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Abanderados de oro

Mijail López Núñez (D), campeón olímpico, panamericano y multicampeon mundial de lucha, recibe nuestra enseña nacional, durante la ceremonia oficial de Abanderamiento de la delegación cubana que nos representara en los XXX Juegos Olímpicos, que se efectuaran en la ciudad de Londres, en el Memorial José Martí, en La Habana, el 30 de julio de 2012.AIN FOTO/Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
Mijail López Núñez (D), campeón olímpico, panamericano y multicampeon mundial de lucha, recibe nuestra enseña nacional, durante la ceremonia oficial de Abanderamiento de la delegación cubana que nos representara en los XXX Juegos Olímpicos, que se efectuaran en la ciudad de Londres, en el Memorial José Martí, en La Habana, el 30 de julio de 2012.AIN FOTO/Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ

Mijaín López  ¡¡¡Tricampeón olímpico!!!  Impuso su clase sobre el colchón de Río de Janeiro en la jornada del lunes 15 de agosto. Lo disfrutamos los cubanos y los muchos simpatizantes que tiene el gigante de Herradura en todo el mundo.

Una vez más los nacidos en este archipiélago nos sentimos bien representados por el abanderado de nuestra delegación a las citas de los cinco aros.

Hora de recuento y de admirar a los deportistas que, además de encabezar delegaciones en escenarios olímpicos, han escalado lo más alto del podio.

Si vamos a la historia, debemos mencionar  al pionero en juegos estivales, Ramón Fonst, quien portó la bandera en tres ocasiones (1900, 1904 y 1924), al igual que Stevenson (1972, 1976 y 1980), y Mijaín (2008, 2012 y 2016).

El destacado esgrimista se convirtió en el primer campeón olímpico  cubano y latinoamericano durante las segundas olimpiadas en París, año1900. Cuatro años después repitió la hazaña al ganar títulos individuales en florete y espada.

A este redactor le llegan recuerdos de  esos otros tricampeones de olimpiadas, gigantes también, de los puños y de la dignidad, nombrados Teófilo Stevenson y Félix Savón, este último abanderado en la cita de Sidney 2000.

Con las derechas de Stevenson gritaba toda Cuba. Conservo nítidamente la exclamación enorme salida de muchos hogares tras el  swinazo fulminante del gran campeón aquel atardecer de verano, hace 40 años, durante la final boxeo de los Juegos Olímpicos de Montreal, frente al rumano Mircea Simon.

Ahí están también las imágenes de Savón, cuya fogosidad  y pegada, traducidas en resultados de peleas fuera de combate o por amplio margen de puntos, lo hicieron legendario.

No olvidamos al luchador  estilo grecorromano Héctor Milián, quien luego de guiar el símbolo patrio en la apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona, 1992, logró coronarse en la división de los 100 kilogramos para abrir el camino de la mejor cosecha atesorada por Cuba en estas lides.

Y hace apenas unas horas vivimos nuevamente la euforia. En cada técnica, agarre, proyección, desbalance… aplicados por Mijaín a sus rivales en Río, comprobamos la maestría y entrega total del atleta al que antes de salir de casa le confiamos la enseña nacional.

No hay duda, estamos hablando de abanderados de oro.

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