Cienfuegos, año 1980. Aparece en la región un proyecto con el nombre de Ismaelillo, el que constituyó, al pasar el tiempo, un acontecimiento nacional. Su fundador era en ese entonces profesor de la escuela primaria Pedro Romero Espinosa, ubicada en un barrio periférico de la ciudad.
Niños con serio problemas de conducta y un marcado desinterés por la escuela tenían prácticamente el curso desaprobado. ¿Qué hacer?, ¿cómo motivarlos?, eran las preguntas que le robaban el sueño al profe Gonzalo Bermúdez Toledo.
Sin ser especialista en música, recurrió a métodos pedagógicos para guiarlos en el conocimiento de los diferentes instrumentos.
Una serie de televisión titulada La semilla escondida (Premio Caracol, 1984), basada en la experiencia del proyecto, logró récord de teleaudiencia. El grupo Ismaelillo cautivó a los cubanos y a no pocos públicos extranjeros (Noruega, Holanda, Bélgica, España, República Dominicana, Francia y Ecuador).
Hoy se cumplen 35 años de que aquellos niños vieran por vez primera, en la Casa de Cultura de la ciudad de Cienfuegos, los instrumentos para formar el grupo y establecieran esa fecha como la de fundación.
Por tal motivo, conversamos con el profesor Gonzalo.
¿Cuáles fueron las ideas fundamentales que le motivaron para la concepción y materialización del proyecto?
Las necesidades psicopedagógicas en cuando a la falta de estabilidad emocional en los niños, las situaciones familiares y el desamor por la escuela. Era necesario motivarlos para que estuvieran en el plantel todo el tiempo posible, asistieran movidos por acciones que les interesaran, aprovecharan la parte académica y modificaran valores y conductas.
Según ha trascendido, el método que empleó para hacer música tenía bases matemáticas. ¿Es así?
No considero que sea un método, le llamo sistema nemotécnico, para el aprendizaje de los instrumentos musicales a través de las matemáticas, es decir, con números y símbolos.
¿Cuántas generaciones de Ismaelillo usted ha formado?
Hasta el momento, 10 en Cuba y tres en Ecuador, durante los 11 años que estuve colaborando en la selva amazónica.
¿Qué satisfacciones le ha originado el proyecto?
Desde el punto de vista profesional han sido muchas y provechosas. He tenido que estar en constante búsqueda y superación de modos y metodologías pedagógicas para lograr los resultados propuestos, y en lo personal, la creación de una familia numerosa que se ha convertido en mi motivo de vida.
Hay figuras sobresalientes de la música que comenzaron en el grupo Ismaelillo. ¿Pudiera mencionarme algunas?
Julio Ariel Diaz (trompetista), Baby Lores (Yoandis Lores Gonzalez); Idania Hernández, Ana Maria Perera, Damián López (percusionista) y Alexander Abreu.
¿Cómo valora el proyecto a la luz del tiempo y cómo concibe su futuro?
Como positivo, contribuidor al rescate de valores y en pos de la prevención, el mejoramiento humano y la utilidad de la virtud.
Marcó mi vida
Idania Hernández fue la cantante de la tercera generación del grupo Ismaelillo. Hoy es una destacada solista que se presenta en escenarios importantes del país y autora de creaciones novedosas, como la musicalización de poemas de Carilda Oliver Labra.
“Ismaelillo marcó mi vida, fue la base de todos mis conocimientos musicales que con el tiempo y el estudio he ido superándolos. Me dio la posibilidad de crear, de poner en práctica mis ideas e interpretaciones. Desde el punto de vista personal aportó a mi formación de valores, a la responsabilidad y sobre todo, a la disciplina, la que llevo muy presente en la actualidad”, afirmó con motivo del aniversario 35 del proyecto.
