Frente a una propuesta de anexión en el siglo XX

Frente a una propuesta de anexión en el siglo XX

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La revista Bohemia de 6 de febrero de 1941 publicó una foto a plana completa con el pie “El senador Smathers” y el texto: “He aquí una de las más recientes fotos del senador norteamericano Mr. William H. SMATHERS, autor de una proposición para incorporar la República de Cuba a los Estados de la Unión norteamericana. El proyecto de Mr. Smathers ha sido objeto de múltiples comentarios y ha dado lugar al revuelo, que es de suponer, tanto en Cuba ‒directamente afectada por dicha proposición‒ como en el resto del Continente. Sin embargo, la propuesta del senador norteamericano no merecía que se le concediese la importancia que se le ha dado; pues, en el mejor de los casos, es, solamente la opinión particular de un senador de los Estados Unidos y no de la nación americana que, por boca de quienes pueden hacerlo ‒su Presidente y su Secretario de Estado‒ han dicho la última palabra sobre este asunto.”

Frente a una propuesta de anexión en el siglo XX
Frente a una propuesta de anexión en el siglo XX

 

La revista restó importancia, como se observa en la nota, a la propuesta anexionista, pero su propia presentación evidencia que en el país vecino subsistían personas o grupos que no habían renunciado a ese viejo sueño de adquirir a Cuba. En este caso, se reiteraba por boca de un senador por el Partido Demócrata del estado de Nueva Jersey, que ocupó ese escaño entre 1937 y 1943, quien proponía esa incorporación de la Isla vecina en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando las prioridades norteñas estaban en función del conflicto europeo.

Este episodio dio lugar a una polémica interna de cierta envergadura. El Colegio de Abogados de Guanabacoa, a raíz de esta propuesta, hizo declaraciones concordantes con Smathers, lo que provocó nuevas respuestas. El periódico El Tiempo publicó el 29 de enero un trabajo en el que se decía que se había dispuesto la búsqueda y captura del Decano de aquel Colegio de Abogados por “delito contra la integridad y estabilidad de la nación.” El secretario de esa corporación se apresuró a declarar que el Decano obró por su propia cuenta y que la institución no se hacía responsable por su actitud antipatriótica. Varios periódicos de esos días reflejaron la condena a la propuesta y a las declaraciones anexionistas emitidas por aquel dirigente de los juristas de la villa de Pepe Antonio.

Otras fuerzas cubanas también se pronunciaron en aquella coyuntura. Entre quienes repudiaron con mayor fuerza aquella proposición, se cuenta la Federación Estudiantil Universitaria. El periódico Pueblo de 24 de enero publicó sus declaraciones bajo el título “De tontería pública califica la F.E.U. el proyecto de Smathers”. A continuación, en el subtítulo valoró de enérgico el pronunciamiento de los estudiantes de la Universidad de La Habana.

Las consideraciones que la FEU hizo públicas, a través de la prensa, comenzaban diciendo que solo un acto de esa naturaleza podía desviar en aquel momento a los estudiantes de la Colina de sus preocupaciones centrales sobre la dura lucha “superativa”. Si bien calificaron de ridícula esa situación, no podían dejar de pronunciarse. Resulta, entonces, muy útil reproducir aquí parte del documento estudiantil:

En este proyecto y tras él vemos la actitud torpe y aviesa de un Senador americano que, no sabemos si con el solo propósito de hacer una gracia legislativa o con el mal intencionado fin de sentar un precedente que sea semilla portadora de futuras discordias ha producido una de las tonterías públicas de mayor cuantía de la historia.

A la par que con esta nada simpática figura, vemos tras el proyecto la repugnante silueta de mercenarios traidores que con la sola y equivocada esperanza de un futuro mejor han sido capaces de aceptar la venta de su dignidad.

A ambos, al equivocado Mr. Smathers y a nuestros despreciables “quintacolumnistas” queremos decir lo siguiente:

Que si esa proposición tiene como fin el beneficio nuestro, les anticipamos que tenemos la más plena y absoluta conformidad con nuestros males y problemas, que aceptamos sin dolor y con la mayor satisfacción nuestras crisis y nuestros defectos y que bebemos con el mayor agrado el vino que nos legaron nuestros mártires. Y que si tiene como fin el beneficio ajeno, les advertiremos que no vamos a permitir que tanta sangre buena derramada, se haga estéril por la ambición de algunos y la estupidez de otros.

Traidor a la Patria no es sólo el que se pasa al enemigo y pelea contra su hermano; traidor a la Patria no es sólo el que la vende y la denigra. Traidor es aquel que olvida el sagrado deber de mantener llameante siempre la lámpara de la libertad y del honor, por los que luchó aquel cubano esclavo de sangra libre que con la pureza de su sangre libertó a un pueblo que para desgracia nuestra ha engendrado hombres libres con miserable sangre de esclavos y traidores.

Los estudiantes se referían entonces a “quintacolumnistas y traidores”, grupo en el cual colocaban a quienes querían convertir a Cuba en un estado más de Norteamérica, y a ellos “lanza la Federación Estudiantil Universitaria, en nombre de la gran masa estudiantil del pueblo de Cuba el estigma de traidores y cobardes, y les niega el derecho de llamarse cubanos y hombres libres.”

Las opiniones de condena a la propuesta de Smathers y a quienes pudieran desde Cuba aceptarla se reiteraron en esos días. Entre los muchos que se pronunciaron en aquella coyuntura, estuvo el profesor universitario Elías Entralgo, quien el 28 de enero ‒fecha de altísimo valor simbólico para Cuba‒ publicó en Pueblo el artículo “Martí ante el anexionismo” con el cual enfrentaba la reiteración de los afanes anexionistas de aquel senador estadounidense y su posible eco en Cuba. El gran cubano daba las mejores armas para enfrentar a quienes se alineaban en posiciones anexionistas. Entralgo salía a combatir con Martí en defensa de la nación.

 

Frente a una propuesta de anexión en el siglo XX
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