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Chocolate con tradición innovadora

La línea de envase del Chocolito recobró su vida útil gracias a la iniciativa de los innovadores y racionalizadores. Fotos: Agustín Borrego Torres

 

Desde sus propios esfuerzos e iniciativas, los trabajadores de la  fábrica  Guamá,   del municipio habanero  de Playa, mantienen la tradición que los distingue en la elaboración artesanal de un variado espectro de confituras, fundamentalmente de chocolate.

Elemento determinante en el quehacer  de este joven colectivo son los integrantes de la Asociación Nacional de Innovadores y   Racionalizadores (Anir) cuyos aportes posibilitan que no pocos  equipos   mantengan su vida útil  y  le evitan al país erogaciones  al sustituir importaciones.

José Felipe Rodríguez Águila es uno de los puntales en la actividad innovadora .

 

José Felipe Rodríguez Águila es uno de los puntales en tan importante objetivo. En el salón donde se envasa el  Chocolito  funciona  un equipo  de tecnología  italiana  adquirido  de segunda mano en 1998.  “Uno de sus componentes denominados  ‘ganchos’  presentaba  problemas y paralizaba la producción.  Inicialmente utilizamos  piezas de acero inoxidable, pero no resultaron idóneas”, expresa José Felipe.

“Determinamos hacerlas de teflón, pues son fáciles de sustituir cuando haga falta. Para esa solución tuvimos el apoyo de otros centros de trabajo. Hace cinco años que las empleamos y no hay que importarlas”, planteó.

“Como nuevas”  y totalmente recuperadas  quedaron cuatro máquinas  batidoras cuyas estructuras se hallaban   muy deterioradas debido a su prolongado uso  y a un alto  grado de oxidación  por   la  humedad a la que están sometidas.

“Son las encargadas de elaborar la panetela del  bizcocho  o sponge rusk”,  recuerda José Felipe, quien en compañía de su colega Marcelo Delgado  se dio a la tarea de chapistearlas, para  lo cual usaron chapas metálicas existentes en nuestra fábrica e introdujeron  mejoras para humanizar el trabajo del obrero cuando acciona el elevador  que poseen.

“El valor de cada una de ellas oscila entre 15 mil y 20 mil dólares. Utilizamos unas   40 horas de trabajo  y tuvo un costo de unos 300 pesos.  No es solamente  traerla del exterior, sino el tiempo que tardaría en llegar al país”, añadió.

La fábrica Guamá está instalada desde 1963 en la remodelada  mansión  del   dueño del otrora ingenio azucarero Toledo.  Yudith Téllez Núñez, especialista del área de calidad,  se refirió a  la incorporación de nuevos productos para  reducir   los costos  a partir de recursos existentes en el país como resultado de la labor de los aniristas,  cuyos trabajos han estado presentes en los eventos organizados por   el  Movimiento del Fórum de Ciencia y Técnica.

Totalmente recuperadas quedaron cuatro máquinas batidoras cuyas estructuras se hallaban muy deterioradas.

 

Los trabajadores de la fábrica Guamá mantienen la tradición que los distingue en la elaboración artesanal de un variado espectro de confituras.
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