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El pueblo santiaguero, hospitalario por tradición, desbordó sus modos de ser afable y espontáneo durante todo el recorrido del Papa Francisco por las calles de la Ciudad Héroe.
Desde su entrada misma a la urbe oriental, proveniente del poblado campestre del Cobre, donde ofició Santa Misa, el máximo representante de la Iglesia Católica pudo apreciar el respeto y afecto de santiagueras y santiagueras por su persona y lo que él representa.
La Avenida de los libertadores, la Plaza de Marte, Aguilera, la Plaza Dolores, todos estos espacios citadinos fueron testigos del paso de la caravana papal y en cada uno de ellos se hizo patente el júbilo popular, con banderas cubanas y del Vaticano movidas al viento.
Al filo de las 10 y 5 de la mañana Su Santidad, siempre sonriente, arribó a los predios de la Catedral de Santiago de Cuba, en el punto fundacional de la otrora Villa, donde se reunirá con familias de todo el país.
La tierra santiaguera le abrió su corazón al Papa trasmutado en el alma de sus hijos e hijas quienes gozosos esperan la bendición que el Sucesor de San Pedro le regala a este pueblo heroico, rebelde y hospitalario.
