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¿Por qué insistir en la soberanía de Puerto Rico?

Crecimos, pero pa’ que otro se aproveche/ Somos un pueblo con dientes de leche/ Los hijos del trabajo sin merienda/ La limonada para el capataz de la hacienda.

Todo lo que sobrevive/ Somos la caña fermentada del Caribe/ Pero aunque la historia nos azota/ Somos como una botella de vidrio que flota.

Así pone en versos la realidad de su patria el músico puertorriqueño René Pérez, más conocido como Residente, en el emotivo tema Hijos Del cañaveral, incluido en su primer álbum en solitario, resultado de un recorrido por Siberia, China, Europa y África en busca de sus raíces.

En respaldo a la reunión que tendrá lugar hoy en la ONU para reclamar la descolonización de Puerto Rico, se efectuará la 5ta. Marcha Oscar–Mandela en las calles de Nueva York. En la imagen, puertorriqueños residentes en los Estados Unidos se movilizaron por la independencia de su país el 11 de junio del pasado año. Foto: AFP

El vocalista de Calle 13 ha declarado su postura independentista en más de una ocasión, pues considera que su tierra merece salir del estatus actual, a medio camino entre la autonomía y la subordinación a los Estados Unidos. La condición de Estado Libre Asociado limita a su pueblo en la toma de decisiones para atender sus graves problemas económicos y sociales, y al mismo tiempo, le priva de recibir protecciones iguales a las de los estados federados.

La demanda de la soberanía de Puerto Rico se ha elevado desde hace décadas en diferentes ámbitos. Precisamente este lunes tendrá lugar la vista anual para la descolonización de la isla en el Comité de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que se encarga del asunto; un espacio donde ya suman 36 los proyectos de resoluciones sobre el caso boricua que Cuba presenta con éxito.

En la última sesión de ese foro internacional participó el luchador Oscar López Rivera, quien fuera liberado en mayo del 2017 luego de permanecer casi 36 años en cárceles estadounidenses, por denunciar el dominio colonial impuesto a su pueblo durante más de un siglo.

Los reclamos que se plantean en el mecanismo de la ONU tienen que ver con el reconocimiento de que el territorio insular “constituye una nación latinoamericana y caribeña con su propia e inconfundible identidad nacional”. Sobre esto también se ha pronunciado la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en sus más recientes cumbres, donde ha enfatizado su compromiso  a seguir trabajando en el marco del Derecho Internacional, y en particular, de la Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para lograr que la región sea libre del colonialismo y las colonias.

Insistir en ello no es casual. Si se repasa la situación del pueblo puertorriqueño se descubre una crisis profunda que llevó a su Gobierno a declararse en bancarrota. Como respuesta a la deuda —de más de 70 mil millones de dólares— el Congreso de Washington activó una Junta de Supervisión Fiscal para ejercer plenos poderes sobre los funcionarios ejecutivos y legislativos electos en el Estado caribeño.

Sin embargo, la solución parece estar lejos. El rostro más visible del desamparo estadounidense a ese país se ha podido ver tras el paso de los huracanes Irma y María, que dejaron miles de fallecidos y cuantiosas pérdidas en materia de infraestructura, servicios de salud, educación, sanidad, energía y telecomunicaciones. La imagen del mandatario norteamericano Donald Trump lanzando papel higiénico a los vecinos afectados por esos eventos meteorológicos en el municipio de Guaynabo, ha mostrado la “importancia” que el magnate le concede a los boricuas.

De acuerdo con un análisis del diario El Nuevo Día, el Gobierno federal ha aprobado alrededor de un tercio de la asistencia que las autoridades electas de Puerto Rico consideran necesarias para la recuperación y reconstrucción. Nueve meses después de los ciclones, solo una pequeña parte de los fondos ha sido desembolsada.

Este año la isla espera cerrar con un saldo negativo en su presupuesto de 3 mil 400 millones de dólares, un déficit que no resolverá hasta el 2022, según reseña The New York Times.

En medio de ese complejo panorama, persisten voces que consideran impostergable la lucha por la soberanía y, junto al Residente, exigen: Hay que soltar los barcos del muelle/ Esta carreta ya se mueve sin bueyes// Al colono lo bajaremos del trono/ Pa’ que nuestra bandera cante en un solo tono.

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