Una mirada al «ideal» del deporte cubano (II Parte)

Una mirada al «ideal» del deporte cubano (II Parte)

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Hassan Pérez Casabon

Echando la imaginación a volar… nueve envíos “intencionales”.

Primer Clásico Mundial del 2006. Foto: Ricardo López Hevia
Primer Clásico Mundial del 2006. Foto: Ricardo López Hevia

¿Si la MLB y la extinta IBAF hubieran organizado el Clásico Mundial décadas atrás, qué equipo nos habría representado? ¿Con qué rosters habríamos acudido a este evento en los años dorados de Managua (1972), Medellín (1978), Tokio (1980), Parma (1988) o Atlanta (1996)? ¿Quién subiría a la lomita para lanzar las serpentinas en el desafío final?

En fin que, – a contracorriente de la idea del gran dramaturgo ibérico Calderón de la Barca de que la vida es sueño; y estos  sueños son – echamos a volar la imaginación.

Sin Esteban Bellán, patriota independentista; Martín Dihigo, “El Inmortal” cuya figura es exaltada en Cooperstown y todo el Caribe; sin “El Caballero” Alejandro Oms; Cristóbal Torriente; José de la Caridad Méndez, “El Diamante Negro”; Silvio García; Adolfo Luque; Conrado Marrero, “El Guajiro de Laberinto” y tantos otros nada sería igual. Un día, cuando el Salón de la Fama signifique sitio perenne de recordación, tendremos que reverenciar cada etapa de nuestro béisbol. Decenas de lares en el mundo, sin chovinismo alguno, palidecerán ante los aportes tangibles antillanos en los últimos 150 años. ¡Ha sido tanta la luz!

Arribar a conclusiones sobre lo que ocurre “dentro de las dos líneas de cal” es extremadamente engorroso porque, quizás como en ninguna otra temática, resulta muy difícil despojarse de pasiones y ataduras. Lo que acontece en un terreno desencadena, sencillamente, odios desenfrenados y amores a todo prueba. Sin embargo, el propósito de estas líneas es fomentar razonamientos, desde una perspectiva ideológica y cultural, que generen debates amplios y coherentes. Por eso les proponemos diversas consideraciones sobre desafíos de la pelota antillana, extensivos al resto de las disciplinas. Reciban pues, con la elegancia desde el montículo de Braudilio Vinent o Jorge Luis “Tati” Valdés, sin ropajes ni adulterios, nuestros lanzamientos beisboleros.

  • Hay que perfeccionar el sistema de captación en las primeras edades, y de preparación y dirección especializada del alto rendimiento, con la pelota en la proa. No podemos atraer a los futuros atletas solo mediante estrategias legítimas treinta años atrás, cuando contábamos con Pre-EIDES y una base material de estudio envidiable. Los niños se vinculaban entonces a los planes de la calle y no a videojuegos y horas excesivas, muchas veces sin fines educativos, frente a las computadoras. Hace algún tiempo esperamos que arriben los muchachos de las manos de sus padres. No vamos a buscarlos a zonas que tradicionalmente fueron canteras en disciplinas específicas. Carecemos, empleando la terminología actual, de “scouts” que identifiquen a los talentos en sus barrios, estando con su experiencia y olfato al acecho de los “prospectos” a los que prepararemos de manera diferenciada.
  • Durante años, Matanzas es el ejemplo más ilustrativo, vimos como cerraban varias Academias Provinciales donde se pulía a quienes no “subían” de inmediato al máximo nivel. Hace apenas dos años organizamos el Torneo Sub 23, para atender a una masa de jóvenes con condiciones pero necesitados del juego diario que, por razones obvias, no encuentran en la Serie Nacional. La ausencia de eventos como éste (o las anteriores Ligas de Desarrollo) nos hizo perder a decenas de jugadores que, salidos de las filas juveniles, fueron a parar a campeonatos domingueros de softbol o “ligas de la toronja” de los transportistas, comunicadores o el turismo.
  • Los constantes cambios de fecha le impiden a los miembros de la escuadra nacional realizar una preparación adecuada, a partir de una columna central. Dichas variaciones les imposibilitan “planificarse” como es debido. Lo mismo tienen que estar bien para el Clásico en marzo, los play off en abril o mayo, el Juego de las Estrellas en diciembre, que los centroamericanos y el Súper 12 en noviembre. Ningún competidor en el planeta puede mantener el pico de su forma deportiva un año entero.
  • El costo elevado de los implementos hace que en ocasiones se acerquen a los terrenos, principalmente, niños y adolescentes cuyos padres pueden adquirir bates, guantes, pelotas y uniformes, movilizando entre ellos a árbitros y personal de apoyo, quedando limitados de plano una parte importante de infantes con condiciones cuyas familias no puede costear, en CUC, esos aditamentos.
  • En cuanto al espectáculo tenemos que promover y ejecutar acciones cuyo criterio de medida sea apreciar, como sucede en la postemporada, los estadios abarrotados. Ellas van desde potenciar el transporte hacia las instalaciones, pasando por la gastronomía, hasta el despliegue de alternativas de souvenir “propias” que nos acerque a los peloteros. Lo hecho hasta el momento es válido, pero insuficiente. La televisión y la radio tienen que ser más dinámicas y creativas. No deben limitarse a la cobertura informativa, sino trabajar en función del entretenimiento mediante un producto de elevada factura que entremezcle, desde la música y el recordatorio de jugadas de antaño hasta entrevistas y reflexiones de expertos. “Antesala”, “Swing completo”, “Béisbol de siempre”, “Mi béisbol”, “Béisbol Internacional”, “Deportivamente”, de Radio Rebelde, y la divulgación del Canal Habana son excelentes muestras.

Sería de un valor extraordinario dotar, en la primera oportunidad, al menos al Latinoamericano y al Guillermón Moncada, de pantallas modernas que permitan a las multitudes sentir al corredor sobre la grama y, al mismo tiempo, disfrutar de la repetición en cámara lenta del engarce espectacular.

  • Al béisbol le urge disponer de un Centro de Preparación que no es el Latino, el Changa Mederos, ni el Nelson Fernández. Las vicisitudes materiales no permitieron se desplegaran proyectos ambiciosos, los cuales hoy, si no es dado concebir en su totalidad, deberán modificarse para atemperarlos a las realidades presentes pero, de ninguna forma, prescindir de ellos. Paradójicamente el pasatiempo principal no dispone de un “campo de entrenamiento” permanente, no solo para usarlo previo a un certamen trascendente, sino para trabajar con las figuras que a corto y mediano plazo asumirán papeles protagónicos.
  • Necesitamos ensanchar el pensamiento técnico-táctico de atletas y entrenadores. Existen situaciones que no pueden preconfigurarse desde los camerinos, pero una vez se presentan hay que saber actuar con rapidez para tener mayores probabilidades de efectividad.
Los equipos Cuba de béisbol no ganan un evento internacional desde los Juegos Centroamericanos del Caribe en Veracruz 2014
Los equipos Cuba de béisbol no ganan un evento internacional desde los Juegos Centroamericanos del Caribe en Veracruz 2014

Tenemos que conocer mejor a nuestros rivales y para ello hay que acumular información pormenorizada sobre el desempeño de estos en sus respectivos campeonatos. ¿Hemos interiorizado, que en los últimos eventos los toleteros rivales contra nuestro conjunto (como decía Pánfilo “ya nos sacamos la espinita de Holanda pero nos queda la de Korea, Japón, Canadá y Estados Unidos”), hipertrofian sus performances como expresión de evaluaciones rigurosas? ¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestros avezados cronistas afirmar que: “… es como si ellos nos batearan avisados”?

Hace apenas unas semanas Alfredo Despaigne, que tanto con el uniforme de Granma como el de los Piratas de Campeche o el de los Marineros de Chiva envía  a las gradas un sinnúmero de esféricas, confesaba ante las cámaras en el set de Mi béisbol, que «no tenemos reportes de los lanzadores rivales y eso dificulta enormemente el trabajo de los bateadores, sobre todo porque enfrentamos a serpentineros con un amplio repertorio que, desafortunadamente, no es la tónica de los monticulistas cubanos del momento, cuya mayoría básicamente trabaja con recta, slider y curva, desconociendo el impacto que posee en la principales ligas el uso de la sinker, el cambio, la recta cortada, el spring finger y la nackeball o bola de nudillos».

  • Debemos aspirar a topar más frente a elencos de mayor calidad. Si antes lo hicimos con los Sultanes de Monterrey o los Senadores de San Juan, hoy debemos intentar chocar contra los Leones de Caracas, las Águilas de Veracruz, los Tigres de Licey, Indios del Boer, o cualquier otra de las novenas que intervienen en las ligas de invierno caribeñas, además de las propuestas concretas con la MLB que pueden llevarse a cabo, como la del pasado 22 de marzo frente a los Tampa Bays Rays. Asia se nos antoja también como un diapasón idóneo para estos menesteres, teniendo en cuenta además los lazos en esta esfera con Japón y Taipei de China y, en los últimos tiempos, con Corea del Sur.
  • Es ya impostergable erigir, con todas las de la ley, el Salón de la Fama que recoja, preserve y perpetúe la historia sesquicentenaria del béisbol nacional, particularmente aquella que comenzó a escribirse luego del legendario 27 de diciembre de 1874. El Palmar de Junco de la Atenas de Cuba (Monumento Nacional y terreno en activo más longevo del mundo), y el Estadio Latinoamericano son por derecho propio –por encima de regionalismos que nada aportan al empeño cimero- lugares adecuados para dicho complejo deportivo cultural. Considero que edificarlo en la insigne pradera yumurina le aportaría a dicha institución un valor integral, emanado desde el componente histórico, insuperable. Nuestra memoria es sagrada y no podemos permitir que nos la arrebaten, ni que se desvanezca en el tiempo. Ese Salón no es un lujo, ni un capricho superfluo. No será un lugar para cultos fastuosos ni ritos baladíes, sino un sitial donde podremos beber de esa sabia, presentándoles a los jóvenes, cada héroe de siempre, desde la obra imperecedera que nos legaron.

 Jugada cerrada…safe

El hecho de que jugadores cubanos participen en diferentes ligas, representados por nuestra Federación, es una posibilidad de contribuir al crecimiento real lo mismo de peloteros en ascenso, que de aquellos con mayor número de años en los terrenos de casa. Es una etapa que se abre donde necesariamente tenemos que aprender los códigos establecidos, para garantizar que no se dañen los intereses estratégicos en relación con nuestros deportistas.

Los casos de Alfredo Despaigne en el 2014, con los Piratas de Campeche, y el de Yulieski Gourriel, en la primavera del 2015, con el Yokohama Bay Star, demuestran que este es un campo lleno de detalles que desbordan lo meramente atlético –con profundas ramificaciones jurídicas-  que obligatoriamente tenemos que dominar, incluso mejor que las diversas contrapartes que en el futuro se presenten.

Ahora bien, una cosa es insertar hombres en circuitos de probada calidad deportiva y otra bien distinta es informar que atletas que estuvieron en el Premier 12 como el artemiseño Miguel Lahera, o que están en la mira de la selección nacional como el santiaguero Alberto Bicet, viajarán en medio de la etapa élite de nuestra Serie a la Liga Profesional de Béisbol en Colombia.

Ni Radamel el “Tigre” Falcao, ni James Rodríguez, futbolistas cafeteros de lujo, ni Edgar Rentería y Orlando Cabrera, los dos peloteros colombianos de mayor alcurnia en los últimos años, podrían explicar que esas figuras elevaran su rendimiento marchando a Colombia, o lo que es igual dejando de jugar en Cuba. Es como si un futbolista del Calcio italiano (las analogías suelen esconder las diferencias entre los seleccionados) abandonara la temporada dentro de la Serie A para “incrementar” su nivel en terrenos de Andorra, o Kazajstán.

Como tampoco hace mucha gracia dentro de la afición que un receptor de la talla de Yulexis La Rosa (dentro del cuarteto de vanguardia de los

Alfredo Despaigne sigue aportando su calidad en la liga profesional
Alfredo Despaigne sigue aportando su calidad en la liga profesional de Japón

cubanos actuales) no haya podido ser refuerzo con cualquiera de los elencos que disputaron la segunda fase de esta 55 Serie Nacional, porque trabajó poco más de un mes con “Los Caballos” de Coclet de Panamá.

Esas ligas, con todo respeto, son para figuras de resultados históricos, como por ejemplo Ariel Borrero, Carlos Tabares o Reutilio Hurtado los cuales, diez años atrás, tuvieron condiciones para militar en el torneo más exigente del mundo pero, hoy en día, se encuentran en el cierre de una carrera brillante. Para ellos habría sido un estímulo representarnos en estos certámenes, y una estrategia correcta porque emplearíamos la relación adecuada entre el hombre y la liga concreta.

Dos buenos ejemplos son Michel Enríquez, con los Cañeros de los Mochis, en la Liga Mexicana del Pacífico y Frederich Cepeda, que luego de incursiones por debajo de su extraordinaria calidad con los Gigantes de Yomiuri en Japón, fue incluido en la relación que se sumó a los Tigres de Cartagena.

No podemos confundir la oportunidad de expandir nuestra pelota con figuras que residen en nuestro país, con la oficialización de cuanta propuesta recibamos, sin detenernos en lo que, integralmente, cada una de ellas podría aportar. En principio no debe prescindirse de ninguna, pues el universo disponible supera los 400 jugadores en activo en la Serie Nacional, pero hay que escoger bien qué hombre se ajusta a lo que ese torneo tiene que ofrecer. Entre nuestros federativos debe reinar la confianza por la probada calidad, en sus distintos estamentos, de la inmensa mayoría de nuestros jugadores.

Es una regla invariable de cada tema en la vida. Ni se administran antibióticos de última generación para los procesos virales, ni se le dispara con cañones a un tomeguín, ni un campeón olímpico o mundial, que ya rebasó los niveles precedentes, va a foguearse en instancias que no pueden contribuir a su crecimiento. Si dichos preceptos no están nítidos, o se invierten en el afán táctico de obtener un beneficio menor, desafortunadamente el tiempo, y los resultados demostrarán que, en el plano estratégico, no fue la variante adecuada.  Más que eufemismos serían desaguisados de los que se recogerían cosechas opuestas a las planificadas.

Al mismo tiempo, la participación de un conjunto cubano en la Liga Canadiense Americana Independiente –efectuando diecinueve desafíos entre el 9 de junio y el 1ero de julio próximos- resultaría una posibilidad privilegiada no solo de que, en lo individual, nuestros jugadores se desenvolvieran en un torneo que sin llegar a ser la crema de este deporte tiene calidad y rigor, sino de obtener una visión, desde lo colectivo, que en última instancia es la clave para encarar los eventos de primera línea. Esa sería una manera de excelencia de buscar team-work para nuestros principales hombres, no bajo la exigencia de ganar una competición sino de trabajar, en cada caso, porque resulte provechosa esa experiencia suigéneris.

 

 

 

 

 

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