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Agenda 2030: ¿quimera o realidad?

Foto tomada de internet
Foto tomada de internet

 

La Asamblea General de la ONU aprobó este viernes, en su primera sesión de la cumbre sobre los objetivos para el desarrollo sostenible, un nuevo plan de acción que luego de una lectura apresurada, parece más una quimera que una meta conquistable en 15 años.  No obstante, la llamada Agenda Post 2015 o Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, regirá los programas de desarrollo mundiales durante los 3 próximos lustros a partir de 17 objetivos, desbrozados en 169 metas que abarcan las esferas económica, social y ambiental.

“Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”, dice la resolución.

Inobjetablemente esta agenda es audaz, ambiciosa y transformadora, tal como reconoció en La Habana Myrta Kaulard, Coordinadora Residente del Sistema de Naciones Unidas en Cuba, según nota publicada en la página de esta institución.

 “Una de cada tres personas en el mundo no tiene un retrete” dice el impreso en los rollos de papel higiénico en el edificio de la Onu y hacen referencia al objetivo número 6 de la nueva agenda de desarrollo que establece que para 2030 todos deberían tener garantizado “el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables”.

El documento “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” es el producto de más de tres años de esfuerzos que comenzaron con la Cumbre de Rio+20, el trabajo del panel de alto nivel de personas eminentes, el trabajo del Sistema de Naciones Unidas  y el resultado del proceso de negociación más inclusivo y transparente de la historia de las Naciones Unidas, dice Kaulard.

Pero esta “hoja de ruta para acabar con la pobreza y construir una vida digna para todos sin dejar a nadie atrás”, merecería tener en cuenta las recomendaciones realizadas por varios mandatarios ante el foro, entre ellos el presidente cubano Raúl Castro Ruz, quien en su discurso del sábado 26 de septiembre recalcó la importancia de que los debates sobre temas como los objetivos de desarrollo sostenible conduzcan a acuerdos que luego se conviertan en acciones.Una “agenda sin compromisos medibles ni calendarios”, no es proporcional a los objetivos trazados, dijo el General de Ejército y presidente de los consejos de Estado y de Ministros de Cuba: “Habría que construir otra arquitectura financiera internacional, eliminar el monopolio tecnológico y del conocimiento, y cambiar el orden económico internacional vigente”, dijo Raúl en la segunda jornada de del foro donde también intervinieron otros 90 oradores que enriquecieron la propuesta con sus puntos de vista nacionales y regionales.

No obstante las carencias de la Agenda 2030, es justo reconocer que los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) incluidos, superan los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados en el 2000 y que pocas naciones pudieron cumplir. Cuba fue una de las que lo consiguió.

Los nuevos ODS son “indivisibles, integrados, e interrelacionados” y  “llaman a la construcción de sociedades pacíficas, incluyentes y bien gobernadas con instituciones receptivas como base para la prosperidad compartida”. En ellos se reconoce que “no podemos alcanzar nuestros objetivos de desarrollo sin abordar al mismo tiempo los derechos humanos y las cuestiones humanitarias complejas”, dice Kaulard en el texto citado.

Pero la Agenda 2030 parte de la utopía de que todos seremos “ciudadanos globales responsables, que se preocupan por  los menos afortunados, por los ecosistemas de nuestro planeta  y por el medioambiente de lo cual dependen todas las formas de vida”, aunque la realidad nos revela un mundo asolado por el individualismo, la sociedad de consumo, la violencia, el terrorismo y evidentes formas de neofascismo.

Una vez más, los medios de comunicación más importantes del mundo están pendientes de qué acuerdan los jefes de estado y representantes de las 193 naciones que integran la Onu, y cuánto de su deuda histórica con los pobres, estarán dispuestos a saldar los países más ricos.

Otra parte de la humanidad, mayoritaria por desgracia, ni siquiera sabrá de esas tensas jornadas negociadoras que llevaron a una Agenda que los asume como sujetos en desventaja con derecho al desarrollo sostenible. Para ellos, recordados en los baños del edificio de las Naciones Unidas por un impreso en el papel higiénico que dice “una de cada tres personas en el mundo no tiene un retrete”, este evento ni siquiera existe.

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