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Construyendo un sueño verde

Foto: Heriberto González
Foto: Heriberto González

 

Dentro de unas semanas, cuando comience la Conferencia del Clima (Cop21)  que reunirá a cientos de jefes de Estado y Gobierno, diplomáticos, científicos, economistas y artistas, París volverá a ser el centro del  mundo. Tan grandes como esa torre  Eiffel que sorprende y seduce, son las  esperanzas de quienes ven agravarse  los indicadores medioambientales.

Hasta allí llegarán voces diversas, pero nada cambiará si el verbo no se torna acción, si el capital no apuesta por renovar la tecnología. Quizás por eso sorprende identificar entre los patrocinadores del evento, a transnacionales cuya práctica expoliadora poco  tiene que ver con el futuro del planeta. Aunque también figuran otras, que sin renunciar a la rentabilidad, desarrollan estrategias más amigables con el entorno.

Una de estas últimas es China y ha estado presente en Fihav 2015. Se trata de BYD (Build your dreams) que desde la última década del pasado siglo comenzó a despuntar como fabricante de baterías, sistemas de almacenamiento de energía solar y más  recientemente, vehículos eléctricos.

Uno de los eventos paralelos a la Cop21 será la Cumbre Climática para Líderes Locales (C40), de la cual BYD será uno de los bienhechores, pues su política empresarial es, de alguna forma, coincidente con el propósito del encuentro: fortalecer estrategias locales que permitan establecer metas más ambiciosas en la reducción  de las emisiones de gases de efecto  invernadero, así como diseñar planes  para conseguir esos objetivos y mantener informada a la ciudadanía.

“En BYD la tecnología no tiene límites, aseguró a Trabajadores Jonathan Ríos, gerente de Marketing, en el  contexto de la 33 Feria Internacional  de La Habana. De los 170 mil empleados en todo el mundo, el 10 % son ingenieros dedicados a la investigación y al desarrollo. Esto ha sido básico para el crecimiento de los últimos años y nos ha permitido soñar con una industria amigable con el medio ambiente, en la que la línea de autos y buses eléctricos desempeñan un rol muy importante”.

 

Jonathan Ríos, gerente de Marketing de BYD Auto.Foto: Heriberto González

 

Se trata de “vehículos cero emisiones” (VCE) o  Zev, por sus siglas en inglés), los cuales ni siquiera tienen tubo  de escape, pues no emiten sustancias  contaminantes ni dañinas para la salud  como sí hacen los motores de combustión interna, generadores de un sinfín  de partículas y gases que luego de la  Revolución Industrial se han acumulado peligrosamente en la atmósfera.

“El enfoque de la empresa para esta línea (VCE) es comenzar por el transporte público, explicó Ríos. Eso fue lo  que nos acercó a la C40. En el 2014 apoyamos a la ciudad china de Shenzhen  para que participara. Allí funcionan  750 buses, 850 taxis y otros 500 autos de la policía local, todos eléctricos y fabricados por BYD. Finalmente la urbe  ganó el premio por el mejor esquema de  transporte urbano sustentable.

“Ese tipo de vehículos se usa también en Hangzhou (China), Londres,  Holanda, en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, y en Tokio, cuya  compra de buses nuestros devino una  certificación de calidad, pues Japón  es un país de alto estándar en materia  de tecnología y fabricación de autos.

“La experiencia se ha extendido además a Latinoamérica. En Bogotá tenemos una flota de 50 taxis desde hace 2  años. La aceptación ha sido excelente y para el 2016 está proyectado incrementarla con 200 vehículos más. Uruguay  se ha sumado con un acuerdo similar,  50 en una primera etapa, y estamos  probando algunos buses eléctricos. En  Brasil hemos construido una planta  donde próximamente se ensamblarán  ómnibus eléctricos y baterías.

“Si los autos VCE de BYD pasan las pruebas en Bogotá, pueden pasar las pruebas en cualquier ciudad de Latinoamérica”, sentenció recientemente la  Secretaria de Ambiente del Distrito de  Bogotá, Susana Muhamad.

“Las inversiones en el sector automotriz son generalmente ren-tables, opina Ríos, y la tendencia a nivel global es a buscar soluciones a partir de la energía renovable; hay varias marcas compitiendo por ese mercado, y prueba de ello es que las ventas de híbridos y eléctricos se han multiplicado considerablemente.

“Nuestro Qin (híbrido que usa gasolina y electricidad), por ejemplo, vendió 14 mil 747 unidades en el 2014 y no es el más barato del mercado. Nissan, Toyota y Tesla están viviendo algo similar, aunque BYD los supera a todos en autonomía (400 km) y tiempo de carga (2 horas).

“Las baterías desarrolladas por BYD (hierro, fosfato y litio como componentes principales) admiten 6 mil  ciclos (cargas) en su primera vida (1015 años en dependencia del cuidado y uso). Luego pueden tener una segunda etapa con el 80 % de su capacidad  disponible.

“El principal obstáculo para desplegar los VCE es que necesitan de una infraestructura adecuadapara reabastecerse, lo que incluye voltajes altos para acortar el proceso (80 % en media hora). BYD también diseña estaciones de cargas  colectivas y domésticas, pero no las  construye”.

¿Podría asegurar que la industria automotriz puede ser rentable sin dañar al medio ambiente?

Yo soy peruano y cuando fui por primera vez a la casa matriz en China, quedé impresionado al ver una  empresa tan grande y organizada,  con reputación internacional, que le  interesa ser amigable con el medio  ambiente. Pero es que no podemos  olvidar que hay ciudades donde la  contaminación es tal que el aire se  vuelve irrespirable y la visibilidad  es casi nula. Tengo la certeza de  que BYD es capaz de crear tecnología nueva y mejorar la existente  para que esta no afecte más el clima. Aquí intentamos realizar los  llamados tres sueños verdes: tomar  la energía del sol, almacenarla y   transportarla.

Felipe Zhang representante de la empresa en Cuba.Foto: Heriberto González

 El pasado 27 de octubre embarcaron desde China hacia Cuba 719  vehículos BYD; llegarán a mediados de diciembre, son de gasolina y estarán destinados a la renta para  el turismo, aseguró a Trabajadores  Felipe Zhang representante de la  empresa en Cuba.

 Interrogado acerca del obstáculo que podría representar el bloqueo  de Estados Unidos a la isla, Zhang  recordó que su país vivió una experiencia similar en los años 60, lo  que les ha servido para “no tener  miedo” y aprender que “en el Caribe tenemos un compañero que  también es socialista y necesita  apoyo, eso ya está asentado en la  cultura de los chinos.

 “El bloqueo nos afecta, pues Cuba no puede abrir sus cartas de créditos en dólares, como hace el resto del mundo, solo puede operar en euros, pero China tiene divisas suficientes y contamos con el apoyo del Gobierno y de las empresas  de seguros”.

 El 10 % de las acciones de BYD pertenecen al inversionista estadounidense Warren Buffet: “Hasta el momento no ha habido ninguna objeción de su parte por los negocios ya firmados con Cuba, ni por  las proyecciones de incrementarlos  —explicó Zhang—, hay que tener  en cuenta que solo una pequeña  parte de los ciudadanos de EE.UU.  apoyan el bloqueo, el resto está en  contra de esa política”.

 

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