El equipo de la Central de Trabajadores de México (CTM), perteneciente al estado de Sonora, se agenció el título de la Copa Internacional de Béisbol Primero de Mayo, celebrada entre cuatro equipos con motivo de la efeméride en el estadio Alberto Álvarez, del municipio capitalino de Regla.
La final del certamen constituyó un duelo entre dos selecciones de la tierra azteca, pero esta vez los conocidos Ferrocarrileros de Nuevo León no pudieron retener el cetro, tal y como habían hecho en el 2014 y el 2016, cuando se efectuaron cuadrangulares similares a la de esta ocasión.
Para el tercer y cuatro escaños —otra vez con desempeños bien discretos— quedaron las selecciones representantes de casa: la empresa 14 de Julio, de Cienfuegos, monarca de la Liga Azucarera, y la Antillana de Acero, del Cotorro, respectivamente.
Varias ideas saltaron en nuestra cobertura y que deberían ser tomadas en cuenta por los organizadores del evento con vistas a próximas ediciones, dado el interés de los visitantes de mantenerla y ampliarla a otros deportes.
Es imperioso contar con alguna amplificación local para anunciar a los protagonistas del encuentro y animar el ambiente, tal y como sucede en cualquier torneo beisbolero; en tanto es posible convocar a dos elencos más de los muchos que practican béisbol en los centros laborales de la capital y formar dos grupos en los que en cada uno de ellos habría una escuadra mexicana.
El rico intercambio de experiencia y materiales deportivos que deja la justa debiera ampliarse con algunas pruebas de habilidades el día final (quizás jonrones, tiro al barril de receptores y carrera de home a primera, por solo citar algunos ejemplos), lo cual contribuiría a un mejor espectáculo y más atractivo para un público bien escaso en las gradas.
De momento, queda un reto mayor: que un equipo local haga más resistencia a los mexicanos, capaces de venir a bailar en casa del trompo e imponer su mariachi como música ganadora en un concierto de strikes, out y hits. Triunfó la amistad es cierto, pero en el 2018 la promesa es que otro gallo cante y con más gallardía.
