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FSM: en busca de la unidad clasista

El argentino Pablo Lombardi, de la Juventud Sindical y del Sindicato de Canillitas, reflexionó acerca de la necesidad de la unidad para enfrentar los desafíos contemporáneos. Foto: René Pérez Massola
El argentino Pablo Lombardi, de la Juventud Sindical y del Sindicato de Canillitas, reflexionó acerca de la necesidad de la unidad para enfrentar los desafíos contemporáneos. Foto: René Pérez Massola

 

¿Cómo articular al movimiento sindical de la región para responder a la embestida que sufren hoy los gobiernos progresistas de América Latina? ¿Cómo unirse en la diversidad para construir un frente común y solidario con la clase obrera? ¿Qué hacer para combatir a las empresas transnacionales, ejes del capital, que explotan por igual a los trabajadores de cualquier lugar del planeta? ¿Cómo ser solidarios en un universo sindical caracterizado por la fragmentación? ¿Cómo pasar del discurso a la acción?

Estas fueron algunas de las interrogantes que permanecieron en el sustrato del debate que tuvo lugar el viernes en el Centro de Convenciones Lázaro Peña como parte de la reunión anual de la región América de la Federación Sindical Mundial (FSM), a la cual  concurrieron 29 organizaciones afiliadas.

El evento estuvo presidido por Joaquín Romero, vicepresidente de la FSM y coordinador para la parte andina y Colombia, quien destacó la asistencia de 53 dirigentes de diferentes niveles y sectores, en representación de 15 países, lo que constituye una de las mayores concurrencias en los últimos años para este tipo de encuentros.

La sesión fue organizada por la oficina de la FSM en La Habana, dirigida por Ramón Cardona, y contó con algunos de los directivos que asisten a la II edición de la Pasantía Sindical y al Seminario del Encuentro Sindical de Nuestra América (Esna), inaugurados el pasado 25 de abril.

Uno de los invitados fue Pedro Ross Leal, quien defendió la necesidad de “construir la unidad del movimiento sindical”. Explicó que esta tiene que ser el resultado de un proceso arduo de voluntad política, y narró sus experiencias como parte del proceso unitario vivido por la Revolución Cubana en los primeros años de la década de 1960.

La Declaración Final abordó diversos temas, entre ellos la solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela. El documento impugna el golpe de Estado que se gesta en Brasil y los intentos por criminalizar a Dilma Rousseff, a Lula da Silva y a Cristina Kirchner. Repudia además el asesinato de la líder del pueblo lenca, Berta Cáceres.

El cónclave exigió la inmediata liberación de la luchadora argentina Milagro Sala; de la guatemalteca Julia Amparo Lotán (vicepresidenta de la FSM); de los campesinos paraguayos sobrevivientes de la matanza de Curuguaty (junio/2012) y del puertorriqueño independentista Oscar López Rivera.

También rechazaron el bloqueo de EE.UU. a Cuba; demandaron la devolución de las tierras ocupadas por la Base Naval en Guantánamo y circularon la invitación oficial al XVII Congreso Sindical Mundial, previsto a celebrarse entre el 5 y el 8 de octubre en Durban, Sudáfrica.

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