Luego de tres jornadas de exposiciones y fructíferos debates, este jueves fue clausurado el XI Taller Internacional Primero de Mayo, evento que reunió a académicos e investigadores de varios países del continente, interesados en profundizar en temáticas vinculadas al mundo laboral.
En la última sesión, los participantes aprobaron una declaración final en la cual condenan el uso manipulado de la información y la comunicación por parte de sectores de derecha en los países de la región; el terrorismo en cualesquiera de sus modalidades; los propósitos de sectores privilegiados de desestabilizar los procesos de liberación de los pueblos de América Latina y el Caribe, y la injusta distribución de las riquezas creadas por los trabajadores, quienes solo reciben una mínima parte y carecen de recursos para sostenerse y educar a sus hijos, mientras las elites de poder derrochan en armas y hábitos consumistas.
De un reconocimiento especial fueron objeto la Doctora en Ciencias Históricas Elsa Rojas Blaquier, y el Máster Silvio Jova Argota, por su participación en todos los talleres hasta celebrados.
Como parte de las actividades de este último día, los profesores argentinos Susana Martínez y Miguel Ángel Auzoberría, ofrecieron un conversatorio sobre la situación actual y perspectivas de su país. El último de ellos tuvo a su cargo la presentación del libro 1982: un frío desconocido. Dos muchachos, dos historias, dos islas, del cual es autor conjuntamente con su compatriota Andrés Fernández.
Al pronunciar las palabras de clausura, el Máster René González Barrios, Presidente del Instituto de Historia de Cuba (IHC) y del Comité Organizador de este encuentro, señaló que “Como nunca antes, el papel y lugar de los historiadores en la sociedad se reafirma en su utilidad. Solo desde el análisis y argumentación científica de la actividad humana, se puede prever y despejar el camino a lo ignoto, un camino lleno de escollos y también de oportunidades. El historiador está llamado en la actualidad a convertirse en el brazo auxiliar del dirigente político, de los legisladores, de los movimientos sociales, de los trabajadores”.
Precisó González Barrios que para defender una causa o nación hay que conocerla, y toca a los historiadores abrir los senderos, tender la mano, asesorar con ciencia, pasar de ser el ente que hurga entre viejos papeles en archivos, a científico que propone soluciones y alerta peligros.
Puntualizó que en el caso de los cubanos resulta crucial el conocimiento de la historia, porque en ello va el destino de la nación, y apuntó:
“No por gusto el actual mandatario estadounidense insiste en proponernos olvidar la historia; historia de pretensiones hegemónicas sobre nuestro territorio, ambiciones de dominación, e imposiciones humillantes. Estados Unidos no solo se ha opuesto en el caso de Cuba al proyecto de Revolución socialista; se ha opuesto, además, al proyecto de nación soberana”.
Antes de concluir, el Presidente del IHC reafirmó la fe de los participantes en nuestros pueblos y en el papel de los historiadores como soldados de la primera en la batalla de las ideas.
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