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Agustín Lage: Fidel sembró en los científicos una ética

Agustín Lage. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda
Agustín Lage. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

 

Prefirió dejar a un lado las anécdotas y abordar los conceptos profundos de la personalidad del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Agustín Lage, director del Centro de Inmunología Molecular (CIM), contó sus vínculos con él de una manera lineal, desde la época en que él se desempeñaba como subdirector de investigaciones en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, y aún este centro de investigación y producción era una utopía.

A la espera de nuestra cita, ya había hecho algunos apuntes relacionados con las ideas que —según su criterio— sembró Fidel durante toda su vida: el compromiso con el futuro; la salud y la educación como derechos; la confianza en las potencialidades humanas; el proponerse metas altas y audaces; el sentido de la urgencia; la defensa de la justicia; la solidaridad; la consagración al trabajo y el desarrollar una economía basada en las ciencias.

“En lo que Fidel cree profundamente es en el valor de las ideas, del conocimiento.  En él hay una ética de la coherencia y cuando dice algo es para trabajar en eso todos los días, sin pensar en objetivos pospuestos para tiempos mejores. Claro, la vida dirá a qué velocidad podemos avanzar, pero nos enseñó que podemos hacer más de lo que nosotros imaginamos.

“Esa famosa frase suya de que ‘el futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia’, viene seguida de la Campaña de Alfabetización,  de la educación masiva, de la creación de la Academia de Ciencias, del Cenic (Centro Nacional de Investigaciones Científicas) en 1965, cuando tenía lugar la limpia de bandidos en el Escambray.  Cuba estaba en guerra y él  impulsaba la creación de una institución como esta”.

Agustín Lage contó que cuando se empezó a construir el centro, una vez desaparecida la Unión Soviética, la decisión expresa del líder revolucionario era que había que terminarlo, aunque el país entrara en el período especial. Así se inauguró en diciembre de 1994, cuando tocó fondo la economía cubana.

“Fidel, con su profunda convicción en las ideas, sembró en los científicos una ética, un sentido de participación social, de deber con las próximas generaciones; colocó a la comunidad científica en el centro de la transformación de la sociedad. Y esa es una de las grandes originalidades de la Revolución cubana”.

A propósito de la triste noticia, el destacado investigador señaló que era algo que se sabía podía ocurrir en algún momento. “Es parte de la ley de la vida, pero cuando realmente sucede uno se da cuenta que no está preparado para asumirla.

“Tenemos que convertir la justa tristeza en el compromiso de continuar sus ideas. De Fidel aprendimos miles de cosas. Fue un ser extraordinario que además de visión, capacidad de generar ideas, de su sentido moral, tenía la convicción de trabajar y luchar para ponerlas en práctica.

“Por eso la insatisfacción tiene que ser permanente. El Comandante en Jefe hablaba mucho de la sociedad que él veía en Cuba: soberana, solidaria, culta, y debemos continuar en ese camino. En la medida que tengamos hombres y mujeres que comprendan hacia dónde queremos ir —y al mismo tiempo, sientan la responsabilidad de trabajar en eso todos los días de manera consagrada—  será más sólido nuestro futuro”.

El director del CIM comentó que han recibido mensajes de condolencias de todas partes del mundo, por la proyección internacional de la entidad, con exportaciones en más de una  treintena de naciones. “Desde que se conoció el suceso hemos tenido correos de Indonesia, Malasia, India, Tailandia, los Estados Unidos, Colombia, Argentina, por mencionar algunos.

“Hablar de Fidel es hacerlo de Cuba, porque su pensamiento sintetiza lo mejor de los cubanos; son las ideas de la resistencia, que están en el alma de todos nosotros”.

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