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El Che estuvo en Guayabal

En el poblado costero de Guayabal, en el sureño municipio de Amancio,  los primeros signos de progreso están íntimamente ligados al pensamiento y a la acción del Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara en los años siguientes al triunfo de la Revolución.

Oscar Menéndez Pérez, trabajador portuario, recuerda al Che. Foto: Jorge Pérez Cruz

Oscar Menéndez Pérez, trabajador portuario de aquella época y por más de 40 años, devenido por vocación historiador de ese místico paraje en la nororiental provincia de Las Tunas,  así lo recuerda:

“El  Comandante Ernesto Che Guevara,  a la sazón ministro de Industrias, visitó en 1960 el lugar donde los norteamericanos habían dejado inconclusa una terminal de azúcar a granel y tomó la decisión de concluir la obra.   En 1961 retornó a estos predios para conocer cómo andaban las cosas.

“Al principio hubo escépticos, pues la puesta en  marcha de esa planta amenazaba con dejar cesantes a 300 braceros, esa era la decisión de la empresa yanqui; pero, las concepciones del nuevo sistema social que emergía desterraron los recelos.

“El Che explicó las ventajas de esas innovaciones, les trasmitió confianza a los trabajadores, y argumentó los objetivos que sustentaban esas proyecciones. También aseguró que nadie quedaría desamparado.

“Y en 1962 fue la inauguración de la primera terminal de azúcar a granel del país, la cual  lleva el nombre de un yate insignia Granma, y en vez de despidos, surgieron otros puestos de labor, se organizó la pesca, se ampliaron los servicios de todo tipo…

“Ese mismo año, por indicaciones suyas, 18 jóvenes de Guayabal fueron enviados  a Camagüey a estudiar varias especialidades técnicas: electricistas, soldadores, carpinteros ebanistas, “porque, insistió, en la necesidad de tecnificar el país y su industrialización”.

Cuenta que en una de sus visitas Martín Martínez, uno de los vecinos le pidió que pusieran agua, y que el Che en forma jocosa le respondió: “Como que me piden agua, y yo casi no puedo entrar aquí porque todo esto está rodeado de agua”. “Los presente rieron y rectificaron ´No Comandante, es agua potable”, rememora Oscar.

En 1962 fue inaugurado el acueducto local y llegó la electricidad a ese poblado costero. “Una promesa del Che cumplida”, remarca.

“Antes de 1959 aquí no había agua potable, ni corriente eléctrica, ni carretera, ni médico. Este era un sitio de portuarios, donde  los de mayor suerte tenían trabajo tres meses al año en la exportación de azúcar por el viejo espigón, y el resto del tiempo, junto a los pescadores se hacían a la mar en busca del sustento familiar  colmados de avatares y penurias para unos y para otros.”

Pero ese fue solo el principio, pues en la actualidad el Estado cubano lidera amplios proyectos de atención a las zonas costeras que van, poco a poco, transformando el nivel de vida de sus moradores.

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