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La utopía de Daniel Díaz Mantilla

Un escritor se define por canalizar porciones de realidad, ya sean testimoniales o ficcionadas, la literatura crea un puente donde podemos soñar, dar riendas a la imaginación, sin necesidad de un guion predeterminado, sin la pertinencia de una voz mayor que diga que hacer o cómo leer.

La utopía de Daniel Díaz Mantilla

Así pudiera definirse la novela Regreso a utopía, del poeta, narrador y ensayista Daniel Díaz Mantilla, una aventura constante con la historia, tentadora en sus relatos, los cuales instan al espectador a un recuentro con el pasado en la piel de su personaje principal, Sebastián, un hombre que regresa a su país, luego de quince años fuera.

Y es precisamente su mayor acierto, revelar semejanzas, despertar la curiosidad sobre vidas y experiencias comunes a pesar de la distancia, porque todo en este mundo se encuentra misteriosamente concatenado.

El título está basado en un libro de Tomas Moro, Utopía (1516), que narra la historia de un país mítico, el cual logró una sociedad perfecta. Casi medio siglo después, Díaz Mantilla revive la ciudad de Amauroto, las personas y los lugares relevantes. ¿Su intención? Mostrar el diálogo de un hombre con su devenir y su entorno, así como profundizar en los riesgos que puede traer a un país aislarse del mundo y caer en una etapa de decadencia. Es un llamado de alerta a quienes prefieren darle la espalda al horizonte y encerrarse en una vida cíclica, que solo trae ignorancia y fracasos.

El escritor Raúl Flores Iliarte con respecto a la publicación expresó: “es esta una novela más allá de todo tipo de fronteras. Escritura equidistante de sí misma, plena de silencios, pero no el falso silencio que no tiene nada que decir, sino el que tiene demasiado y prefiere callar. (…) Palabras escritas que reflejan y, a la vez, dejan pasar esa luz diáfana que convierte a la lectura en un hecho de placer, más que de deber”.

Casi 200 páginas están a su disposición para que juzgue, determine y analice cuánto de veracidad existe en la hipótesis de su autor; recorra junto a sus personajes la ciudad de Amauroto, viva sus pasiones y tristezas, a fin de cuentas, todos regresamos, de una manera u otra, a nuestra raíz.

 

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