Energías limpias

Energías limpias

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La alta dependencia de los combustibles fósiles importados que tiene Cuba representa un riesgo permanente para la generación de electricidad, por lo que no queda otra opción que virarse para la generación a través del empleo de fuentes renovables que existen en la alargada y estrecha isla.

La otra realidad que se tiene en cuenta para la transformación de la matriz energética es que esa energía se obtiene con las llamadas tecnologías limpias, que no implican contaminación para el medio ambiente, y pueden utilizarse en lugares intrincados y aislados de la geografía cubana donde hoy no se recibe el servicio tradicional.

Dos datos de lo que se logra actualmente con el empleo de las fuentes renovables de energía (FRE), son suficientes para respaldar la política aprobada en el país: los 755 GWh aportados durante el 2016 sustituyen la importación de 188 mil toneladas de combustible, y la no emisión a la atmósfera de 638 mil toneladas de CO2, minimizando el impacto de la contaminación ambiental.

El uso de las fuentes renovables de energía ha recibido un notable respaldo de la comunidad internacional con el Acuerdo de París, suscrito en el 2015, por el que casi 200 países se comprometen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para tratar de que el aumento de la temperatura quede por debajo de 2º, límite para que los efectos del cambio climático no sean catastróficos.

Tampoco se puede desdeñar el efecto económico que traerá la transición hacia un sistema basado en tecnologías alternativas. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables, alcanzar el 36 % de generación a nivel global supondría un crecimiento económico de 1,1 % ese año, el 3,7 % del incremento del bienestar, y el empleo de hasta 24 millones de personas en el sector contra los 9 millones actuales. Indefectiblemente las fuentes renovables se asocian con la modernidad, porque son una solución viable frente a la degradación medioambiental, acicate para la independencia energética y por sus reservas infinitas. La producción de algunas de estas energías, como la eólica y la solar fotovoltaica, reduce significativamente sus costos, pues luego de su instalación solo precisan algunas labores de mantenimiento y conservación, y el salario de muy pocos trabajadores.

Sin embargo, Cuba alcanza la mayor generación mediante la biomasa cañera, un aporte que deberá aumentar significativamente a partir de la puesta en marcha de modernas centrales eléctricas anexas a ingenios azucareros, y la aplicación de tecnologías más eficientes para disminuir el consumo energético en el proceso fabril e incrementar la generación en ellos. Durante el período de zafra, el cual rebasa los 120 días en el país, las fábricas de azúcar se autoabastecen de electricidad y entregan sus excedentes al Sistema Eléctrico.

De igual manera habrá que lograr eficiencia en el uso de cada una de las tecnologías aplicadas para el aprovechamiento de las fuentes renovables, las cuales sustituyen el uso de combustibles fósiles para hacer sostenible este sistema de generación, elevar la calidad de vida de los cubanos y apropiarse de los dividendos económicos. El programa para el uso eficiente de la energía se basa en la reducción de la cantidad de energía eléctrica y de combustibles fósiles que se emplean en todas las actividades de la sociedad, conservando la calidad y el acceso a bienes y servicios. Se asocia a un cambio tecnológico, vinculado a una mejor gestión o adecuación de los hábitos y actitudes de los consumidores. Por lo que una parte la ponen las tecnologías, la otra depende de los cubanos.

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