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Más allá de la colina universitaria

La nueva sede de la Facultad de Turismo, en 23 y G, Vedado, donde la cooperativa Micaral fue decisiva.
La nueva sede de la Facultad de Turismo, en 23 y G, Vedado, donde la cooperativa Micaral fue decisiva. Foto: Agustín Borrego Torres.

“A partir de septiembre la Universidad de La Habana (UH) tendrá las mejores condiciones de los últimos años, desde el punto de vista de la infraestructura”, afirmó Carlos Manuel Pérez Cuevas, director general de la Unidad Presupuestada de Aseguramiento, a pocos días de iniciarse el curso escolar 2015-2016.

Más de 160 mil metros cuadrados de superficie construida —cinco años atrás catalogada en un 50 % de regular o mala—, 13 cocinas comedor y cinco residencias estudiantiles, son apenas unos ejemplos de la complejidad de un trabajo, que muchas veces queda anónimo tras el quehacer de aulas y docentes.

Sin embargo, con un empeño que contagia a quienes le rodean, hoy Carlos Manuel comenta con satisfacción algunos de los avances constructivos que coadyuvarán a que tanto alumnos como profesores se sientan más a gusto en la bicentenaria casa de altos estudios, con aulas pintadas, nuevos laboratorios y residencias estudiantiles totalmente reparadas.

Una estructura dispersa

El campus universitario más conocido es la colina universitaria —explicó— pero la universidad tiene instalaciones en toda la ciudad: en la barriada de Miramar, varios centros de investigación; al oeste, el Instituto de Farmacia y Alimentos; en el sur, el Jardín Botánico Nacional; en el este, residencias que albergan a más de mil educandos (dos en Alamar y una en el reparto Bahía), además de las del Vedado (12 y Malecón y F y 3a), edificios de más de 20 plantas, los cuales requieren sistemas ingenieros muy complicados.

Es una infraestructura bastante dispersa, que cuenta con edificaciones patrimoniales, ya sea por la antigüedad o porque son acreedoras de premios de arquitectura u otros reconocimientos. Según Carlos Manuel, otro elemento que complejiza el trabajo es que muchos de los inmuebles están mal explotados porque fueron diseñados para determinadas funciones y en la actualidad se hacen otras. Tal es el caso del edificio de L y 21, construido para oficinas y, sin embargo, allí radican tres facultades (Geografía, Economía, y Contabilidad y Finanzas).

Residencias estudiantiles en mejores condiciones

En muchas ocasiones los mantenimientos constructivos no fueron totalmente correctos, ni suficientemente abarcadores. Por ello desde hace algunos años se puso en práctica una política para incrementarlos, así como las inversiones.

Tal proceso se intensificó a partir del VI Congreso del Partido, y de la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social. La universidad entonces pudo contratar —de conjunto con fuerzas estatales— cuentapropistas y cooperativas y vincularlos a la recuperación de su infraestructura.

En los últimos tres años eso nos ha permitido —aseveró— dedicar alrededor de 36 millones de pesos a la recuperación, dígase aulas, laboratorios, residencias estudiantiles, áreas culturales y deportivas, parques, tarjas y monumentos.

Carlos Manuel Pérez Cuevas, director general de la Unidad Presupuestada de Aseguramiento de la Universidad de La Habana. Foto: Agustín Borrego Torres.

Argumentó con orgullo que en septiembre los más de mil universitarios becados en La Habana del Este contarán con una mejor situación de alojamiento. Micro X y Alamar VI ya tienen condiciones óptimas; en tanto Bahía tendrá, de sus 100 apartamentos, 60 totalmente reparados al final del presente año. No obstante, aclaró que un problema todavía no solucionado es el cambio del mobiliario, donde excepto las literas y un nivel de taquillas, hay que reponerlo todo.

Se ha trabajado en las fachadas de F y 3a y 12 y Malecón; en ambas se ejecuta de manera paulatina una reparación interior, sin embargo no se ha podido llevar a cabo el programa de rehabilitación de las redes hidrosanitarias, por no contar con los recursos especiales que requieren inmuebles de esa altura.

Informó que en el edificio de L y 21 se instaló un nuevo elevador; ya están en el país dos para 12 y Malecón, así como otros para edificaciones más pequeñas. De igual manera, se han situado cámaras frías en todos los comedores y, en cuanto a los laboratorios, se lleva a cabo un programa que pondrá en mejores condiciones a las facultades de Ciencias Naturales desde el punto de vista constructivo.

Turismo: ¡al fin con una facultad propia!

Luego de varios años de peregrinar por diversos espacios y locales de la UH, la Facultad de Turismo tendrá a partir de septiembre en G y 23 un espacio propio; con anterioridad allí estuvo ubicada la de Comunicación, que desde hace varios cursos funciona contigua a la revista Bohemia.

De la misma manera, también Educación a Distancia contará con una nueva sede en el Vedado (en las calles 23 y 24), lo cual permitirá poner en marcha un antiguo proyecto científico-académico en el edificio Varona, que se convertirá en el Centro de Convenciones de la Universidad, y a finales de año debe tener 10 nuevos salones, con estándares internacionales para desarrollar eventos y brindar servicios de alta calidad para nacionales y extranjeros.

Otras buenas noticias son que se reparará (hoy en fase de diseño) la cafetería central de la UH, en los bajos de la Facultad de Filosofía e Historia; comenzaron las labores de recuperación del Guiteras (situado a un lado de la escalinata), y con posterioridad se iniciarán las acciones en el Noyola (al otro costado, antiguo edificio de Ciencias Comerciales), el cual se rescatará para la Facultad de Contabilidad y Finanzas.

Durante los meses de verano, Derecho recibió mantenimiento —hace varios cursos fue objeto de una reparación capital— y en los próximos días en sus predios se celebrará el aniversario 70 del ingreso del líder histórico de la Revolución cubana a la universidad.

Otras acciones constructivas se realizan en la Biblioteca Central y en las facultades de Matemática y Computación, Psicología, Biología, y en Lenguas Extranjeras (en las calles 19 de Mayo y Ayestarán), donde en los meses venideros debe ubicarse un nuevo laboratorio para la enseñanza del idioma italiano, gracias a un convenio de colaboración con la universidad de Roma III.

Asimismo, en el barrio chino se ha reparado totalmente el antiguo restaurante Pacífico, que será la sede del Instituto Confucio para aprender el idioma y la cultura chinos. La obra fue una inversión de la Oficina del Historiador, con financiamiento del Gobierno chino, que dispondrá de nueve aulas, laboratorios de idioma e Internet, centro de documentación y salas expositivas.

Todo este ambicioso plan de mantenimiento cuenta con un respaldo financiero de 13 millones de pesos y 1,3 millones de CUC, aunque “la política del Estado siempre ha sido incrementar el presupuesto en la medida en que hemos sido capaces de avanzar”, significó Carlos Manuel.

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