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Bayamo es la patria

En la obra de Abel Guerrero Castro Bayamo es un tema recurrente. A su mirada de poeta, compositor musical, escritor y asesor de programas de radio no escapa lo que respalda a una urbe acompañada de epítetos: ciudad del Himno, de los coches, Antorcha, Crisol, Cuna de la Nacionalidad Cubana y, por tanto, Ciudad Monumento Nacional.

Abel habla orgulloso de los hijos de Bayamo, entre ellos José Joaquín Palma, destacado patriota y compositor, además, del Himno Nacional de Guatemala. Foto: La Demajagua digital

El mutipremiado intelectual relata cómo desde sus inicios en el ámbito cultural supo apreciar una especie de halo que acompaña la capital granmense:

“Vi a Bayamo de una forma distinta; no con el romanticismo con que la veía antes, sino con más profundidad. Es para mí una inclinación pensar en su historia, en qué ha sido, cómo ha seguido y de la manera que es ahora.

“También me detengo en observar a sus habitantes, para interiorizar las características del bayamés, al tiempo que admiro la belleza de las mujeres.

“Desde mi comienzo como profesional tuve esta sagacidad, atrevimiento, o quizás visión, y todo, de conjunto, me fue mostrando el camino y disciplinando como artista. Creo que igualmente ha marcado a las personas que creamos aquí, en este lugar”.

Sobre lo que significa para el vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), en Granma, realizar su vida personal y creativa en la segunda villa fundada por españoles, y que considera su ciudad, reveló:

“Vivir en Bayamo es un compromiso, no solo con esta porción del país sino con la patria entera. Esto va más allá de un regionalismo insulso porque es, sencillamente, una especie de honor, de misión, de comportarnos y de tener cierta aptitud para que el país lo vea como lo que ha sido siempre: el lugar donde se acrisoló la nacionalidad cubana, por lo que hay que ser consecuentes con eso.

“Bayamo para mí es la vida, un gran amor y una misión cotidiana en cuanto a mi quehacer, lo cual realizo con mucho respeto”.

Hablar de la otrora villa de San Salvador le dirige irremisiblemente a uno de sus hijos más arraigado y prominente: Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria.

“Creo que aún no hemos hecho todo lo que podemos para realzar su figura, y en ese sentido tenemos una gran deuda. Este patricio es sin dudas uno de los hombres cumbres de nuestra historia. A él hay que acudir siempre que se hable de patriotismo, honor, valor, cultura y altruismo.

“Yo tengo dos personajes que me acompañan siempre, uno es de ficción y el otro real: el Quijote y Céspedes”.

Por su disímil impronta Abel Guerrero Castro ha sido galardonado en diferentes certámenes y merecedor de importantes reconocimientos. Quizás uno de los más sentidos fue el Premio al Mérito Literario José Joaquín Palma, en el 2017, que otorgan la Uneac, la República de Guatemala, la orquesta Original de Manzanillo y el Sectorial de Cultura en Granma, a destacadas figuras del mundo de las letras que mantienen una labor destacada y permanente en el territorio.

Entre sus publicaciones cuentan los libros de poesía infantil Fruta de fuego (1991), Con las nubes de almohada (2000), y Papá, me compras un mar (2006).

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