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Hablan un lenguaje muy parecido al de nuestros galenos, solo que ellos deben interpretar, desde el silencio y la apariencia física, el estado de salud de los animales; generalmente carecen de medios diagnósticos y para poder realizarlos la clínica es vital.
Son veterinarios: médicos o técnicos con la altísima responsabilidad de mantener el bienestar de los rebaños, velar por la disciplina de los procesos tecnológicos de la ganadería, y garantizar la higiene y calidad de los alimentos que aportan los animales.
Tal conglomerado de tareas los hace imprescindibles en las entidades pecuarias, por eso el 24 de marzo en todo el país se realizan actividades para reconocer el buen hacer de estos profesionales, premiar a los de mejores trayectorias y celebrar por los resultados de cada uno de ellos.
Atención al recién nacido y a las gestantes
“Lo primero que hace un veterinario cuando llega a la unidad es la inspección clínica de la masa, luego revisar los terneros, a los recién nacidos, velar porque a las gestantes se les dé la atención y alimentación que requieren, chequear la limpieza de los equipos de ordeño, y exigir por la organización e higiene de los procesos”, razonó Lázaro López Castro, técnico veterinario de la Empresa Genética Los Naranjos, de Artemisa.
“Cuando hay un animal enfermo debemos separarlo del resto del rebaño, ponerle tratamiento, aunque esencialmente la medicina que practicamos es preventiva; no tenemos enfermedades contagiosas ni grandes brotes, tratamos de llegarles a los problemas antes de que puedan suceder”.
Con 15 años de experiencia, Lázaro disfruta la veterinaria desde su oficio en las unidades y gusta del contacto directo con los animales, pero también ha cumplido otro sueño: la docencia que desarrolla frente a alumnos del Politécnico Yuri Gagarin, a quienes imparte la asignatura de salud animal. “Me gusta enseñar, entregar los conocimientos en aras de formar profesionales que puedan reemplazar a los más viejos o convivir con ellos en su labor”.
Otra arista del trabajo de los veterinarios choca algunas veces con la falta de medicamentos del cuadro básico, lo que pone en peligro la salud de los animales. “Lo más difícil del trabajo es no disponer con el medicamento a tiempo, porque a veces hay animales que pueden morir por no contar con el indicado, y eso trae aparejado pérdidas económicas a la granja y a la empresa. En los últimos meses nos afectó la falta de garrapaticidas para contrarrestar esos insectos, pero ya hoy están en existencia”, afirmó el médico veterinario Yandrys Ortiz Videaux, quien labora en la granja oeste, de Caimito.
La Empresa Genética Los Naranjos se disemina por cuatro municipios de la provincia de Artemisa, con una masa total, entre vacunos, búfalos, ovinos, caprinos y cerdos, que supera las 20 mil cabezas, a la cual deben llegar los técnicos y médicos veterinarios en aras de garantizar su salud.
El manejo de los rebaños
“El veterinario decide con su quehacer en la capacitación de los vaqueros que entran nuevos, en la actualización de los conocimientos a los de mayor experiencia y con el chequeo diario de los ordeños a que la leche se produzca con calidad”, expresó Milton Fuentes Díaz, médico principal de la empresa.
Y ese razonamiento es evidente en los resultados que logran en el manejo de la masa vacuna en la vaquería 001, donde nacieron 34 terneros durante el 2015 y ya crecen saludables los primeros cuatro que vieron la luz en lo que va de año, entre ellos dos gemelos que se crían en los cuneros aledaños.
A Orley Rojas Fons, el administrador de esta unidad, lo sorprendimos en el trabajo de parto de una de las vacas Holstein bajo su cuidado. Un hermosísimo ternero acababa de nacer bajo su vigilia y ocupación. “El manejo es muy importante para lograr que los animales crezcan sanos: hay que empezar por alimentar bien a las novillas, garantizarles que tengan agua, que estén saludables para que se gesten a la edad óptima y podamos crecer en los rebaños y las producciones de leche.
“Hace un año que trabajo en la vaquería, y no hay vacas vacías (sin gestar), lo que garantiza un elevado índice de natalidad. Nunca se ha muerto un animal, ni me los han robado o sacrificado. Mantenemos una estricta vigilancia sobre ellos, los rotamos por los cuartones para que aprovechen bien la yerba disponible y les damos los suplementos dietéticos que tenemos”, comentó.
A los alimentos tradicionales, en Los Naranjos suman otras plantas proteicas— que se cultivan en las áreas aledañas a las unidades— las cuales, cortadas en trozos, se suministran en los comederos de las naves, para asegurar una dieta adecuada por cada tipo de animal, es decir, ya sean gestantes, en ordeño o a las novillas, dijo Milton.
Los resultados de la 17
Desde que entró en vigor la Resolución 17, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, los veterinarios de Los Naranjos se han visto beneficiados con mejores salarios: “Para la conformación del sueldo mensual se toman en cuenta una serie de parámetros relacionados con la calidad de la atención que brindamos a la masa, los nacimientos, el número de cabezas que atendemos, y la bioseguridad”, aseveró el técnico Lázaro López Castro.
“Y los beneficios son evidentes”, aceptó el médico veterinario Yandrys Ortiz, quien lleva solo dos años trabajando en esta entidad, los mismos que tiene de graduado en la Universidad Agraria de La Habana, y ya recibe salarios promedios que superan los mil 200 pesos, y otros 7 u 9 CUC que recibe como estimulación.
Actualmente se efectúa en Los Naranjos la capacitación a los trabajadores sobre las modificaciones de la resolución que entrarán en vigor próximamente, las cuales, según Luis Alberto Hernández, director de la empresa genética, ya se aplican con una mejor organización de las faenas y de la fuerza de trabajo.
El directivo admitió, además, que los resultados de la veterinaria en su entidad son satisfactorios, se corresponden con lo planificado, y en lo que va de este año las muertes de terneros están al 2,9 %, mientras las totales rondan el 0,4 por ciento.
Sin embargo, reconoce que se deben resolver los problemas subjetivos y de manejo de los animales presentes, garantizar la alimentación y el agua a los rebaños establemente y aprovechar mejor el potencial técnico que existe para lograr mayor eficiencia.
Con todo ello por delante aún hay certeza de la recuperación de la Genética Los Naranjos; se percibe en los rostros de los trabajadores, en la salud de los animales, en las vaquerías que están como nuevas y en los pastizales.
