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“Vamos bien, Fidel, siempre contigo”

 

Era la apoteosis del triunfo. En el antiguo bastión de la dictadura, el 8 de enero de 1959, el pueblo habanero tuvo un inolvidable encuentro  con Fidel en una jornada pletórica de júbilo, en la que las palomas distinguieron entre todos al líder y se mantuvieron sobre sus hombros, y frente a él, como subrayando su papel protagónico en el éxito de una causa que no había hecho más que dar sus primeros pasos. Porque allí el Comandante invicto, en medio de la inmensa alegría llamó a la reflexión y habló más que de presente, de futuro, de lo mucho que faltaba por hacer y lo difícil que sería el camino a seguir.

Antes de concluir, mencionó las inmensas concentraciones y las multitudes  de kilómetros de largo que los habían recibido. “Sé, dijo, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!”

Así va a ocurrir en su retorno póstumo a la tierra donde libró su primer combate. Esta vez de Occidente a Oriente reeditará, el itinerario de  La Caravana de la Libertad que conmocionó al país en los 8 primeros días de enero de 1959, hasta permanecer para siempre, como su mejor discípulo,  muy cerca de Martí. Y al igual que entonces, cubanos de todas las edades lo acompañarán en el largo trayecto, abrazados a sus ideas y su ejemplo, dispuestos a continuar la obra que realizó en su nombre..

Y es que desde uno de los escenarios donde se detuvo la Caravana  Fidel afirmó que el pueblo sería el que llevaría las riendas del país. «¿Por qué no he de creer que el pueblo sea el mejor gobernante si creí cuando nadie lo creía, que el pueblo era el mejor guerrero?», preguntó.

Ese pueblo al que nunca defraudó no lo defraudará y en su último recorrido  recordará las palabras de Camilo aquel 8 de enero, convertidas en compromiso: “Vamos bien Fidel, siempre contigo”.

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