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El guía certero e imperecedero

Foto: Agustín Borrego

“Tengo más fe en el pueblo cubano”, sentenció Elián González. Foto: Agustín Borrego
“Tengo más fe en el pueblo cubano”, sentenció Elián González. Foto: Agustín Borrego

Con hondo sentimiento brotaban las palabras. Conmovía escucharlos cuando evocaban a Fidel como el padre y maestro, el amigo fraternal, en fin, el guía certero e imperecedero.

“Tengo más fe en el pueblo cubano”, sentenció Elián González, aquel niño hoy joven universitario, que en noviembre de 1999, con apenas seis años de edad, fue secuestrado por contrarrevolucionarios en Miami con el respaldo de familiares residentes en esa ciudad, tras ser rescatado por pescadores en alta mar días después del naufragio en que pereció su madre y otras personas, a bordo de la frágil embarcación con la que intentaban ingresar ilegalmente en Estados Unidos.

Regresó a Cuba con su padre siete meses después, luego de un extenso proceso judicial, con amplia repercusión internacional y violatorio del derecho internacional y de las propias leyes norteamericanas.

“Fidel fue ese amigo que en el momento difícil estuvo junto a mi familia, junto a mi padre, hizo posible que yo volviera junto a mi padre, volviera a Cuba y entonces eso es lo que siempre le voy a agradecer”, expresó.

“Hoy deja de ser ese hombre de carne y hueso que vimos y se convierte en una leyenda, un mito. Vamos a seguir sus ideas siendo más revolucionarios y fidelistas y no hay imperio, potencia extranjera ni fuerza interna que nos pueda derrotar”.

Carlos Alberto Cremata volvió a vivir los aciagos días de octubre de 1976 cuando su padre fue una de las 73 víctimas del sabotaje a un avión civil cubano en pleno vuelo en Barbados. Foto: Agustín Borrego

Carlos Alberto Cremata volvió a vivir los aciagos días de octubre de 1976 cuando su padre fue una de las 73 víctimas del sabotaje a un avión civil cubano en pleno vuelo en Barbados.

Estuvo entre los cubanos que realizaron guardias de honor como tributo póstumo al líder cubano, en la Plaza de la Revolución José Martí. En ese lugar, hace cuatro décadas, escuchó la vibrante frase pronunciada por el Comandante en Jefe en la despedida del duelo por los caídos en el horrendo crimen: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”.

“Desde ese día supe que en Fidel tenía a otro padre”, dijo con evidente emoción el fundador y director de la compañía de teatro infantil La Colmenita y Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

“Fidel ya entró en la leyenda”, proclamó. “Hay que inspirarse y crecer con su ejemplo, recordar todos los días que no se cansaba, no se desanimaba. Seguir su camino”.

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