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Santiago de Cuba siempre en 26

Foto: Miguel Rubiera Justiz

 

Al amparo de las circunstancias y de fechas en el calendario,  Santiago de Cuba recibe, en el aniversario 502 de su fundación como villa, vísperas del 64 aniversario del asalto al Moncada, un aluvión de miradas, de piropos, de amores.

Tanto sentimiento desparramado de las más diversas formas confirma lo que significa la ciudad para esta nación, no porque sea mejor, u ostente superior lucimiento, ni porque tenga más que otras, a esta tierra, con nombre de Santo y apellido de país, como diría un amigo, se le quiere por ser símbolo.

La séptima villa fundada por los españoles, la primera capital del archipiélago, es sin dudas extracto de cubana, resumido en las palabras del compañero Fidel Castro el día en el que le fueron conferidos a Santiago de Cuba el título de Ciudad Héroe y la Orden Antonio Maceo.

“A ti te honramos especialmente hoy, y contigo a todo nuestro pueblo, que (…) se simboliza en ti. ¡Que siempre sean ejemplo de todos los cubanos tu heroísmo, tu patriotismo y tu espíritu revolucionario! ¡Que siempre sea la consigna heroica de nuestro pueblo lo que aquí aprendimos: Patria o Muerte! ¡Que siempre nos espere lo que aquí conocimos aquel glorioso Primero de Enero: la victoria! ¡Gracias, Santiago!”.

Sin dejar de ser agradecida por cada frase y cada gesto, multiplicados por estos días de cumpleaños 502 y de conmemoración del 64 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, esta porción de Caribe, personificada en los santiagueros y santiagueras, tiene claro que todavía es largo el camino.

Si bien el apego a la historia, a su pasado y presente la enorgullece e inspira, es por el futuro por lo que más apuestan ella y su gente.

Así ha sido siempre, y cada generación de los nacidos en este terruño, o de los que llegaron y se prendaron de sus embrujos, se ha empinado sobre el pedestal de su antecesora.

Iluminados por esa manera de actuar vivieron y viven los más notables hombres y mujeres de aquí, y también quienes desde el anonimato se han entregado a la obra común.

Así se fraguó la hidalguía de los Maceo Grajales, con Antonio y José en los más alto; así plantó banderas Mariana y destronó por siempre el pesimismo con su “no aguanto lágrimas”; de tal modo se trasmutó en osadía el patriotismo de Frank, de Josué, de Renato, de Vilma, de Otto, Tony, Pepito…

Cada uno y tantos más, a la usanza martiana, han sido ara; también lo son aquellos que cotidianamente configuran el Santiago del mañana.

Por eso los de aquí tienen claro que es preciso renovar las fuerzas pues es grande e intenso lo que resta por hacer.

Entonces que nadie crea que hay regodeo en las glorias pasadas y presentes; no es tal el espíritu de esta a la que Martí llamó “la infatigable Santiago”, mucho menos de su gente.

Camino al futuro, muchas son las motivaciones e inspiraciones personales y colectivas a las que echarles mano para seguir andando, una muy especial, la conmemoración, en el 2018, del 65 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Con la vista puesta en ese momento ya trabajan santiagueras y santiagueros, inspirados además en una frase dicha por Fidel desde el balcón del Ayuntamiento el día primero de enero de 1959:  “Esta tierra es sitio ideal para enrumbar los hilos de la historia, (…) tengo el presentimiento de que no se sabe fallar en Santiago de Cuba”.

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