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Entrenar… ¿fuera de control?

 

Fotos: José Raúl Rodríguez Robleda

 

La práctica habitual de ejercicios físicos es parte de la realidad cubana, situación que se ha reforzado  con el surgimiento en los últimos tres años de gran número de gimnasios particulares. A estos sitios  acuden, en su mayoría, jóvenes con  la esperanza de mejorar su calidad  de vida y, claro está, de moldear sus  cuerpos.

Perseguir una musculatura perfectamente torneada se ha convertido en la meta de muchos, y para  alcanzarla se someten a interminables maratones de pesas y rutinas  cardiovasculares. Sin embargo, no  en todos los casos las dosificaciones  de los pesos y las cargas son respetadas por los practicantes, quienes  suponen que a mayor volumen de  entrenamiento, más pronto será visible un resultado digno de portada  de revista.

La realidad es otra, pues los músculos delineados y sobresalientes no se consiguen con pocos meses  de esfuerzo en los bancos de press  y dietas agresivas. Por el contrario,  tales efectos son consecuencia de un  trabajo arduo y de años dedicados  a una preparación consciente, capaz de expandir los límites físicos y mentales, pero sin atentar contra la  salud del practicante.

Según el personal especializado que labora en los gimnasios, es frecuente encontrar quienes esperan  dividendos inmediatos, aunque para  conseguirlos, en ocasiones desobedecen orientaciones. Así, es usual  la aparición de lesiones por sobrentrenamiento o fatiga muscular —las  más comunes—, también otras relacionadas con las malas ejecuciones,  el estrés físico y psicológico.

Alexis Ruz, licenciado en Cultura Física y uno de los tres entrenadores del gimnasio privado La Spinaca  d’ Popeye (Plaza de la Revolución),  explica que la presencia del preparador físico es básica, “pues mucha  gente se enfrenta por primera vez  a rutinas con máquinas y aparatos  y lo hacen en un área reducida, por  lo que deben tener cuidado con los  accidentes que puedan ocurrir con  las pesas. Además, son claves para  enseñar correctamente las técnicas  y evitar de esa manera las lesiones”.

 Entrenamiento… ¿por la libre?

El Rafa’s Gym es un local pequeño en Centro Habana y apenas tiene cuatro meses de fundado. Allí trabaja Cosme Peña, quien no posee un  título universitario en la materia,  pero ejerce como principal asesor en  gimnasios de este tipo hace más de  un año. En todo ese tiempo su meta  ha sido superarse y estudiar temas  relacionados con nutrición, entrenamiento con pesas, psicología y patologías del deporte.

Comenta que el primer paso para quien decida comenzar es el diagnóstico físico, prueba que evalúa las  capacidades y niveles de asimilación  del entrenamiento. Ello, vinculado a las aspiraciones del recién llegado,  define el plan a seguir.

Fotos: José Raúl Rodríguez Robleda

 

Tal práctica es también asumida en La Spinaca. Según confirma  Alexis, “siempre que viene una nueva persona se le preguntan datos  esenciales: edad, estado de salud, objetivos en el gimnasio y disponibilidad de tiempo para entrenar. En  base a esto se le traza la estrategia,  se le recomienda una dieta y comenzamos a trabajar con cargas mínimas”.

En otros sitios, como los gimnasios comunitarios, atendidos por  especialistas del INDER, es usual  que los responsables soliciten a los  recién ingresados el certificado médico que avale su buen estado de salud. “Esa es una manera de verificar  que realmente están en condiciones  de realizar ejercicios con pesas y nos  da un respaldo”, argumenta Alfredo  García, licenciado en Cultura Física  y con 15 años de experiencia al frente de una de estas instalaciones en el  municipio del Cerro.

Sin embargo, los tres entrevistados coinciden en que dicho paso se  trata numerosas veces de una formalidad que solo exime de responsabilidad a los entrenadores, pues  en muchos casos los certificados no  están respaldados en una investigación médica a profundidad, sino en  la solicitud del practicante.

Conocer los límites personales se convierte entonces en punto crítico dentro de un gimnasio, pues la mayoría de las lesiones ocurren entre quienes asumen niveles de entrenamiento por encima de sus capacidades físicas. “Entre los principiantes es muy  raro hallarlas, porque las cargas son  mínimas para acostumbrarlos a las rutinas y técnicas. Pero en los avanzados, los principales  problemas se  ubican en las articulaciones del codo,  hombro y rodilla, pues en ellas recae  la mayor parte del trabajo con pesas”,  confirma Alfredo.

 Acompañar, más que dirigir

El Rafa´s Gym se ha ganado el respeto de los clientes por la seriedad de  su  staff y el riguroso seguimiento de normas de control y evolución de cada afiliado. Fe de ello son las más de 50 personas que, repartidas en distintos turnos, desfilan por allí cada día.

Por desgracia, asegura Cosme, no son todos los que se dejan  orientar correctamente y no es raro  que algunos desestimen los consejos brindados. “Esta es una labor  de mucha paciencia y seguimiento.  No trabajamos con niños pequeños,  sino con adultos, pero una vez dentro del gimnasio cada uno de ellos es  mi responsabilidad”.

Por su parte, Alfredo tiene como método habitual acompañar a sus discípulos en las rutinas —haciéndolas él mismo— y crear dúos, tríos  o grupos que se apoyen durante las ejecuciones. “Nuestra principal función es organizar los entrenamientos  y eso implica dosificar las cargas en  cada una de las etapas: principiantes, continuantes y avanzados”.

De ello podríamos suponer que la presencia de personal capacitado cumple un papel preventivo y  de orientación. Cosme, el más joven  de los preparadores, lo asume así:  “Debe saber guiar al cliente todo el  tiempo para que consiga un resultado satisfactorio y alcance su objetivo, pero cuidando que no tenga  ningún problema de salud o sufra  lesiones. Ese es el centro de nuestro  trabajo”.

Para él, sus funciones no quedan dentro de los límites del recinto y asevera que “el músculo tiene  tres pilares para el aumento de su  masa: entrenamiento, recuperación  y nutrición. Si falla alguno de ellos,  también lo hará el aumento de la  masa muscular. Por eso no se trata  solo de contar con un buen profesor,  sino tener en cuenta el entorno de  cada uno de los individuos”.

 ¿A qué vamos al gimnasio?

Los cánones de belleza occidental no han quedado fuera del radar de los cubanos. Cuerpos fibrosos, fuertes, modélicos y con mínima proporción de grasa corporal marcan las aspiraciones de una gran parte de quienes  acuden a los gimnasios cada día. No  importa el precio de inscripción o las  condiciones técnicas de la instalación: los objetivos se repiten una y otra vez.

“Entre las mujeres es típico que busquen la reducción de peso corporal y el porcentaje de grasa, así como  tonificar los músculos, casi siempre  en el tren inferior. En la tercera edad  prevalecen los objetivos ligados a la  salud, mientras entre los hombres  jóvenes está presente la parte estética, muy vinculada al trabajo con el  tren superior”, explica Alexis Ruz.

Entonces, podríamos afirmar que en los últimos tiempos la moda del “gym” para algunos ha estado casi supeditada al aspecto estético. La búsqueda del cuerpo idóneo  —aspiración válida— pone en peligro muchas veces la esencia del deporte: favorecer la salud.

Afortunadamente, dice Alexis, “poco a poco tal visión ha ido cambiando, y existe en el mundo una  tendencia a ver el gimnasio no solo  como estética, sino también como  desarrollo de la capacidad física. En eso influye la inclusión de deportes  como el spinning y más reciente el  crossfit”.

 

“Las cargas pueden ser por peso, por el tiempo de trabajo o por la rapidez de la ejecución. Este tipo de gimnasio se trabaja con cargas mínimas, priorizando que se  aprenda bien la técnica del ejercicio, para luego ir aumentándolas”, Alexis Ruz. “No se deben trabajar los planos musculares todos los días, sino con un descanso mínimo de 48 a 72 horas para evitar las sobrecargas del músculo”, Alfredo García. “Algunas de las lesiones más comunes son las contracturas, tendinitis, roturas de fibras musculares o problemas en  articulaciones del codo, hombro y rodilla”. Cosme Peña.

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