Un viejo anhelo de los matanceros podrá concretarse este jueves, cuando después de 16 años sometida a una tortuosa rehabilitación por fin reabra la Sala de Conciertos José White, legendaria institución cultural donde el primero de enero de 1879 el músico Miguel Faílde estrenó su danzón Las Alturas de Simpson, una modalidad hoy reconocida como baile nacional cubano.
Según el programa artístico, habrá un concierto de la Orquesta Sinfónica de Matanzas, con el maestro Frank Fernández como solista invitado, una jornada que en días sucesivos completarán otras personalidades como las que componen el Dúo Clásico (la pianista Hilda Elvira Santiago y la chelista Felipa Moncada), el profesor y guitarrista Ildefonso Acosta, entre otros, anuncia Atenas, la web cultural de la provincia de Matanzas.
La sede del antiguo Liceo Artístico y Literario de Matanzas, de estilo neoclásico, ha sido beneficiado con los camerinos exigidos en plazas cerradas para conciertos, estudio de grabación, cafetería y un espacioso patio, donde sobresale como perpetuo homenaje a Faílde la grabación en madera la partitura de Las Alturas de Simpson.
El recinto, desde ya sede permanente de los ensayos y presentaciones de la Orquesta Sinfónica de Matanzas, posee capacidad para acomodar en el salón principal a 198 personas, agrupaciones corales y orquestas de hasta cien músicos.
Bajo la tutela de Sergio Roque Ruano, artista de la plástica y Premio Nacional de Rehabilitación, en los últimos tres años la institución no solo recibió un impulso capital, sino que lograron incorporar elementos de modernidad a un sitio que, sin embargo, conserva su estilo neoclásico.
La apertura estará acompañada de tantas expectativas como incertidumbres. Ojalá que la música que desde hoy entonará la institución sea suficientemente óptima para dejar atrás casi dos décadas de martirio constructivo, un mal ejemplo que privó de objetos de alta valía al legendario edificio, de alimento espiritual a esta ciudad y provocó un costo económico del que nadie conoce con certeza. Ya dirá el tiempo si tanta espera valió la pena. Por lo pronto, larga vida a la White.