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Agujeros a nuestros músculos

Un Back Stop para los entrenamientos de béisbol en Cuba tiene un costo superior a los 7 mil dólares.
Un Back Stop para los entrenamientos de béisbol en Cuba tiene un costo superior a los 7 mil dólares.

 

La felicidad y hermandad que mueve el deporte son incuestionables, sin embargo, cuando a ellas se les colocan delante obstáculos, daños económicos y vicisitudes solo queda un camino: cruzarlos con más fuerza e inteligencia, sin dejar atrás la denuncia certera.

El bloqueo económico del Gobierno de los Estados Unidos ha perjudicado también a nuestro movimiento deportivo. Más allá de los antecedentes clásicos, algunos hechos recientes siguen cargados de la prepotencia y la insensatez, en tanto nos privan no solo de beneficios tecnológicos y científicos, sino que encarecen los recursos para una práctica masiva y en el alto rendimiento.

Citemos apenas algunos ejemplos. La imposibilidad de adquirir en el mercado estadounidense artículos e implementos como pelotas de béisbol, bates, remos, pértigas, arcos, entre otros, eleva su compra entre un 30 y 60 por ciento. Incluso mucho más, como resulta el caso de un uniforme de béisbol, cuyo costo es 97.80 USD en tierras norteñas, pero Cuba debe comprarlo a 576 USD en un tercer país.

Nuestro Laboratorio Antidoping, acreditado internacionalmente desde su puesta en marcha desde el 2001, sufrió en el último año más de una afectación por las trabas que regulan especialmente los Departamentos del Tesoro y de Comercio, y en particular la Oficina de Control de los Activos Extranjeros (Ofac).

Para adquirir un cromatógrafo de gases masa/masa, imprescindible para sus funciones, hubo que desembolsar un 34 % más del precio dada la imposibilidad de acceder a esa tecnología en Estados Unidos, el mismo país que retuvo luego el envío de las muestras biológicas procedentes de un grupo de atletas de Perú, quienes habían solicitado los servicios de la institución cubana, pero su pecado fue estar haciendo la preparación en suelo norteño.

Un asunto tan sensible como la contratación de peloteros cubanos sigue pasando por estas absurdas leyes. Se aprobó el tema para todas las naciones de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, excepto Puerto Rico por su condición de estado libre asociado, lo cual tiene detenido el proceso tras la protesta lógica de los boricuas.

A pesar de ciertos avances, todavía es imposible jugar en las Grandes Ligas sin necesidad de emigrar legal o ilegalmente de nuestra nación, dado que el bloqueo impide el pago directo a un pelotero residente permanente en la isla y mucho menos a una entidad que lo represente como la Federación Cubana de Béisbol.

Testimonio desde las piscinas    

El comisionado nacional de natación, Rodolfo Falcón, todavía recuerda cómo después de las medallas de plata y bronce obtenidas por él y Neiser Bent, respectivamente, en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, un entrenador estadounidense pidió venir a Cuba para conocer qué estábamos haciendo para haber dado un salto tan espectacular.

“Estuvo aquí alrededor de seis meses y fue a la preparación que hicimos en Puerto Rico. Tras ciertos reportes de prensa y un poco de publicidad, le negaron las visitas posteriores. No pudo regresar.

“En el 2012 ocurrió algo parecido. Por un curso de Solidaridad Olímpica estaba previsto que viniera un prestigioso entrenador de ese país a Cuba. Se pospuso  tres veces porque no le daban el permiso. Al final, tuvimos que cambiar de ponente y vino un  español con buen nivel, pero ya había estado aquí. No pudimos acceder a la experiencia y conocimiento de la mejor escuela de natación del mundo, que marca pautas en las investigaciones científicas.

“Nosotros actualmente cuando buscamos algún torneo importante para que participen nuestras figuras, por lo general tenemos que ir a Europa, donde, por supuesto, es más costoso todo y muchas veces las competencias son de menor nivel que si pudiéramos ir a Estados Unidos. Allí se realizan eventos de élite todas las semanas, pero el bloqueo es real y nos afecta”.

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