Icono del sitio Trabajadores

Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso: Los laureados del pasado año

Por razones totalmente ajenas a nuestra voluntad, publicamos con retraso los poemas ganadores de la XVII edición del Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso (2016), que cada dos años rinde tributo al poeta que incorporó al panorama literario nacional una vertiente nueva con su poema Salutación fraterna al taller mecánico, publicado por vez primera en 1927

PRIMER PREMIO

DEL OFICIO
Para Virgilio López Lemus

Por el filo de este verso
Quebrado
Ando.
Llevo una flor

Este malabar es mi vida
Oscura misión que viaja en mi sangre
Donde navega
Calmoso y breve
Un barquito de ruda y albahaca;
Oloroso barquito sin puerto preciso
Luceros que guíen
Ni lunas que anuncien.
Lo siento palpitar
En la sístole en la diástole
En la fuente serenísima de un recuerdo
Que a veces naufraga.
A ruda y albahaca huele mi pasado
Donde conocí frases que ofrezco
El mejor de mis dones recogidos
En jardines de nostalgias, dudas,
Las ensarto con un hilo lentísimo
De esperas y sueños
De ilusiones prematuras ro tas
Que nunca vieron el amanecer
Ni el crepitar del fuego
Donde alguien
Espera por la lumbre
El arribo del niño y sus ofrendas.
Voy por el filo quebrado de este verso
Y miro
Un atardecer de palmas y jagüeyes.
¿Acaso son ellos mi verdadera sombra?
Prisionera y verde en el hechizo
De este tiempo que trae
Aromas del tiempo cantado
Por el aletear de una tatagua
Por el crepitar de las maderas
De esta casa de sueños
Donde una comadrita mece la espera
Y trazo el abismo
De un verso por donde voy sin saber
Que en su vida sostengo mi equilibrio.

Luis Carlos Suárez
(1955, Manzanillo, Granma)

PREMIO EXTRAORDINARIO DE LA CTC

LOS MÚLTIPLES OFICIOS DEL LENGUAJE

            ¿Qué mejor puede hacer un poeta
                                que empujar un país?
Miguel Barnet

Negar el poema y hacerme un hombre de trabajo.
Un machetero millonario. Isla tan dulce contra el filo.
Verde irreal de la caña bajo el sol de mediodía.
Un estibador del puerto de Mariel. Ir y venir.
Azúcar prieta sobre la espalda. Arroz importado. White Rice.
Un obrero de aserrío. Vigas de cedro. Listones de roble.
¿Y si afluye el poema? ¿En el colosal tiempo que dura un segundo
la pujante cabeza del poema? ¿La conocida forma del poema
en los montículos de virutas?

La estridencia de la sierra mecánica puede regresarte a la realidad.
Herramienta ajena a la poesía, corta índice y pulgar.
De un tajo. Quinientas revoluciones por segundo.
Convertirse en el obrero manco de la fábrica de Oskar Schindler.
Espléndidas vetas en la superficie de la madera. Sangre.

Negar el poema y hacerse (casi) un animal de carga.
O de tiro. Un buey que estríe la parcela familiar.
Dominios asignados en usufructo. Terrones de cobre.
El mulo de Lezama. El sudor manando sobre el casco/
ablanda la piedra entresacada.
Sostener el mundo sobre los lomos. ¿Y el poema?

Sería menos doloroso levantar una pared.
Clavetear las suelas de unos zapatos colegiales.
Entrar a la cavidad enferma de un pecho.
A esos territorios donde se fijan las cepas del cáncer.
Amasar el pan. Con las manos sucias de grasa
ajustar las tuercas del país. Los ejes y válvulas.
En cambio, yo desciendo (tengo que descender)
a las canteras del poema. A las canteras —digo— de San Lázaro.
Mis pies se hunden en la cal viva. El recluso 113 me sonríe.

Cumplo un horario laboral frente a la máquina de escribir.
Soy un jornalero del lenguaje. Bajo mi mesa de trabajo
el aserrín de las palabras alza sus colinas. Nunca negar el poema.
Empujo al país. Tiro del país. Cargo el país a mis espaldas.
Soy quien cava una trinchera en la aridez del idioma
para que no pase el Gigante de las Siete Leguas.
Para que no arrojen mi patria a las jaurías.
Aprieto contra el pecho la palabra fusil y espero la orden.

Moisés Mayán
(1983, Holguín)

PREMIO ESPECIAL CENTENARIO DE JOSÉ SOLER PUIG

ARQUETIPOS

                  Se tornan arquetipos postmodernos (…)
José Luis Serrano

Con latidos modernos de su músculo arcaico
se aprestan jubilosos a sufrir un delirio.
Son capaces incluso de afrontar el martirio
en el nombre infalible de un futuro algebraico.

Juntos bruñen sus genes y el metal de su etnia,
y la sangre elitista que su fe solivianta.
Solamente veneran el fulgor de una santa:
la despótica santa de la mercadotecnia.

Agitando trofeos y peculios legítimos
diseminan su orgullo como arcángeles malos.
Son criaturas terrestres, y, no obstante, a intervalos,
una góndola cruza por sus ojos marítimos.

Y derraman fortunas en lustrosas ruletas
sujetando la suerte con estólido engarce,
pero si la desdicha se detona y se esparce,
se camuflan medrosos en sus propias excretas.

Desconocen la inopia y el dolor es inédito.
Es muy raro que mueran de malaria o de tisis.
Ni siquiera la crisis —la putísima crisis—,
se ha animado a rozarles sus tarjetas de crédito.

Solo existe un demiurgo, que no es dios ni el azar
—aseguran que dios y el azar son fantoches—:
el Gran Buco, el cabrón, el que todas las noches
los incita a exultarse, y a beber y a sexuar.

Ya al final, aureolados, abandonan el suelo
sin siquiera aspirar que la luz los asperja;
y por ciertas rendijas, o saltando la verja,
siempre encuentran el modo de colarse en el cielo.

Alexander Besú
(1970, Niquero, Granma)

SEGUNDO PREMIO

DANCING OFF

                  La verdadera vida no es reducible a palabras habladas
                 ni escritas, por nadie, nunca. La verdadera vida ocurre
                cuando estamos solos, pensando, sintiendo, perdidos en el
                recuerdo, soñadoramente conscientes de nosotros mismos,
              los momentos submicroscópicos.
Don DeLillo

Quizás el tren avanza hacia algún lugar porque las partes acaban de perder sentido.
Quizás el paisaje en la ventanilla es deprimente y me invento una casa de madera con el techo de guano donde habitan la mujer que llora y el hombre que grita.
Quizás la mujer llore de espaldas como una maldita perra.
Quizás el marido impacte los nudillos en la espalda y las costillas y el rostro.
Quizás fragmente a su mujer en dos cuatro dieciséis mitades.
Quizás la mujer que llora deje de hacerlo y unte todo de querosén y prenda un fósforo y observe cómo arden la madera y el guano y la carne de su marido.
Quizás la mujer se arroje al fuego sin motivos para no hacerlo.
Quizás vea su cuerpo arder la piel en su carne la grasa en su carne y deje de ser la mujer que   llora y se convierta en la mujer que grita hasta que solo queden cenizas en aquel paisaje.
Quizás los paisajes deprimentes sacan lo peor de mí.

Geonel Alejandro Rama
(1991, Manatí, Las Tunas)

TERCER PREMIO

PROMESA DE ESTANCIA / ESTADO DE PERMANENCIA

NICHOS por mediaciones del poder para despojos fonéticos.
Horizontal y perimetral de modo que encuentre conformidad con el vestíbulo.
No sé qué línea de producción es esta ni cómo optimizar los elementos básicos de mi zona de confort.

NICHOS como estatuto, como remesas.  Horizontal y perimetral: no importa el plano, las formas trazadas en la mente que funcionan como un respiradero.
Se busca el punto de comparación entre la generosidad de los gestos y la sinergia. Entre las múltiples relaciones de autoridad y las tecnologías del castigo.

NICHOS como proyectos de valor para el hombre (y el arte)
las norias del transporte público -oh,
la propiedad social
desprovistas del encofrado y las efemérides
N/I/C/H/O/S sobre el suelo rústico…
N/I/C/H/O/S sobre el suelo urbanizable…
las coincidencias de lo simétrico.

Youre Merino
(1975, Banes, Holguín)

PREMIO ESPECIAL DEL CONSEJO NACIONAL DE CASAS DE CULTURA

CONFESANDO A TED

Matarán al hombre
van a pasar corriente por su cuerpo hasta que deje de respirar.
Le afeitaron la cabeza
le pusieron un tapón en el trasero para que no defecara
sería asqueroso
la muerte perdería ese halo de solemnidad
Cubrirán su cara para que no se le salgan los ojos
la electricidad puede hacer esas cosas
hacer que la muerte sea horrible
que te exploten los ojos y la lengua y otros detalles espantosos.
Invitar a los afectados es un golpe de gracia
ponerlos cómodamente en primera fila
observar cómo se fríe al acusado es una forma de venganza oficial
verlo contorsionar en la silla, sentir el olor a carne quemada.
Díganle a mi familia que los quiero.
Son sus últimas palabras.
Go all the way no stay for Bundy – dice el cartel.
A las 7:00 a m las luces parpadean
se cumplirá la sentencia y el hombre estará muerto
los cables en estrecho contubernio con la carne.
Díganle a mi familia que los quiero.
Theodore Robert Cowell Bundy no acepta el bistec y los huevos
Theodore Cowell Bundy
recibe a diario cartas de mujeres diciéndole que lo aman.
Ted Bundy
fue condenado por asesinar a Lisa Lewy y Margaret Bouman.
Otros nombres y otras caras
estarán solas fuera de esta habitación, terriblemente solas.
Desnudas y solas en lugares sórdidos
presas en la oscuridad inacabable
sin que nadie escuche sus gritos.
El metal abriéndoles la carne
la palanca de hierro machacándole los huesos
solas contra él y su sonrisa maniaco- depresiva.
El volverá sobre ellas, las matará infinitamente
desde el momento en que lo declaren muerto
y desalojen la sala.

Eliseo Abreu
(1961, Jovellanos, Matanzas)

PREMIO ESPECIAL DEL GRUPO ALA DÉCIMA

MISIÓN

                  Al heroico contingente médico Henry Reeve.

Fruto y palabra es la higuera
proverbial, si las mañanas
suplen mis costas lejanas
por ojos de primavera.
La esperanza desespera
como la plata en crisol.
Labios tempranos. Seol
de invierno, sombras y lazos.
Rara justicia en sus brazos
llevan los hijos del sol.

Amanecen los viñedos
colindantes al trigal.
Vuelven pasos. El erial
traduce en mapa sus dedos.
Laberinto, mil enredos
es la gloria de la mente
porque el pasado-presente
aproxima latitudes.
Mientras, sendero y virtudes
se saludan al oriente.

Luz, en que amanece o muere
pronunciada cada runa
huye su nido y fortuna
a donde el viento no hiere.
Un soplo tardo requiere
de panes. Y es el abismo
rumor de fuego en sí mismo,
nombres, vivencias, albur…
cuando las playas del sur
se visten de olas y sismo.

Decir quisiera el camino
en barcas, nubes y tierra
cuanto la mano se aferra
a los susurros de un pino.
Palpar insomnios. Destino
alzado sobre razón.
Coser memorias. Misión
de puentes bajo otras vidas.
Y en andares, las crecidas
montañas del corazón.

Luis de la Cruz Pérez
(1956, Yaguajay, Sancti Spíritus)

 

Compartir...
Salir de la versión móvil