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Producir en armonía con la naturaleza

La cosecha de malanga, después de la papa, es una de las mayores de la CPA. Foto: Agustín Borrego Torres
La cosecha de malanga, después de la papa, es una de las mayores de la CPA. Foto: Agustín Borrego Torres

El contraste entre el color rojizo de la tierra y el verde de los cultivos convierte a Güira de Melena en un lugar pintoresco, donde florece la cultura agrícola y se advierte la prosperidad de sus habitantes. Para cualquier neófito observador es reconocible la existencia de cultivos perfectos, que se logran con un suelo bien preparado, surcos alineados y plantas que crecen parejas, sin vacíos en el terreno. Esas combinaciones hacen de este municipio uno de los más productivos de la agricultura cubana.

Y esta es la razón fundamental para que la provincia de Artemisa, ganadora de la emulación integral por el Día del Campesino, decidiera realizar en la zona de El Gabriel, donde confluyen varias cooperativas que son altas productoras de alimentos, el acto nacional que celebra el aniversario 59 de la firma de la Primera Ley de Reforma Agraria. Artemisa sobresale por el sostenido crecimiento de los indicadores productivos, el buen funcionamiento orgánico de sus cooperativas, la labor comunitaria y los aportes a las obras sociales.

Otras provincias fueron destacadas por el trabajo desplegado en el 2017, como son Cienfuegos, Matanzas, Santiago de Cuba, Camagüey y Pinar del Río, mientras Mayabeque, Villa Clara y La Habana obtuvieron reconocimientos del Buró Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap).

Cuidar el medio ambiente

La agricultura moderna respeta la convivencia con el medio ambiente; han ido pasando los momentos de la revolución verde donde los campos se inundaban de productos químicos para lograr mayores pariciones, lo que conllevaba un perjuicio para la salud.

Las crisis económicas también pusieron su parte para que los agricultores pensaran en cómo producir con menos insumos inorgánicos. Surgieron los medios biológicos, la aplicación de materia orgánica, el policultivo, el laboreo mínimo y otras técnicas, varias heredadas de las generaciones pretéritas y otras más nuevas, que han resultado óptimas para lograr producciones en armonía con la naturaleza.

Este es el enfoque que le da el ingeniero Carlos Manuel Márquez, presidente de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Amistad Cuba-Países Nórdicos, de Güira de Melena, al presente y al futuro de la sostenibilidad agrícola no obstante la reducción considerable de las cosechas desde los tiempos de las novedosas tecnologías del plátano con microjet y la introducción del riego eléctrico: de 300 mil quintales de viandas, hortalizas y granos en la década de los 80 a los 110 mil acopiados en el 2017.

Apurados por la lluvia que amenazaba recorrimos los predios de la CPA donde están en cosecha los campos de malanga, algunos de boniato, yuca y otros cultivos. Los campesinos agilizan el llenado de las carretas mientras los operadores de tractores preparan tierras para las siembras de la campaña de primavera.

La nostalgia por los inmensos platanales de esta cooperativa provoca una respuesta de Carlos. “Varios son los factores que limitan el cultivo de plátano: con el período especial se perdió la tecnología, las siembras con vitroplantas; no existen suficientes productos químicos para el control fitosanitario; ahora tratamos de sembrar 80 hectáreas cada año, pero necesitamos inversiones en equipos de regadío, lo cual estamos esperando”.

El ingeniero-presidente comenta el impacto del proyecto Basal (Bases ambientales para la sostenibilidad alimentaria local), que bajo la guía de la Agencia de Medio Ambiente se implementa en ocho municipios cubanos con el fin de mitigar el cambio climático: reduciendo el uso del agua, sin invertir el prisma de la tierra durante las araduras y aportando materia orgánica al suelo.

“No podemos desarrollar la agricultura sin ciencia e innovación”, expone este hombre que llegó a su cooperativa en 1986 con 22 años, y que lleva más de 25 en su dirección. Más o menos durante este tiempo la CPA ha ratificado cada año la condición de Vanguardia Nacional y, sin duda, está en la avanzada de la aplicación de la tecnología.

Óptima preparación de la tierra: garantía de buenas cosechas. Foto: Agustín Borrego Torres

“Uno de los mayores beneficios es el regadío, que abarca a casi la totalidad de las 500 hectáreas que tenemos, donde el 80 % está electrificado y el resto se hace por aniego y con enrolladores. La maquinaria es insuficiente para la preparación de tierras y las siembras, por lo que contratamos los servicios para esto”.

Cinco ingenieros y algunos técnicos sustentan la introducción y aplicación de las tecnologías, y están respaldados por el trabajo de 170 miembros de la CPA (42 mujeres), muchos de los cuales tienen una vasta experiencia en las labores del agro. Los éxitos productivos se sostienen además con la siembra de la totalidad de las áreas y la rotación de cultivos. La CPA Amistad Cuba-Países Nórdicos es rentable desde el primer año de su creación hace ya 37.

Carlos Márquez asegura haber alcanzado una buena cosecha de primavera con el cumplimiento de la producción de papa, otras viandas y de los granos, entre ellos el garbanzo, que según su criterio se obtiene con facilidad y buenos rendimientos.

Se acabó la explotación

Con la firma de la Primera Ley de Reforma Agraria, el 17 de mayo de 1959, y coincidiendo con un aniversario del asesinato del líder campesino Niceto Pérez, comenzó la paulatina transformación del campo: ya no vivirían en los caminos reales acosados por la guardia rural.

Las mejores tierras, que estaban en manos de compañías norteamericanas, pasaron a ser propiedad y trabajadas por las mujeres y hombres del campo, ya que más de 100 mil familias fueron beneficiadas por dicha ley, una de las medidas más trascendentales adoptadas por la Revolución.

Después de la firma de los títulos de propiedad de la tierra, en la que fuera la comandancia guerrillera de La Plata, en plena Sierra Maestra, Fidel sentenció: “Esta ley inicia una etapa enteramente nueva en nuestra vida económica y un esplendoroso porvenir espera a la patria, si nos dedicamos todos a trabajar con el mayor ahínco”.

Al clausurar el IV Congreso de la Anap, Fidel afirmó: “La Revolución suprimió el arrendamiento, la aparcería, aquellas formas de explotación, y entregó la tierra en propiedad a todos los pequeños arrendatarios, aparceros, posesionarios y precaristas que había en nuestro país”.

El campesinado cubano celebrará este 17 de mayo otro año de cambios en la agricultura, donde el empirismo cede ante la ciencia y la innovación, se busca la colaboración con los mejores productores del mundo para lograr cosechas más suculentas, y la vida gira alrededor de la modernidad, en igualdad de condiciones con la clase obrera y los pobladores de las ciudades.

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