
Con solo traspasar el portón que anuncia la llegada a la finca El Troncón, ubicada a unos dos kilómetros del poblado de Buenaventura, cabecera del municipio holguinero de Calixto García, se entra en contacto con un variado mundo animal y vegetal.
Hermosos pavorreales con su cola desplegada, pineos congos brasileños, gallinas cubalayas y corneas, cotorras, toros siboneyes, cerdos hampshires, jicoteas y hasta un cocodrilo, le dan la bienvenida al visitante con sus sonidos identitarios.
El sendero de la entrada principal es un hermoso jardín, conformado por diferentes tipos de palmas, rosas y otras plantas ornamentales, mientras que un poco más allá crecen granadas, cerezas, nísperos, canisteles, cedros, algarrobos y otras plantas.
En esta singular hacienda, de poco más de 50 hectáreas de extensión y feraces tierras, cohabitan de forma armoniosa y productiva 18 especies de animales, 30 de árboles frutales, 25 maderables y 40 ornamentales.
Detrás de los éxitos de esta finca, convertida a la vuelta de unos años en un verdadero “troncón productivo” según el decir de los cubanos, está la paciente labor y acertada conducción de su propietario, Norberto Santiesteban Velázquez.
Tras incursionar con éxito en la dirección política y de gobierno, tanto en el municipio de residencia como en la provincia de Holguín, Norberto escuchó el llamado del campo y retornó a la casa natal en la zona de La Alegría.
“Como mi padre, Diosdado Santiesteban, fundador de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, llevo en la sangre lo de campesino, de él heredé una pequeña parcela en la cual empecé a trabajar y avanzar en la diversificación de la producción agropecuaria, pues no se puede depender de un solo renglón.
“Después, con la promulgación del Decreto Ley 259, que establece la entrega de tierras ociosas en usufructo, solicité una caballería que estaba infestada de marabú y otras malezas, me la entregaron, la limpié y acondicioné.
“En un tercer momento, cuando dieron a conocer la 300, una nueva legislación que modificaba la anterior, pedí otra área cercana, no porque me hiciera falta, sino porque me daba lástima verla como permanecía improductiva, llena de matorrales.
“Así fui creciendo hasta llegar a poseer las actuales 53 hectáreas, todas las cuales se encuentran desbrozadas y dedicadas a algún fin útil, tanto desde el punto de vista productivo como genético, pues criamos especies raras para que no se extingan.
“Nosotros nos dedicamos en lo fundamental a la actividad pecuaria, a la crianza de cerdos y reses, de los cuales tenemos en la actualidad más de mil y 100 cabezas, respectivamente, todos estabulados y protegidos.
“La ceba de esta masa nos permite venderle al Estado alrededor de 190 toneladas de carne de cerdo y 60 toneladas de res, y 12 mil litros de leche anualmente, cifras todas por encima de las conveniadas con la agricultura. “Aunque recibimos pienso y otros insumos para la crianza, tenemos garantizado el sustento del rebaño con una base alimentaria propia, pues contamos con 13 hectáreas de yuca, ocho de caña, tres de kingrass, una de morera y media de moringa, además de pastos naturales.
“Empezamos a incursionar también en el cultivo del tabaco, del cual sembramos cuatro hectáreas y cosechamos más de 100 quintales, así como en la recolección y entrega de algunas frutas para el mercado agropecuario local”.
Son razones más que suficientes para que la finca El Troncón haya sido declarada de referencia nacional en la diversificación agropecuaria y coto genético, tanto biológico como botánico, cuyas experiencias se transmiten en encuentros, talleres y otros eventos porque marcan pautas para el desarrollo futuro del sector.

