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ILUSTRES: El Waco del remo

 

Por Joel García

Guaco, aludiendo a un bejuco y a partir de la intranquilidad del niño, lo llamó su abuelo desde los dos años. Luego, a fuerza de costumbre, todos cambiaron el sonido inicial por Waco, y así se conocería en el mundo de los botes y remos Roberto Ojeda, el timonel más famoso en la historia de este deporte en Cuba.

Nacido en Varadero, cada vez que había regata allí se levantaba temprano e iba para la playa, donde se colaba entre los miles de personas, para alentar a quienes animaban las Copas Cuba, cuyo trofeo lo entregaba el presidente de la República.

Hacia 1957, era ya conocido entre todos los practicantes y le propusieron, dada su delgadez (110 libras) y pequeña estatura (1,57 metros), que empezara como timonel del Club Náutico de la bella localidad matancera. Dos años más tarde fue clave en las victorias del ocho con timonel del club: triple corona al imponerse en Santiago de Cuba, Cienfuegos y en su Varadero querido.

Comenzaría una larga vida dedicada a dirigir tres embarcaciones (ocho, cuatro y doble) desde un puesto que le permitió acariciar medallas regionales, panamericanas y un quinto lugar olímpico en Barcelona 1992 junto a la dupla Ismael Carbonell- Arnaldo Rodríguez, a solo tres segundos del tercer lugar.

Por cierto, la ubicación del timonel en ese evento, acostado sobre el borde delantero, era una de las cosas que más disfrutaba el Waco, sobre todo después de haberle explicado al Comandante en Jefe en la cita continental de La Habana 1991 por qué debía ser así en esa prueba y sentado en las otras dos con un megáfono indicándole la táctica de la regata a los tripulantes musculosos.

Por 35 años se convirtió en un símbolo, una identidad, y bastaba verlo encima de un bote para sentirse seguro de una presea. Así sucedió en 1961, cuando timoneó el bote de la Universidad y le ganó al de los Pescadores que apadrinaba Fidel.  Así lo hizo hasta su retiro del deporte activo en octubre de 1992, cuando los 50 años indicaban un descanso más cerca de su familia.

Quizás lo que pocos conozcan de este humilde y jaranero cubano es que a la par de su responsabilidad encima de una embarcación fue uno de los primeros delegados del Poder Popular cuando se constituyeron estos órganos en 1976 en su natal provincia.

El Waco nunca paró de trabajar en la formación de nuevos timoneles. Tampoco abandonó la playa más hermosa de Cuba hasta que lo sorprendiera la muerte en el 2014. Muchos remeros lo recuerdan por sus frases preferidas, cual marcha de aliento para el triunfo: “Arriba, arriba, 10 bogas fuertes, nadie puede más que ustedes, arriba, arriba…”

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