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Strike cantado

No se trata de cuestionar el trabajo de los árbitros de nuestra Serie Nacional de Béisbol, pero una mirada rápida, y desde luego responsable,  a la labor de éstos en la edición recientemente concluida nos revela lo mucho que debemos avanzar en materia de hacer justicia en un juego de pelota.

Por esta vez no trataremos las decisiones de out o safe por parte de los jueces en el terreno de béisbol, ante las cuales existe al menos la posibilidad de reclamarlas, aunque en número limitado, mediante la observación del video tape, y recibir la conclusión final de las autoridades competentes.

Estas breves líneas pretenden abordar de manera elemental una preocupación que toca a aficionados, también a especialistas, y sobre todo a bateadores y lanzadores: la zona de strike.

Es justamente en los conteos de bolas y strikes, a nuestro juicio, en los que se localiza el problema mayor de nuestros árbitros. No se trata de parcialidad. Los errores repercuten a favor y en contra de uno y otro equipo. Mas lo peor es que lesiona al béisbol cubano pues cuando, por ejemplo, no le cantan strike a un lanzamiento en la zona baja, el pitcher está obligado a levantar la pelota para a su vez levantarle el brazo derecho al umpire  detrás del home.

La actitud de no premiar un pitcheo bajito y en las esquinas atenta contra el serpentinero, quien se ve obligado a pasar la pelota lo más cercano al centro, y en consecuencia puede ser castigado por batazos. Imaginemos cuánto puede agravar  una decisión arbitral la labor de los pitchers (el área más vulnerable de la pelota cubana). Un efecto adicional puede ser marcadores abultados, hecho que desluce el espectáculo que representa un juego de pelota.

Desde otro ángulo lo aprecia el bateador. Muchas veces protesta cuando le cantan strike un lanzamiento que considera bajo, alto, dentro o fuera. Sucedió  con frecuencia en la postemporada cubana, y llegó a punto de ser expulsado más de un pelotero, algo que también funciona en contra de la fiesta beisbolera.

Si cada bateador o lanzador tiene que adaptarse al sistema de conteo del árbitro principal estamos mal. La variabilidad de zona de strike por el entendido de cada juez conspira contra el béisbol, ese deporte pasión que  mueve a millones de cubanos.

¿Dónde están los problemas? ¿En la formación y preparación? ¿En el fogueo? ¿En la capacidad profesional? ¿Qué hay de la Escuela Nacional de Arbitraje?

Si aplicamos rigor  habría que decir que sencillamente hay árbitros no aptos para cumplir con ese trabajo en el nivel más alto de la pelota cubana.

El asunto no está huérfano. Para evaluar el trabajo de los oficiales cada juego de la Serie Nacional cuenta con un comisario. Suponemos que las actuaciones de cada jornada lleven a análisis.

Otra manera de enfrentar la problemática puede ser  buscar  nexos de superación entre los árbitros de la región. Existen antecedentes, en el año 2016 se desarrolló un curso internacional de reglas y arbitraje de béisbol que tuvo por sede el Estadio Latinoamericano.

Uno de los propósitos fue precisamente intercambiar sobre la necesidad de establecer una aplicación uniforme de la zona de strike.

Es imprescindible lograr una estandarización de la zona de strike pues al no tenerla las consecuencias se hacen visibles y pueden ser determinantes en el resultado de un partido.

En solo unas horas nuestro equipo de los Alazanes de Granma, que es decir Cuba, se estará midiendo con selecciones del área del Caribe, en un béisbol de calidad que supone árbitros de calidad.

La vivencia respecto al trabajo arbitral en 90 o más juegos del campeonato cubano puede contrastar con la realidad que allí encuentren bateadores y lanzadores del patio. La solución emergente será hacer ajustes más que rápidos, y ojalá ello no signifique una tensión añadida a la que representa el juego mismo.

La enseñanza debe ser  trabajar incansablemente por  elevar la calidad de los árbitros cubanos de béisbol. Ello se traducirá en prestigio para nuestro principal deporte, ese que debemos acariciar en todas sus aristas porque simboliza identidad y patrimonio de la nación.

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