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Justicia por llegar

Ilustración: Yoan Manuel Figueredo

El arbitraje nacional ha acompañado al movimiento deportivo en sus resultados internacionales. No es posible aspirar a podios sin que la justicia haya corregido antes lo mal hecho con rigor y actualización. Las reglas de muchas disciplinas cambian con frecuencia, pero los hombres de blanco, negro o amarillo (colores predominantes en esta actividad) se mantienen casi toda una vida y la exigencia de estudios y superación son constantes.

La formación empírica, a veces familiar y en no pocos casos a partir de ex protagonistas (atletas o entrenadores) ha marcado la tendencia de este tema en Cuba, donde las escuelas formativas de jueces quedan reducidas a clínicas, cursos intensivos y a la enseñanza de los más experimentados a los bisoños, lo cual pudiera corregirse si estableciéramos como prioridad el asunto y lanzáramos convocatorias periódicas en todos los deportes, que incluyan clases de psicología, comunicación y las propias de la especialidad, entre otras, para elevar el nivel académico e intelectual de este trabajador del deporte también.

Urge además priorizar el acompañamiento de los árbitros en cada delegación a evento foráneo, no solo a juegos múltiples, pues de sobra conocemos cuánta desventaja tienen nuestros representantes en esos casos, sobre todo en modalidades que se definen desde la apreciación del ojo humano: gimnasia, clavados, boxeo, por solo citar algunos en los que todavía no hay videos o repeticiones para corregir decisiones injustas.

Dentro de las incongruencias internas, el pago por esta labor es una de las demandas más reiteradas, pues 32 CUP para el árbitro de home en un juego de la Serie Nacional es lo máximo que se les remunera, en tanto la tarifa es sumamente más baja cuando se trata de categorías inferiores o deportes que no son el béisbol.

La posibilidad de calificación internacional es otra arista en la cual se pudiera hacer mucho más, dado que es esencial para luego estar en un campeonato mundial o Juegos Olímpicos. Talento, ganas y reconocimiento histórico hay en estos hombres y mujeres. Solo necesitamos iluminarlos con ciencia y oportunidades a corto y mediano plazo. Así habrá mejor espectáculo y más medallas.

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