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Fidel por siempre en la memoria de un pueblo

Foto: Joaquín Hernández Mena
Foto: Joaquín Hernández Mena

 

Tras escuchar las impresionantes, inolvidables y sentidas opiniones sobre el líder histórico de la Revolución Cubana, los diputados cubanos aprobaron por unanimidad el proyecto de Ley sobre el uso del nombre y la figura del compañero Fidel Castro Ruz.

El diputado Homero Acosta Álvarez, secretario del Consejo de Estado, presentó el proyecto de ley, que responde a la voluntad del líder histórico de la Revolución cubana, que como señalara el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el acto político en su homenaje efectuado en la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba, el pasado 3 de diciembre, era su deseo: “que una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo”.

Únicamente el respeto sagrado a su voluntad, expresión de la humildad y modestia que le caracterizaron, y el haber hecho siempre honor a la prédica martiana de que toda la gloria  del mundo cabe en un grano de maíz, nos conduce a asumir un texto legal de tal naturaleza, señaló Homero.

Recordó como un antecedente que el 20 de marzo de 1959, el Consejo de Ministros, amparado en  su  facultad constituyente y legislativa, aprobó la Ley No. 174, mediante la cual se estableció la prohibición de monumentos, estatuas y bustos para homenajear a personalidades nacionales no fallecidas.

En otro momento de sus palabras, ratificó que Fidel continuará siendo un icono en las luchas de nuestro pueblo por preservar nuestra unidad, independencia, soberanía y nuestro socialismo. “Seguirá también como fuente de inspiración de todos aquellos que en cualquier parte luchen por un mundo mejor, por un mundo de justicia e igualdad social”.

Por otra parte, el dictamen de la comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos —dado a conocer por su presidente José Luis Toledo Santander—  señaló que siempre resultarán pocos los homenajes que se le rindan, pero fieles a su deseo y a la memoria martiana que le inspiró y guió, nuestro mejor tributo será respetar su voluntad, ser consecuentes y fieles a su legado histórico.

Resaltó la grandeza humana y ética del líder histórico, e instó a los diputados a aprobar esta Ley, conscientes de que vivirá por siempre en la memoria e historia de este pueblo digno y revolucionario que le honrará.

Al concluir ambas presentaciones, los legisladores —encabezados por el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal Spengler— manifestaron sus opiniones sobre dicho texto legislativo que una vez dado a conocer se llevó a votación.

Con su magistral oratoria, Leal señaló que no estamos ante el análisis de unas palabras cualquiera, sino ante la voluntad póstuma de una de las grandes figuras de la historia, y no tenemos otra alternativa que suscribirla.

Expresó que Fidel tenía confianza absoluta en el triunfo de las ideas, una convicción profunda en la unidad. Cuando él miraba al pasado miraba el sacrificio de los precursores que no lograron alcanzar jamás la victoria, pensaba en los que solitariamente se levantaron y perecieron sin alcanzarlo, pensaba en aquel dramático 24 de febrero de 1874 en que murió el Padre de la Patria, pensaba en Mariana Grajales, madre de una nación, pensaba en la obra inconclusa de los que se atrevieron a luchar en 1868.

Pensaba —dijo—  en los revolucionarios de los años 30`, en los precursores más avanzados, en Mella (…). Todo esto le inquietó profundamente y le llevo a concebir un proyecto político que tuvo la virtud de alcanzar la victoria de un pequeño puñado de hombres contra un ejército al que batió, golpeo y liquidó.

Pensó en que antes —y después en el poder— había que galvanizar la Revolución en un Partido que representara a la unidad del pueblo, y después de haber logrado tan magnos objetivos y haber vivido largamente, después de haber vivido todo eso y considerarse invicto, creyó que no era posible vivir más y, simplemente, se fue.

Ahora nos queda un gran desafío, no podemos convertir en consignas, ni fundir en bronce, ni en algarabía, ni jolgorio su pensamiento, enfatizó.

Pido que no nos agotemos en poner punto y coma en esto que está escrito —sentenció—. Cumplamos la voluntad de un vivo, no de un muerto. Que se levante la producción, el campo, el trabajo.

La voz de las más jóvenes generaciones se escuchó en la figura de Jennifer Bello, miembro del Consejo de Estado y presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), quien recordó que  hace un mes y un día el pueblo de Cuba recibió un duro golpe.

La pérdida física de Fidel —dijo— ha causado el mismo dolor que cuando perdemos a un familiar, a un padre, a un amigo entrañable, pero no lo hemos sentido ausente, y ahora contamos con un instrumento legal que ampara su voluntad.

Llamó a respetar esa voluntad, a apoyar y amparar el proyecto de ley. El mayor homenaje no debe ser el monumento, sino mantenernos fieles a su legado y mantener viva su obra, encontrar en su pensamiento la voluntad máxima para que perfeccionemos lo que haya que perfeccionar, defender nuestra identidad, cultura y  soberanía.

La frase de Yo soy Fidel  ha sido escuchada en todas las plazas, en toda la isla, pero al decir Yo soy Fidel tenemos que meditar, hacer un examen de la conciencia, de la conducta, de la moral. Tenemos que predicar con modestia, ser honestos, no bajar la guardia, por difíciles que sean los tiempos, ser buenos estudiantes, aportar al país, querer y cuidar a la patria y a la Revolución. Ese será, sin dudas, el mejor homenaje, agregó la joven.

La Ministra de Educación Ena Elsa Velázquez Cobiella afirmó que  no resulta fácil este momento, “tenemos el sagrado deber de respetar la ley y hacerla cumplir”.

Lo que si podemos hacer es lograr que Fidel viva en cada niño, adolescente, joven, educador; en el trabajo permanente que se desarrolla en cada institución educativa y hogar cubano, resaltó.

La titular apuntó que ese ministerio —que agrupa a más de un millón 700 mil alumnos en diez mil instituciones educativas— tiene el compromiso de reforzar el conocimiento de la vida y obra de Fidel que es la Revolución. De esta manera podemos garantizar que cada escuela y que cada aula se erija en el mejor monumento a nuestro líder histórico.

En representación de los escritores y artistas, el poeta Miguel Barnet, precisó esta no es una ley que se debe apoyar de manera formal. “Siento que es un abrazo que le estamos dando a Fidel, sintiendo el palpitar de su corazón y el nuestro”.

Ratificó las “brillantes palabras de Eusebio”. En efecto, nuestro Comandante en Jefe no pudo actuar de manera más consecuente con sus principios martianos. Todo lo que hizo fue entregarse a su pueblo con el humanismo que ha caracterizado a la Revolución.

“No esperábamos otra conducta que esa. Una vez más Fidel mostró que es y será siempre un hombre generoso, un luchador invencible, un iluminado. Por eso no lo vamos a convertir en piedra, ni en bronce, no lo vamos a olvidar nunca”.

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