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La grandeza de Canela

Foto: Eddy Martin
Foto: Eddy Martin

 

Foto: Eddy Martin

Una vez cuando un colega le preguntó a Canela sobre qué opinaba de los elogios que el Comandante en jefe le había hecho al periódico Trabajadores, él respondió: Me siento muy orgulloso, porque el periódico es sangre de mis venas. Pero nunca lo asumo como un elogio personal.

Entre tantas virtudes aquí tenemos quizás la más sobresaliente de este hombre que no va a morir nunca: su sencillez.

Interesado en el periodismo desde temprano en la vida, Canela se cuenta entre los fundadores de Radio Cadena Agramonte, hace 60 años.

Luego del triunfo de la Revolución, un episodio de lucha interrumpe la labor intelectual. Jorge Luis es el joven que como miles participa, en la limpia del Escambray.

De nuevo a la Radio y al periódico Adelante. Un destacado trabajo alrededor de la prensa en su natal Camaguey hace que en el año 1966, apenas unos meses después de creado el Comité Central del Partido Comunista de Cuba,  lo seleccionen junto a otros militantes de la organización de vanguardia  para viajar a  La Habana y trabajar en la Comisión de Orientación Revolucionaria.

No obstante los más de 500 kilómetros que lo separarían de la tierra de los tinajones, nunca la sintió distante.

Amplio perfil de trabajo asume entonces: lo político ideológico, la prensa, la historia, las investigaciones sociales, la cultura…A la sazón destaca por su responsabilidad, madurez, capacidad, eficiencia…

Junto a otros compañeros: Miriam Almanza, Manuel Yepe, Ernesto Vera, Julio García Luis encara de manera sistemática los editoriales de prensa, esos textos medulares que no llevan firmas de autores pero son decisivos para trazar políticas, intencionar  mensajes.

Jorge Luis Canela Ciurana se cuenta entre las primeras personas que iniciaron los trabajos de investigación acerca de la incorporación de la mujer cubana  en la lucha revolucionaria. Por esos tiempos cursa también los estudios de Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Partido Ñico López. Y se gradúa.

La profundidad, rigor y alcance de su labor hacen que lo responsabilicen con El orientador revolucionario,  publicación antecesora de El militante comunista, revista que dirigió desde 1967 hasta 1986.

Por ese tiempo, en la coyuntura del I y II Congresos del Partido, a los que asistió como delegado (fue invitado al III), trabajó en la documentación –Tesis y resoluciones–  después aprobada en esos esenciales eventos.

Luego llega al periódico Trabajadores para literalmente hacerlo su casa. En una primera etapa dirige hasta el año 1992, en que es llamado nuevamente al Comité Central, esta vez para trabajar estrechamente junto al compañero José Ramón Balaguer Cabrera, en la esfera político ideológica.

Parecería que con el pensamiento sus compañeros de Trabajadores  lo trajeron de vuelta a la silla de director del periódico del movimiento sindical. Lo cierto es que tres años después, Canela llegaba de nuevo  al 4to piso del Combinado Poligráfico de La Habana para permanecer hasta el verano de 2011 cuando, sobrecumplido el deber y asediado por múltiples enfermedades, y tras mucho diálogo con él, entendió pasar a la “jubilación”. Jubilación entre comillas porque nunca cesó. Inmediatamente prosiguió su trabajo en la preparación y posterior salida de la Revista CTC que renacía bajo la dirección de Ermela García, miembro del Secretariado Nacional. Fue su editor jefe. Nunca dejó de trabajar; nunca se le vio apesadumbrado.

Las enfermedades lo pusieron en jaque constantemente, pero no lo detuvieron. Ahí estaban a cada rato la arritmia cardíaca, las neumonías, el fastidioso parkinson; luego la maldita fractura de cadera, que lo sentó pero no lo derribó, y por si fuera poco los padecimientos visuales  como la catarata y el glaucoma, de los cuales fue intervenido quirúrgicamente para proseguir la marcha.

Conservo la anécdota que me hizo la subdirectora Alina Martínez Triay, que ni recién operado Canela dejó de trabajar. Así iba al periódico, y le pedía a ella que le leyera los materiales para luego entre ambos aprobar lo que podría incluir cada edición.

Entre las muchas condecoraciones merecidas están la Réplica del Machete del Generalísimo que bajo su mando ganó el periódico Trabajadores; las medallas Jesús Menéndez  y Raúl Gómez García; la distinción Félix Elmusa, el Sello del Laureado, por sus aportes a la cultura nacional. Sello conmemorativo 60 Aniversario de la CTC, y el Sello Conmemorativo 45 Aniversario del Periódico Trabajadores, y reconocimientos de los sindicatos nacionales y la Unión de Periodistas de Cuba.

Fue diputado a la V Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular por el municipio de Diez de Octubre.

En lo personal quiero revelar que siempre admiré a este hombre grande por sencillo, pero en los días de tránsito en la dirección del periódico, en junio de 2011, cuando él salía y yo entraba, apenas dos semanas, le tomé un cariño inmenso, y experimenté algo singular. A pesar de las pocas jornadas de trabajo conjunto, sentí que lo conocía de toda la vida.

Todavía hoy estamos descubriendo detalles de su grandeza. Su hija Deborah me comentó emocionada esta mañana en la funeraria que al escuchar anécdotas sobre su padre ella también estaba conociendo pasajes que él nunca reveló por modestia.

El próximo 22 de noviembre cumpliría 78 años; mejor digamos cumplirá y sumará muchos más; y seguirá brindando ideas de trabajo y aparecerá una y mil veces por el periódico Trabajadores, su periódico. Para ser ejemplo vivo de hombre íntegro, con tanto amor que le alcanza para brindar de manera infinita a sus compañeros, a la familia, a la Revolución, y A LA PATRIA.

En nombre del Partido, la Central de Trabajadores de Cuba, el colectivo del periódico Trabajadores, y de los familiares de Canela, les damos las gracias por acompañarnos.

Regalémosle un extenso aplauso al querido hermano.

Palabras pronunciadas por Alberto Núñez Betancourt, director del periódico Trabajadores, durante el sepelio del destacado periodista Jorge Luis Canela Ciurana, en la necrópolis de Colón

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