all around y en la final por aparatos. Junto a ella, en representación de nuestra delegación, están también las experimentadas Orisel Martínez y Zoila González.

“A este mundo del arbitraje llegué siendo atleta, cuando en el período de lactancia de mi primer hijo tuve la posibilidad de pasar un curso. Ya en el 2001 era jueza internacional”, recuerda González, que tiene en su palmarés de evaluadora tres Juegos Panamericanos (2007, 2011 y 2015), un campeonato mundial (2017) y varios eventos internacionales, válido para ostentar la categoría 2 en esta complicada labor.

Por supuesto, en un deporte de apreciación como este se habla mucho de injusticas y de no pocos arreglos por detrás del telón. Para Leyanet, el deber esencial es juzgar de manera imparcial, aunque reconoce que siempre tienes la tentación de favorecer a los gimnastas de tu país. “En mi caso, y hablo por las tres que estamos aquí, marcamos una línea de rigor igualitaria, que mantenemos desde la primera hasta la última que sale, sea o no de Cuba”.

No obstante, admite que fuera de la competencia existe la comunicación y relación interpersonal con otros jueces. “Y quieras o no, en un momento crucial de la competencia, si no dejas a un lado esa amistad puedes perjudicar a un atleta y una décima en este deporte marca una medalla y hasta un título”, comenta.

Acerca de los constantes exámenes de rigor para mantener la categoría, la cubana coincide en que el hecho de haber sido gimnasta le ha favorecido, pues interpreta de una manera muy cómoda los nuevos códigos o sistemas de calificación. “Pero sí se han endurecido las pruebas y eso obliga a estar siempre estudiando porque puedes perder el nivel con mucha facilidad”.

Un sueño le ronda de cara a los próximos años: estar como jueza en unos Juegos Olímpicos, a los cuales asistió como deportista. No existe todavía la explicación de cómo serán seleccionados para Tokío 2020 pues eso lo decide la Federación Internacional. “Sí estoy convencida que dependerá mucho de la calidad con que hagamos nuestro trabajo en cada torneo. No lo veo imposible”.

Finalmente, Leyanet no pudo dejar de referirse al triunfo histórico del equipo femenino este fin de semana. “Lo disfruté como si fuera yo quien estuviera saltando o brincando, pues ese resultó el último oro que alcancé en estos Juegos, allá por Ponce 1993. Y juro que califiqué lo que se ganaron, ni una décima de más”.

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