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Grupo de Joaquín: Traición en el Río Grande

“La radio trajo una noticia fea sobre el aniquilamiento de un grupo de 10 hombres dirigidos por un cubano llamado Joaquín”, anotó el Che en su diario el 2 de septiembre. Un día después reseñó que otra vez la radio extranjera había difundido que el único sobreviviente era uno de los de la “resaca” y que la emboscada se había producido en Vado del Yeso, por el río Masicuri.

Los guerrilleros desestimaron esa noticia porque se encontraban en la zona y no había indicios de ningún enfrentamiento. Desconocían, sin embargo, que sí habían muerto sus compañeros, pero los partes militares falsearon el verdadero lugar de la emboscada debido a las profundas rivalidades entre los comandantes de la VIII y la IV División del ejército boliviano y el afán de ganarse la recompensa ofrecida por cada guerrillero.

El 31 de agosto la VIII División realizó la masacre del grupo de la retaguardia comandado por Joaquín en la jurisdicción de la IV, y el escenario real fue el Vado de Puerto Mauricio, en el Río Grande, distante varios kilómetros de Vado del Yeso, sitio donde falsamente tuvieron que ubicar los hechos en el parte militar porque era un punto de su zona de operaciones.

El grupo de Joaquín había hecho contacto con el campesino Honorato Rojas, de quien el Che escribió, al conocerlo meses atrás, que era potencialmente peligroso. Aunque buscaban un lugar seguro donde establecerse, Rojas les dijo que el mejor estaba cruzando el río, le pidieron que los ayudara a hacerlo de noche, pero él les aconsejó que era riesgoso, que volvieran al día siguiente y ellos acudieron por la tarde. Avisados por el campesino, los soldados se emboscaron a los dos lados del río, y cuando los guerrilleros iniciaron el cruce, empezaron a dispararles.

El primero en caer, Braulio (primer teniente Israel Reyes Zayas), fue el único que pudo causarles una baja a los militares al disparar su ametralladora; murieron además en la emboscada Joaquín (comandante Juan Vitalio Acuña), Alejandro (comandante Gustavo Machín), Tania (Tamara Bunke Bider), y los combatientes bolivianos Moisés (Moisés Guevara), Polo (Apolinar Aquino) y Walter (Walter Arencibia Ayala). El también boliviano Ernesto (Freddy Maymura Hurtado) quedó con vida, pero fue asesinado. El Negro (José Restituto Cabrera Flores, médico peruano) se dejó llevar por las aguas y logró salir de la zona, no obstante lo capturaron días más tarde y mataron a culatazos.

Al campesino traidor lo recompensó el Gobierno, pero su infamia no quedaría sin castigo: dos años después fue ajusticiado por un comando del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.

 

Nótase la distancia entre el escenario real de la emboscada y el que reseñaron las partes militares.

 

Joaquín, firme hasta el final

Aquel jefe que dirigió hasta el final ejemplarmente a su pequeña tropa, había nacido 42 años atrás en la finca La Conchita, en Purial de Vicana, Sierra Maestra, en un hogar humildísimo de techo de guano y piso de tierra. Juan Vitalio Acuña, cariñosamente llamado Vilo, era alegre, un improvisador de décimas guajiras; se rebeló contra la injusticia que contemplaba en los campos y el 24 de abril de 1957 partió de la casa materna junto con otros compañeros a unirse a la guerrilla encabezada por Fidel Castro.

Vilo participó como soldado de filas en el combate del Uvero y después de la acción entró en contacto con el Che cuando este, en su condición de médico, asumió la tarea de trasladar a los heridos. Pronto aquilató las cualidades del campesino de Purial de Vicana y lo situó como jefe de la vanguardia de su escuadra. Al crearse la columna 4 del Ejército Rebelde comandada por el Che, Vilo, ya ascendido a teniente, pasó a la retaguardia como segundo de Ciro Redondo, y a la muerte de este en el combate de Mar Verde, lo sustituyó en el mando. Su eficaz acción en la guerrilla le mereció los grados de capitán por orden de Fidel y en noviembre de 1958 este lo ascendió a comandante y se dispuso a organizar su propia columna, al frente de la cual combatió hasta la victoria.

Entró con el Comandante en Jefe a La Habana el 8 de enero de 1959. Y comenzó entonces para Vilo una etapa de responsabilidades militares. Por su brillante trayectoria al servicio de la Revolución, al constituirse el Comité Central del Partido, fue nombrado uno de sus miembros.

Cuentan que para incorporarse al proyecto libertador del Che con base en Bolivia, Vilo tuvo que bajar, en breve tiempo, de 240 a 180 libras. Recibió el nombre de Joaquín en la guerrilla boliviana y se desempeñó como segundo jefe del destacamento convertido poco después en Ejército Nacional de Liberación de Bolivia.

Al frente de la retaguardia quedó en el mes de abril, por órdenes del Che, con algunos combatientes, los enfermos y custodiando a los de la “resaca”, potenciales desertores. Debía esperar su regreso, que ocurriría en pocos días, pero nunca volverían a reencontrarse. En ese tiempo, junto a sus hombres y a una mujer, Tania, resistieron el acoso permanente del ejército, soportaron el hambre, sufrieron la limitación de movimientos debido a los enfermos del grupo y lastrados por los integrantes de la “resaca” que fueron desertando. El propio Joaquín avanzaba penosamente por carecer de calzado, pero nada pudo vencerlos, solo la traición.

Tania, mujer valiente y revolucionaria de verdad

Así la calificó el también integrante de la guerrilla, el boliviano Inti Peredo, al rendirle homenaje a Tamara Bunke, Tania, quien nunca permitió un trato especial en el destacamento por ser mujer.

De padre alemán y madre soviética nació en noviembre de 1937, en Argentina, adonde sus progenitores habían emigrado para huir de la persecución nazi. Concluida la guerra, la familia regresó a la entonces República Democrática Alemana, donde Tamara se incorporó a la Juventud Libre Alemana y posteriormente se afilió al Partido Socialista Unificado de Alemania.

Conoció al Che en 1960, cuando este viajó a esa nación al frente de una delegación comercial y se convirtió en su intérprete. Ya ella simpatizaba con la Revolución cubana. En una fecha tan temprana como el 2 de enero de 1959 escribió: “Estamos locos de contento por las noticias de Cuba. Esperamos a cada momento novedades. Dice la radio que los rebeldes entraron en Santiago”.

Vino a la tierra de Martí en 1961 y aquí fue traductora, alfabetizó, ingresó en las milicias, los CDR, la FMC, con cuya dirección nacional trabajó en tareas de divulgación, matriculó en la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana…

En 1964, como ella misma confesó, recibió la mayor emoción de su vida cuando el Che le explicó la difícil misión que le aguardaba, luego de recibir rigurosos entrenamientos: radicarse en Bolivia, establecer vínculos con las fuerzas armadas y la cúpula burguesa de poder, viajar por el interior del país, estudiar las formas de explotación de obreros y campesinos, y esperar un contacto. Cuando este se produjo, más de un año después, fue felicitada por el trabajo realizado y se le comunicó que le había sido concedida la militancia en el Partido Comunista de Cuba.

Ese fue el resultado de la labor de la supuesta etnóloga Laura Gutiérrez Bauer, cuya verdadera identidad permaneció oculta hasta que desertores de la guerrilla la pusieron en evidencia, con lo que se perdieron, como señaló el Che, dos años de trabajo bueno y paciente. Tania pasó entonces a la inmortalidad como guerrillera.

Alejandro: “Véanme en la Revolución”

Antes de partir a la misión internacionalista que le esperaba en Bolivia, Gustavo Machín Hoed De Beche les escribió una extensa carta a sus dos hijos en la que les decía: “Véanme en la Revolución. Quieran a su madre y a Fidel y me estarán queriendo a mí”.

Tavo, como lo conocían familiarmente, nació en La Habana, el 1° de febrero de 1937 en el seno de una familia burguesa. Cuando su madre quedó sola, se trasladó con su descendencia a casa del abuelo, Alejandro Hoed De Beche, quien por haber sido comandante del Ejército Libertador influyó decisivamente en el niño.

Siendo un adolescente a Tavo lo suspendieron como socio del aristocrático Miramar Yatch Club al desobedecer la prohibición de uno de sus directivos por llevar a sus amigos del equipo de pelota, integrado por blancos y negros pobres que estaban sudorosos y querían tomar un refresco.

Después de estudiar en el colegio católico La Salle ingresó en la Universidad de La Habana, en la Escuela de Derecho, entonces comenzó una trayectoria de leyenda dentro de la lucha estudiantil que lo obligó a salir clandestinamente del país rumbo a Estados Unidos, posteriormente regresó a Cuba a bordo de una expedición y con las armas que trajo se abrió el frente del Directorio Revolucionario en el Escambray.

No obstante retornó a la batalla clandestina en La Habana y derrochó audacia en acciones como el atentado al ministro del Interior del régimen, Santiago Rey, y el ataque a la 15ta. Estación de policía, hasta que, junto a su amigo y compañero de luchas e ideales Raúl Díaz Argüelles fueron reclamados en el Escambray y ascendidos a comandantes.

Luego del triunfo revolucionario ocupó cargos como viceministro de Hacienda, administrador de Cubanitro y viceministro de Industrias. Más adelante logró realizar su deseo de formar parte activa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y llegó a ser jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército de Matanzas.

En carta al Che le pidió incorporarse a la batalla por la liberación de otros pueblos y fue aceptado en el contingente que partió a Bolivia, donde se convirtió en Alejandro, con la responsabilidad de jefe de operaciones. Por problemas de salud tuvo que quedarse en abril con el grupo de la retaguardia. Su comportamiento estuvo a la altura de las enseñanzas recibidas de su abuelo mambí y de su compromiso con un futuro mejor para los pueblos.

Braulio: junto al Che en el Congo y en Bolivia

Tal vez por su piel negrísima podía confundirse con un congolés, pero Israel Reyes Zayas había nacido en Cuba, el 9 de octubre de 1933 en las alturas de La Marsella, en la Sierra Maestra, y se encontraba tan lejos de su patria con el sobrenombre de Aziri, acompañando al Che en su misión internacionalista.

Los años de penurias, vividos en su infancia, adolescencia y juventud, de constante peregrinar, sumados a una humillación sufrida a manos de un cabo de la Guardia Rural, lo motivaron a alzarse. Se incorporó primero a la columna 6 comandada por Raúl Castro y pronto se volvió un destacado integrante del II Frente Oriental Frank País. Se estrenó como combatiente en el ataque al central Soledad, al que se sumaron otras acciones como la de Ocujal de Mayarí y la toma de San Luis. Y al terminar la guerra entró al Cuerpo de la Policía Rebelde.

En 1959 integró la escolta del comandante Manuel Piñeiro, quien lo ascendió a sargento. Meses después fue escolta del comandante Raúl Castro, y al regreso de un viaje de este a Perú, Venezuela y Chile, fue segundo jefe de las obras en Cayo Largo del Sur y ascendido a teniente, más tarde lo nombraron segundo jefe de las obras del Parque Nacional Sierra Maestra en el Pico Cuba.

Después de cursar estudios militares y ocupar diversas responsabilidades alcanzó el grado de primer teniente, el cual poseía al solicitar su incorporación de la lucha por la liberación de otros pueblos.

En la guerrilla boliviana, donde pasó a formar parte del grupo de la retaguardia con el nombre de Braulio, se caracterizó por su agilidad, fortaleza física y su facilidad de orientarse y de guiar a sus compañeros.

Moisés, Polo, Walter y Ernesto, héroes de su tierra

Moisés Guevara, oriundo de Cataricahua, campamento de la mina de Huanuni, en el departamento de Oruro, trabajó inicialmente como minero, posteriormente se ganó una beca de la Corporación Minera de Bolivia y en Chile se hizo técnico en Seguridad Industrial, lo que le permitió ganar un mayor salario, pero transcurrido un tiempo decidió regresar con sus antiguos compañeros. Fundó el Partido Comunista en Cataricahua, del cual se separó para crear una nueva organización, y fue dirigente del sindicato en Huanuni. Sufrió prisión y expulsión del trabajo, y como era partidario de la lucha armada no dudó en sumarse al destacamento del Che con varios hombres y fue destinado al centro. Varias veces se dirigió en quechua a los soldados y a los pobladores para convencerlos de la justeza de la causa que había abrazado. Permaneció enfermo con el grupo de la retaguardia hasta su caída en la emboscada de Puerto Mauricio.

Apolinar Aquino Quispe, Polo, fue escogido en los inicios de la guerrilla para atender la finca de Ñancahuazú, aunque al mes siguiente solicitó su incorporación al destacamento como combatiente. Procedía del poblado de Viacha, capital de la provincia de Ingavi, en el departamento de La Paz. Era obrero de una fábrica de pastas alimenticias y también dirigente sindical. Al llegar a la finca el 7 de noviembre de 1966, el Che escribió en su diario que había encontrado a tres trabajadores del Partido, entre los cuales se encontraba Polo, como lo habían nombrado en la guerrilla, donde fue destinado a la retaguardia. Se mantuvo con sus compañeros resistiendo las más duras pruebas hasta que balas del ejército segaron su vida.

Walter Arencibia Ayala resultó ser uno de los más entusiastas organizadores del movimiento de solidaridad con la Revolución cubana que se desarrolló en la mina Siglo XX. Había nacido en el poblado de Macha, perteneciente al departamento de Potosí, militaba en la Juventud Comunista y sufrió la represión desatada por el Gobierno sobre los aguerridos trabajadores de las minas. Integró la guerrilla como parte de la retaguardia. Aquel 31 de agosto su sangre se mezcló junto con la de los combatientes de la nación que tanto defendió.

Freddy Maymura, nacido en la ciudad de Trinidad, del departamento boliviano de El Beni, e hijo de un comerciante de origen japonés, en 1962 viajó a Cuba con el propósito de estudiar medicina y se sumó a los trabajos voluntarios, movilizaciones para la defensa del país y formó parte de un grupo de la Juventud Comunista junto con otros bolivianos que estudiaban aquí.

El 27 de noviembre de 1966 el Che recogió en su diario la llegada del nuevo combatiente, que a partir de entonces se llamó Ernesto o Médico, e integró la retaguardia.

El 31 de agosto logró salir con vida de la emboscada, pero lo apresaron junto con el miembro de la “resaca” José Castillo Chávez, Paco: “Comenzaron a interrogarnos —relató años después— y pedían que identificáramos a los compañeros caídos, pero Freddy se negó a hablar. Los militares pensaban que era cubano, porque no respondía a ninguna de las preguntas. Comenzaron a torturarlo para que hablara, pero no quiso hablar y le dispararon por un brazo. Por la noche, cerca de la arena del río, lo asesinaron”.

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