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Obama ratifica interés en la irreversibilidad de su política hacia Cuba

 

Tres nuevos documentos vinculados a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fueron dados a conocer este viernes en Washington. Se trata de una Directiva Presidencial de Política, y la Declaración que le acompaña, y las nuevas enmiendas realizadas por los Departamentos del Tesoro y el Comercio a los reglamentos de las sanciones contra la isla establecidos desde hace décadas y que persiguen subvertir el orden político de la nación.

La Directiva Presidencial es un texto de unas 15 páginas donde se “describe la visión de los Estados Unidos para la normalización con Cuba” y la hace coherente con los “los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos”. Consta de 6 capítulos en los que se detalla la visión de la gran potencia con respecto a la pequeña isla del Caribe, puntualizando los progresos a corto, mediano y largo plazo, las políticas a aplicar y las instituciones a las cuales corresponde hacerlo.

Horas más tarde el propio Barack Obama afirmó que dicha Directiva tiene el propósito de que la “apertura” de su país sea “irreversible” y por eso adopta un “enfoque integral” en el “esfuerzo para normalizar las relaciones con Cuba”.

Tal política es coherente con las enmiendas anunciadas hoy por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Office of Foreign Assets Control, OFAC en inglés) del Departamento del Tesoro y la Oficina de Industria y Seguridad (Bureau of Industry and Security, BIS en inglés) del Departamento de Comercio, las cuales entrarán en vigor el venidero lunes 17 de octubre.

Las decisiones readecuan los Reglamentos de Control de Activos Cubanos (Cuban Assets Control Regulations, CACR en inglés) y los Reglamentos de Administración de Exportaciones (Export Administration Regulations, EAR en inglés) que hacen valer las leyes del bloqueo contra Cuba. En lo fundamental están vinculadas a los sectores de salud, la aviación civil, la aduana, la agricultura y el transporte de mercancías.

Entre las nuevas enmiendas están las que autorizan algunas transacciones destinadas a la colaboración científica y  la investigación médica conjunta, a la vez que permite que productos farmacéuticos de origen cubano sean evaluados por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA). De ser aprobados –camino que lleva vencer engorrosas trabas burocráticas–, se podrían tener en cuenta para futuras exportaciones. Nada dice el texto respecto a la posibilidad de Cuba de adquirir medicamentos o equipos médicos de compañías radicadas en Estados Unidos o sus subsidiarias.

En el acápite Transacciones relacionadas con cuestiones Humanitarias, las novedades amparan el otorgamiento de “subvenciones, becas y premios para Cuba o ciudadanos cubanos vinculados a la investigación científica y las actividades religiosas”; así como la autorización para brindar servicios destinados “al desarrollo, la reparación, el mantenimiento y el mejoramiento de cierta infraestructura cubana”. No aclara qué tipo de infraestructura, ni si las organizaciones de la sociedad civil reconocida mayoritariamente por el pueblo cubano, como son las organizaciones estudiantiles o sindicales afiliadas a la CTC, podrían ser beneficiarios de la medida.

Las nuevas decisiones sí favorecen a los estadounidenses que, amparados por algunas de las 12 licencias que autoriza viajar a Cuba, reclamaban poder importar en su equipaje para consumo personal productos cubanos, entre ellos ron y tabaco, los cuales estaban prohibidos hasta ahora.

Según el ajuste hecho a las regulaciones, se permitirá “proporcionar servicios relacionados con la seguridad de la aviación civil” y se realiza la “corrección técnica para aclarar que los artículos agrícolas, tales como pesticidas y tractores, autorizados por BIS para la exportación o reexportación a Cuba no están sujetos a restricciones en términos de pago”, como sí sucede con los productos agrícolas, aves domésticas y maíz, comprados a productores estadounidenses y que tiene como destino mayoritario los mercados internos subsidiados, y que deben ser pagados por adelantado o a través de créditos de terceros países.

Para no pocos analistas, este “paquete de medidas” es una de las últimas decisiones tomadas por Barack Obama con respecto a Cuba antes de dejar la Casa Blanca. Con él pretende darle continuidad a la política iniciada el 17 de diciembre de 2014  cuando ambos presidentes — él y el General de Ejército Raúl Castro Ruz—anunciaron la decisión de restablecer relaciones diplomáticas e iniciar así el largo y tortuoso camino de la normalización de los vínculos económicos y comerciales, rotos el 3 de enero de 1961 por el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba, el más largo de la historia.

Casi dos años después habría que recordar la apertura de las respectivas embajadas y que delegaciones de alto nivel de ambos países han intercambiado visitas, entre ellas los secretarios de gobierno John Kerry (Estado); Penny Pritzker (Comercio); Tom Vilsack (Agricultura); y Anthony Foxx (Transporte).

Por la parte cubana, cuatro ministros han estado en Washington en funciones de trabajo: Bruno Rodríguez Parrilla (Relaciones Exteriores); Rodrigo Malmierca Díaz (Comercio Exterior y la Inversión Extranjera); Gustavo Rodríguez Rollero (Agricultura) y Roberto Morales Ojeda (Salud Pública). También los presidentes del Instituto Nacional de Deporte y Recreación, Antonio Becali Garrido; y del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, Alfredo Cordero.

Se estableció además una comisión bilateral que evalúa diversos temas; y se han firmado acuerdos no vinculantes en materia de protección medioambiental, santuarios marinos, salud pública e investigación biomédica, agricultura, comercio y seguridad del transporte, aviación civil, transporte directo de correo e hidrografía.

También han tenido lugar conversaciones sobre uso del Internet y las telecomunicaciones, y la cooperación policial para combatir la trata de personas, el narcotráfico, el cambio climático y la piratería intelectual. Se ha dado continuidad a los diálogos migratorios y sobre derechos humanos. Estos últimos, propuestos por Cuba, tuvieron una primera sesión en marzo pasado y una segunda efectuada este viernes en La Habana.

En agosto de 2016 se restableció el servicio aéreo regular y el primer buque de cruceros de los Estados Unidos llegó al puerto de La Habana el 2 mayo. Desde entonces han funcionado establemente, igual que el intercambio postal directo entre los correos de ambos países, y los servicios telefónicos para voz directa e itinerancia de señales en Cuba, pactados por las empresas de telecomunicaciones de ambas naciones.

En el tema financiero, la empresa pionera, y la única que se conozca hasta hoy, es Stonegate Bank, que ha emitido una tarjeta Mastercard que permite comprar y pagar en centros turísticos de la isla.

Con el paquete de enmiendas anunciado este 14 de octubre, serían siete los aprobados por los Departamentos del Tesoro y Comercio bajo el mandato de Obama. Tal como ha reconocido la cancillería cubana. Estas decisiones van en la dirección correcta, pero no son suficientes para que el pueblo deje de sufrir los rigores del bloqueo.

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