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Revolución: un concepto que se renueva con el trabajo

Foto: Tomada de intenet
Foto: Tomada de intenet

El primero de mayo del año 2000 Fidel Castro Ruz expresó el concepto de Revolución,  que ahora, tras su partida física, miles de cubanos firmaremos en solemne juramento para hacerlo cumplir.

A mi modo de ver, el mejor camino para materializar este concepto es sin dudas el trabajo.

Únicamente con él, sea cual sea la tarea que nos corresponda: la producción, los servicios, la defensa…  podrá materializarse la aspiración de la mayoría de los que habitamos la mayor de las Antillas, dígase la continuidad, la perdurabilidad, la indestructibilidad de la Revolución Cubana.

Hacer, como mejor manera de decir, será la garantía de ello, para que producción-productividad-salario-calidad de vida, tengan una real correspondencia.

En las manos de los trabajadores y de quienes los dirigen – aunque sería preferible que fuera en las mentes, mejor en la conciencia- debe estar el concepto de Revolución, como sustento e inspiración para esa cambio.

“Sentido del momento histórico” es percatarse de la urgencia de que el orden, la disciplina y el aprovechamiento de la jornada laboral se imponen.

Desterrar el inmovilismo,  y  no escudarse para ello en la carencia de ciertos recursos, es justamente “cambiar todo lo que debe ser cambiado”.

La profesionalidad, la calidad, el respeto al consumidor “es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos”.

Cumplir con lo que nos corresponde, producir e incrementar la productividad será el único modo de “emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos”.

Enfrentar el delito, la corrupción, las ilegalidades “es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio” y forma parte del “no mentir jamás ni violar principios éticos”.

Entregarse sin miramientos de prebendas a la tarea diaria, tanto dentro como fuera del país, “es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.

Miles de millones de años después de la evolución de los seres humanos en la Tierra, el trabajo sigue siendo el motor impulsor de cuánta transformación se pretenda, y fuente de toda riqueza y prosperidad.

En una sociedad como la nuestra dicho trabajo, garantizado y humanizado, es también parte indisoluble del sustento de este proyecto social donde la premisa de combate, unidad e independencia seguirá siendo “luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”

He aquí un concepto que hoy se nos convoca a firmar como mejor manera de hacer realidad las ideas de Fidel, a quien una vez más, en esta hora triste de su muerte le decimos: Hasta la Victoria Siempre, Comandante.

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