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Forcejeo político en escenario español

Pablo Iglesias, líder del partido Podemos. Foto: tomada de internet
Pablo Iglesias, líder del partido Podemos. Foto: tomada de internet

 

Tal parece que entre tantos intentos de acuerdos y alianzas los partidos tradicionales Popular (PP) y Socialista Obrero Español (PSOE), y el emergente Ciudadanos, quieren desconocer a Podemos, movimiento devenido fuerza política que en los comicios de diciembre logró colocarse en el tercer escalón con 69 escaños al Parlamento.
Esta formación de izquierda y su líder Pablo Iglesias vienen planteando, incluso antes de las elecciones, la necesidad de formar un gobierno progresista, que genere cambios, en el que por supuesto sea tomada en cuenta su agrupación. Sin embargo, la respuesta no ha sido otra que la esquiva.
Iniciativas no le han faltado a Podemos. Semanas atrás le hizo la propuesta a Pedro Sánchez y al PSOE para juntos formar gobierno. Pero según el propio decir de Iglesias los socialistas han cedido ante la presión mantenida por los populares y el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, para evitar la concreción del pacto.
La realidad indica que hasta el presente los socialistas han preferido mirar a la derecha y no a la izquierda, como refleja el acuerdo suscrito por el PSOE y Ciudadanos para, entre otros fines, investir como presidente a Pedro Sánchez.
En medio del forcejeo por la silla presidencial y los programas de administración que cada quien pretende la incertidumbre se extiende. Sucede que para llegar a concretar un pacto de gobierno, PSOE y Ciudadanos tendrían que sumar al PP, y ello revelaría inconsecuencia con lo planteado desde el principio por todas las fuerzas de que los populares deben salir del poder.
La posición más coherente resulta la del partido de Iglesias. Este oportunamente acusó a los socialistas de no haber sido honestos al negociar en paralelo con ellos y con Ciudadanos. Y ha enumerado razones por la que se opone al pacto recién alcanzado entre los socialdemócratas y los centroderechas.
Califica el plan como lesivo para los derechos de las mayorías sociales, y argumenta “no se deroga la ley Mordaza que ataca las libertades públicas…, no se deroga la reforma laboral como había prometido el PSOE”; ambas formaciones ahora pactan reducir aún más las indemnizaciones por despido; en lugar de ofrecer derechos laborales proponen premiar con dinero público a los empresarios que pagan bajos salarios; ponen los intereses de los acreedores por encima de los servicios públicos y derechos sociales; y en materia de sanidad pública abre las puertas al copago farmacéutico y a la privatización de la gestión.
El programa económico de Podemos, en cambio, se centra en un incremento notable del gasto público para financiar servicios sociales; un aumento progresivo de impuestos para las rentas más altas, aspecto en el que choca con lo pretendido por socialistas y Ciudadanos. En política social aboga por reducir la desigualdad, crear empleos y acabar con la precariedad.
Iglesias da por fallido el intento por investir a Sánchez como presidente del Gobierno español haciendo alianza con los de centroderecha, en la primera semana de marzo. Y desde ya emplaza al PSOE a sentarse nuevamente a negociar con la exigencia de que los socialistas renuncien al texto de acuerdo suscrito con Ciudadanos por considerarlo incompatible con las propuestas de la formación emergente de izquierda. Será esta otra oportunidad para evitar la repetición de las elecciones.
Por el momento las negociaciones para formar el gobierno español parecen encaminarse hacia un callejón sin salida. Habrá que esperar los próximos días. Mientras, cada agrupación enseña sus cartas, y con ellas sus verdaderos propósitos.

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