El azúcar se hace en el campo

El azúcar se hace en el campo

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Los vientos del huracán Irma se ensañaron con más de 300 mil hectáreas plantadas de caña, por lo que mientras se trabaja para restañar los daños, continúan las labores que darán cumplimiento al plan de este año e impulsarán la campaña de frío, que comienza en noviembre. En este empeño, los cañeros reciben el apoyo de trabajadores de otros sectores, que se movilizan organizadamente.

“Hay que aprovechar la humedad de los suelos para sembrar todo lo que sea posible; ahora, excepto en el norte de Camagüey, hay una situación favorable con el agua embalsada, lo que constituye una garantía para continuar aumentando los cañaverales y contribuir al aumento de las producciones.

El azúcar se hace en el campo”, afirmó José Antonio Pérez, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros.

El ejemplo de los mejores

Los integrantes de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Batey, de Calimete, en Matanzas, se levantan a las dos de la madrugada y a la luz de los tractores realizan las siembras.

“Es la mejor manera para mantener una elevada productividad y cumplir los planes que tenemos previstos para la campaña de primavera”, expresó Francisco Martínez, su presidente. En esta UBPC, que logra rendimientos de 74 toneladas por hectárea (t/ha), con una diferencia de casi 40 toneladas entre las que se cultivan bajo regadío (27 % del total del área) y las que crecen en secano aprovechan la época óptima de las plantaciones para luego, a partir de enero, darles atención a los retoños.

“Así los cañaverales cierran limpios y con una altísima población, lo que garantiza sacarle el mejor provecho a cada hectárea”, aseguró Francisco. Esas son las claves de las cooperativas de la unidad empresarial de base (UEB) Atención a Productores Jesús Rabí, las que históricamente alcanzan los mejores rendimientos del país. Además de un clima favorable por el régimen de lluvias tradicional y de suelos fértiles, los cañeros de Calimete exhiben una elevada cultura agrícola, que se sustenta en el sentido de pertenencia y la estabilidad de la fuerza de trabajo.

El desarrollo de las condiciones laborales, la introducción de nuevas tecnologías, la aplicación de una política varietal que les permite hacer mejores cosechas, también determina a la hora de hablar de buenos resultados. La UBPC Batey cuenta con 96 trabajadores, suficientes para todas las labores, lo que les permite pagar anticipos diarios de 90 pesos, y cobrar al cierre de su balance económico (entre anticipo y utilidades) 26 mil pesos como promedio anual. Pero una inconformidad ronda a este colectivo, y es la necesidad de aumentar el área cañera para llegar a las mil hectáreas e incrementar sus aportes al central Jesús Rabí.

La atención al hombre determina

Pedro Rubén Llorente Castillo hace 15 años que es obrero agrícola de la UBPC El Roque, perteneciente a la misma UEB, lo cual ha sido posible “por el esmero con que se trata a los trabajadores: contamos con medios de protección, adecuada alimentación, agua fría en el campo y la capacitación para cada labor que vamos a realizar”, dijo.

“Pertenezco a la brigada integral, por lo que hago cualquier tipo de faena, desde la siembra de caña hasta la fertilización; mis condiciones de vida han cambiado significativamente: tengo una vivienda confortable y buena remuneración, que subió a 23 mil en el balance del año”, concluyó Pedro.

La secretaria general de la sección sindical, Mercedes Mederos, reconoce el aumento de la productividad y del rendimiento cañero —se mantienen en 65 t/ha a pesar de la sequía—, como los principales componentes del salario que devengan.

“Hace 22 años que trabajo en El Roque y vemos cómo mejora la economía y la producción de la cooperativa y la vida de los obreros, quienes viven en tres comunidades cercanos a las áreas de labor y se trasladan al campo en los medios de la cooperativa”.

Un sistema de trabajo establecido en la UEB permite que las cooperativas dediquen todo el tiempo laboral al cuidado de las cañas y la diversificación de la producción de alimentos, pues la preparación del suelo, el cultivo y la cosecha se hacen de forma mecanizada con los pelotones de maquinaria de la entidad. Esto ha tenido un impacto positivo en los rendimientos cañeros.

Sin embargo, los trabajadores consultados consideran que las inversiones en el central Jesús Rabí no han estado parejas con las efectuadas en la tecnología de cultivo y cosecha, por lo que muchas veces se atrasa la molienda y quedan excedentes: en la pasada campaña se molieron cañas de esta UEB en 10 centrales, y se trasladaron a Cienfuegos alrededor de 70 mil toneladas que no fue posible molerlas en su propio ingenio.

Validar nueva tecnología

La aplicación del método tradicional de siembra de caña, que se realiza en surcos de hasta 35-40 centímetros de profundidad avalan los altos rendimientos que históricamente se han obtenido en el Rabí.

“Ello permite que la cepa eche varios hijos, tallos vigorosos que se desarrollan rápido, y el campo sella tempranamente con alta población”, explicó Antonio Lobelle, especialista principal de caña de la UEB Atención a Productores Jesús Rabí.

Sin abandonar esa práctica ahora prueban una nueva tecnología para alcanzar mayores poblaciones de caña y por consiguiente más altos rendimientos: la siembra a doble hilera. Los productores del Rabí le temen a esa variable, pues no disponen de la maquinaria que haga los dos surcos bien unidos y con la profundidad que requieren los suelos ferralíticos rojos de Calimete, aunque están utilizándola en áreas muy próximas a las de siembra tradicional, “para validar sus resultados y hacer comparaciones”, aseveró Pedro Luis Martínez, director de Atención a Productores (APA), de la Empresa Azucarera de Matanzas.

“Esa cultura cañera del Rabí se está generalizando, se traza una política para la siembra de caña en la provincia, donde más del 60 % tiene que ser de base ancha y con calidad: se busca tener más de 22-23 tallos por metro lineal, y eso trae como consecuencia que los rendimientos en casi todas las unidades productoras que la aplican desde hace dos años, han ido aumentando. “En la UEB España Republicana se han realizado varias pruebas con la tecnología de base ancha, y ya contamos con implementos que pueden hacer el doble surco profundo”, confirmó.

Resultados a la vista

José Antonio Pérez, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros, informó a Trabajadores que en los balances económicos de las UBPC (468 son rentables y solo 23 tuvieron pérdidas) se evidencia un significativo incremento de la productividad, del salario y de las condiciones de vida, acorde con la obtención de mayores producciones de caña y de su calidad.

Es necesario continuar elevando los resultados económicos y productivos que mejoren las condiciones de vida en las zonas rurales, para lo cual es decisivo la construcción de viviendas, el transporte, los caminos, las comunicaciones, la introducción de la mecanización y las nuevas tecnologías, y así detener el éxodo de los trabajadores que garantizan la producción cañera, precisó.

“Las UBPC son una prioridad para el Sindicato Azucarero, pues en ellas se concentra el 50 % de nuestros afiliados, quienes producen el 70 % de la caña que se muele en el país. Por ello atendemos el proceso de fortalecimiento de estas estructuras, que trata de lograr que cada unidad cuente con mil hectáreas plantadas de caña, incrementar la entrega de materia prima a los ingenios y garantizar la sostenibilidad de la producción”.

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