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Llama que “prendió” el frenesí laboral

El tramo de Enramadas y San Pedro tiene hoy un lucimiento superior al momento en que siete instalaciones estatales fueron consumidas por un incendio.
El tramo de Enramadas y San Pedro tiene hoy un lucimiento superior al momento
en que siete instalaciones estatales fueron consumidas por un incendio.

Trocha y Cristina llegando hasta el mar, en lo que se conoce como Los Cangrejitos, los periféricos barrios de Van Van y Chicharrones, además del Micro 1B del reparto Abel Santamaría, son las localidades santiagueras que ahora “arden” al influjo de un quehacer constructivo que apunta a sumar nuevos espacios ordenados, limpios, higiénicos y embellecidos.

La pauta la trazó el General de Ejército Raúl Castro Ruz cuando llamó al pueblo de esta provincia a ser ejemplo en estos aspectos, y si bien los santiagueros han sido fieles a la convocatoria, transformando día a día todo lo que merece mejorarse, el mayor referente está en la más reciente experiencia de esfuerzos y resultados: la recuperación de los locales destruidos por el incendio del pasado 8 de noviembre en la calle Enramadas.

Únicamente el que lo ve lo cree, y no es para menos. Las siete instalaciones estatales renacieron con más esplendor que antes en tan solo una veintena de días. ¿Magia, acaso un milagro? Nada que ver con tales cosas. Lo que sí hubo fue mucha voluntad colectiva, 24 horas de ininterrumpido bregar con chequeo constante, junto a un atinado y ejemplar liderazgo.

Así se convirtió en realidad lo que parecía utopía a los ojos de los descreídos. Otra vez Santiago de Cuba se levantó juntando todas las manos: obreros, técnicos, artistas, intelectuales, cuentapropistas, dirigentes…

Pero no solo fueron las de quienes se integraron a los organismos que directamente estuvieron vinculados a las tareas reconstructivas —Emprestur, Oficina del Conservador de la Ciudad, Madesa, las empresas de equipos médicos, de aseguramiento a la educación y forestal Gran Piedra-Baconao, Copextel, y otros— sino también las manos de tantísimos santiagueros que aportaron horas de trabajo voluntario en ese tramo de Enramadas esquina San Pedro.

Barriadas deslucidas y lúgubres se reaniman en medio de un fervor constructivo que no cesa. Foto: Betty Beatónti

Ante el llamado de varias organizaciones, entre ellas la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y sus sindicatos, el pueblo respondió presente, y hoy los destrozos del incendio son apenas recuerdos fotográficos.

El mismo ímpetu se extiende ahora por cuatro barriadas con la intención de elevar la calidad de vida de su gente.

De igual forma, y según dijo a Trabajadores María de los Ángeles Cordero Tamayo, secretaria general de la CTC en la provincia de Santiago de Cuba, el accionar constructivo se inserta dentro del movimiento emulativo Por las sendas del triunfo, convocado por dicha organización para “activar y poner en explotación el máximo de las reservas de eficiencia con que cuenta la economía”.

De tal modo, en el más breve plazo de tiempo, varios objetos de obra, unos nuevos, otros remodelados, estarán listos: restaurantes, heladerías, bodegas, pescaderías, parques, dulcerías, panaderías, más de un centenar de viviendas, la ampliación del malecón hasta la zona de Los Cangrejitos, entre otros.

A ello se suma la reanimación urbana de las calles, con el toque distintivo que siempre le dan los artistas de la plástica y los diseñadores, el soterrado o la mejora de las líneas telefónicas y eléctricas, la creación de zonas verdes con destaque para la jardinería y tanto más.

A la vuelta de unos días, como regalo especial a los santiagueros por el aniversario 58 del triunfo de la Revolución, buena parte de todo ello estará listo para el disfrute del pueblo.

La integralidad con la que se asumen las transformaciones urbanas no deja espacio a claroscuros. Foto: Betty Beatón

Pero mejor aún que eso es que seguirá esparciéndose por allá y acullá el “fuego” ya indetenible de ese modo de hacer. Indudablemente arde Santiago de Cuba y en cada sitio en que ayer hubo cenizas o fealdad, reverdece lo nuevo, lo bello, lo higiénico y lo ordenado, como si quisiera sumar a sus muchos epítetos otro más: una ciudad como el ave Fénix.

Si alguien lo duda entonces que diga como el poeta: Iré a Santiago.

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