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Dios quiere una iglesia pobre y misericordiosa, dice el Papa Francisco (+ fotos)

fotos: Heriberto González
fotos: Heriberto González

En lugar de la homilía que el papa Francisco había preparado para la Plegaria de las Vísperas con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas que tuvo lugar en La Catedral de La Habana en la tarde de este domingo,  el Santo Padre improvisó un discurso dedicado a la pobreza y a la misericordia, inspirado en las intervenciones del Cardenal Jaime Ortega y Sor Yaileny Ponce, quienes le precedieron.

La palabra pobreza es incómoda y el cardenal (Jaime Ortega) la repitió varias veces porque quiso que la escucháramos y la recibiéramos en el corazón, dijo el Sumo Pontífice. El espíritu mundano no la quiere, la esconde, no por pudor sino por desprecio, y  si tiene que pecar para que no le llegue la pobreza, lo hace.

El espíritu del mundo no ama el camino del Señor que se hizo pobre, afirmó.Es la pobreza que le dio miedo a aquel muchacho tan generoso que había cumplido todos los mandamientos y cuando Jesús le dijo, vende todo lo que tienes y dáselo a lospobres, se puso triste pues le tuvo miedo a la pobreza.

La pobreza siempre tratamos de escamotearla. Hay que saber administrar los bienes, pero cuando entran al corazón y comienzan a conducir tu vida, perdés. Ustedes, sacerdotes, consagrados y consagradas, les puede servir lo que decía San Ignaciode que la pobreza es el muro y la madre de la vida consagrada. La madre porque engendraba más confianza en Dios y el muro porque la protege de toda mundanidad.

Cuantas almas generosashan sido destruidas como la del joven entristecido, almas que empezaron bien pero se les fue apegando el amor a esa mundanidad rica y terminaron mal, mediocres, sin amor, porque la riqueza pauperiza mal, nos quita lo mejor, nos hace pobres de la única riqueza que vale la pena.

fotos: Heriberto González

Una vez un viejo cura sabio me contaba, hablando de cuando se mete el espíritu de mundanidad rica en el corazón de un consagrado, de un obispo, y empieza a amontonar plata para asegurarse el futuro, que entonces no estaba confiando en Dios, sino en una compañía de seguros y en esos casos los ecónomos desastrosos son las mejores bendiciones de la iglesia porque los hace pobre, los manda a la quiebra. Dios quiere a nuestra santa madre iglesia pobre como María.

Felices los pobres que no están apegados a la riqueza, aseguró y llamó a los presentes a evaluar sucapacidad de despojo interior, algo que podría  hacer bien a la vida presbiteral.

En la segunda parte del sermón, el papa Francisco se refirió al testimonio aportado por Sor Yaileny Ponce.  “La hermana habló de los últimos, de los más pequeños, que aunque sean grandes, terminamos tratándoles como niños porque así se presentan” y recordó que “en el protocolo sobre el cual vamos a ser juzgados dice: lo que hiciste al máspequeño de mishermanos, me lo hiciste a mí”.

“Hay servicios pastorales que pueden ser mas gratificantes, sin ser malos ni mundanos, pero cuando uno busca la preferencia interior en el más abandonado, en el más enfermo, en el que nadie tiene en cuenta, en el que nadie quiere, y le sirve, esta sirviendo a Jesús de manera superlativa.

“A vos te mandaron a donde no querías ir y lloraste, lo cual no quiere decir que seas una monja llorona  —Dios nos libre de aquella monja que anda llorando todo el díaporque le “hicieron un sin razón”, como decía la madre Teresa de Calcuta—, te mandaron a una casa de misericordia donde la ternura y la misericordia del padre se hace más patente, se hace carísima.

“Cuántas religiosas y religiosas queman su vida acariciandomaterial de descarte, esos a quienes el mundo desprecia, a quienes el mundo prefiere que no esténmás y hoy, cuando hay  métodos de análisis que prevén enfermedades degenerativas, los mandan de vuelta antes de que nazcan.

“Una chica nueva, llena de ilusiones empieza su vida consagrada haciendo viva la ternura de Dios en su misericordia. A veces no saben, no entienden, pero qué lindo es para Dios, y qué bien hace auno la sonrisa de ese que no sabe sonreír, del que te quiere besar y no sabe y te babosea la cara. Esa es la ternura de Dios,

“Quemar la vida así, con material de descarte, solo nos habla de una persona,  de Jesús, que se hizo nada, se anonadó por otros. Esa gente a la que vos dedicás a tu vida son nada, se les esconde, no se les visita, y si se puede, se les manda de vuelta.Gracias por lo que hacésy en vos a todas esas mujeres consagradas al servicio de lo inútil, porque no se puede ganar plata ni se puede llevar adelante nada constructivo con esos hermanos nuestros máspequeños, pero en ellos resplandece Jesús y mi obsesión esJesús”, apuntó Francisco.

Acerca de la labor sacerdotal,  el Papa Francisco recordó que “hay un lugar privilegiado donde también aparece ese hermano más pequeño: el confesionario. Ahí donde ese hombre y mujer te muestra su miseria, la misma que tenés vos solo que Dios no te dejó llegar allí, por favor no lo retes, no lo castigues, pensá que vospodés ser esa persona y que en ese momento tenés un tesoro en las manos que es la misericordia, alertó.

“Que los sacerdotes no se cansen de perdonar como lo hacíaJesús”,reclamó, que no se escondan en miedos o rigidices.  “No te pongas neurótico, no lo eches del confesionario, Jesús los abrazaba, los quería”, afirmó.

“San Ambrosio tiene una frase que me conmueve: donde haymisericordia está el espíritu de Jesús, donde hay rigidez, están solamente sus ministros. Hermanos sacerdotes, obispos, no le tengan miedo a la misericordia, dejá que fluya por tus manos.

fotos: Heriberto González

“Esto es lo que se me ocurre decir después de haber escuchado es todos dos profetas que me antecedieron, concluyó el Sumo Pontífice, que Dios nos conceda la gracia que ellos nos han sembrado en el corazón, la pobreza y misericordia porque en ellas está Jesús.

Antes de la improvisada homilía del papa Francisco a la comunidad eclesiástica reunida (sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y otras personas consagradas) en la Catedral, el cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, había explicado que “este grupo, aparentemente tan heterogéneo, está unido en mismo amor a Cristo”, y reconoció que la “pobreza ha sido la riqueza de nuestra iglesia”.

A continuación entregó su testimonio Sor Yaileny Ponce Toirres, hija de la Caridad, quien labora en el Hogar de impedidos físicos y mentales  La Edad de Oro,  institución dirigida y administrada por el Ministerio de Salud Pública y “que alberga a 200 pacientes de ambos sexos con distintas patologías relacionadas con encefalopatías crónicas”.

Ese lugar “es bello porque allí, en sus hijos más débiles,  habita y se manifiesta Dios”, dijo la monja Ponce Torres.

Al concluir la liturgia religiosa de la Plegaria de las vísperas, el papa Francisco se asomó a la plaza de la Catedral para saludar a las familias y jóvenes allí reunidos a los que también dirigió algunas palabras.

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