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Cuba previene el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas

 

Cuba no está ajena a la problemática del uso indebido y el tráfico ilícito de drogas; cada día la edad del inicio del consumo disminuye y para ello se hacen más diversos los escenarios; el peligro que representan para la salud acecha, por lo que los narcóticos están, y deben seguir estando, controlados.

Sin embargo, hay formas clandestinas de introducir estas sustancias en el territorio nacional.  A pesar de las acciones mancomunadas de los organismos del orden interior y de la sociedad unas pocas cantidades llegan a los receptadores.

La familia y la comunidad son elementos cardinales de un combate que tiene al hombre en el centro de todo, por lo que es imprescindible preparar a la población para evitar el uso indebido de drogas conjugando la labor persuasiva con el enfrentamiento.

Actualmente se desarrolla una labor coordinada con las organizaciones sociales en los barrios para la promoción y el enfrentamiento a ese flagelo, lo cual permitirá hacer un trabajo diferenciado para lograr el rechazo consciente en los niños, adolescentes y jóvenes.

Este 26 de junio, Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas exhortó a los países y las comunidades a que sigan mejorando la vida de las personas afectadas por el abuso de narcóticos, combinando la protección y la seguridad pública con un mayor hincapié en la salud, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.

La iniciativa de la ONU para el 2016 ha sido: “Escucha primero”, encaminada  a promover  el apoyo para la prevención del uso de drogas basado en la ciencia, por lo que será una inversión eficaz en el bienestar de niños y jóvenes, sus familias y comunidades.

En Cuba funciona un programa intersectorial para el enfrentamiento al consumo y tráfico de drogas, que encabeza el Ministerio de Salud Pública y tiene componentes esenciales: promoción y prevención a partir del barrio, creación de espacios libres de humo, divulgación de los efectos nocivos de estas sustancias, pesquisa activa para los que están en riesgo, así como atención médica y rehabilitación para devolver esos seres humanos a la sociedad.

Además, se refuerza el control de los medicamentos en la red de farmacias y droguerías; se discute con sus colectivos laborales para reducir las brechas y se realizan inspecciones para evitar que los medicamentos considerados como psicoactivos caigan en manos de personas inescrupulosas.

Las drogas constituyen una amenaza para la sociedad; un solo caso debe ser motivo de desvelo para todos, y su proliferación impone desafíos emergentes que reclaman incluso la cooperación internacional para la prevención y tratamiento. Escuchar a los niños y jóvenes es el primer paso para ayudarlos a crecer sanos y seguros.

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